De nuevo uno de los estudios epidemiológicos masivos, el Health Professionals Follow-up study, nos aporta información sobre alimentos y enfermedades, en este caso los refrescos y las enfermedades cardiovasculares. Los investigadores de Harvard (con el incombustible Willett entre ellos) han publicado el artículo "Sweetened Beverage Consumption, Incident Coronary Heart Disease and Biomarkers of Risk in Men" en la revista Circulation, en el que explican que tras analizar los datos obtenidos durante 22 años de más de 40.000 hombres, el riesgo de padecer este tipo de enfermedades aumentó un 20% entre los que consumían más refrescos con azúcar.
Lo cierto es que analizando los resultados se encuentran bastantes puntos oscuros: Las diferencias de riesgo son bastante pequeñas entre el grupo que menos y el que más consume (con la consiguiente posibilidad de no haber eliminado el efecto de otras variables). Y del total de los cuatro grupos los sujetos incluidos en los tres primeros beben muy poco refresco.
Aunque no es para asustarse demasiado y hay que tomarse el estudio con reservas, parece que incluso la costumbre de tomar un refresco al día (que es la cantidad del grupo que más bebe) podría ser contraproducente. La buena noticia es que no se ha encontrado ninguna relación entre estas enfermedades y los refrescos con edulcorantes artificiales. Pero tampoco eso significa que podamos beberlos a destajo, hay que recordar que en el grupo mas bebedor se habla de un refresco al día.
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