La reciente publicación hace unos días del estudio "Low carbohydrate-high protein diet and incidence of cardiovascular diseases in Swedish women: prospective cohort study", en el que los autores deducen que reducir los carbohidratos y aumentar las proteínas está correlacionado con un aumento del riesgo de la enfermedad cardiovascular, ha vuelto a encender el debate entre los defensores del low-carb y los detractores de este tipo de dietas (recomiendo ver los comentarios que ha generado en la web de BMJ). No es el primer estudio observacional masivo a largo plazo en el que se analizan las enfermedades cardiovasculares y su relación con las dietas bajas en carbohidratos y altas en proteínas. Ni tampoco es el primero en el que se ha encontrado cierta correlación con el aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular. No son valores muy elevados, pero sí estadísticamente significativos. Aunque merecen un análisis más detallado, que haré en un próximo artículo, podemos hacer unas cuantas reflexiones generales.
¿Significa esto que todas las dietas bajas en carbohidratos son peligrosas? No, eso no se sabe. Son estudios tan genéricos que dan pocas pistas para respuestas tan concretas. Sobre todo hay dos temas que quedan pendientes:
1. Ninguno nos habla de "la calidad" de los carbohidratos, es decir, se meten en el mismo saco 100 gramos de carbohidratos procedentes de la fruta y 100 gramos procedentes de las galletas y como se explica en el libro "Lo que dice la ciencia para adelgazar...", no son los mismo, ni mucho menos. Lo señalan los propios autores del estudio con la frase "no se descarta que dietas bajas en carbohidratos refinados y altas en proteínas vegetales y grasas insaturadas puedan no tener efectos negativos en la salud cardiovascular".
2. Las dietas bajas en carbohidratos suelen suponer un aumento del consumo de diferentes proteínas animales y en los estudios no se analiza de forma segregada el riesgo que aportan cada tipo de ellas: Carne procesada, roja, blanca o pescado. Así que el impacto negativo podría venir del mayor consumo de carne procesada o roja, que otros estudios ya han correlacionado con el aumento de este riesgo.
¿Se podría pensar que existen dietas relativamente bajas en carbohidratos y saludables? Pues otros estudios en los que se utilizan otras referencias parecen indicar que sí. Por ejemplo, en estos se ha observado un menor riesgo cardiovascular en dietas con carbohidratos de bajo índice glucémico:
- Glycemic index and glycemic load are associated with some cardiovascular risk factors among the PREMIER study participants.(2012)
- Dietary glycemic load and glycemic index and risk of coronary heart disease and stroke in Dutch men and women: the EPIC-MORGEN study (2011).
- Glycemic index, glycemic load, and chronic disease risk--a meta-analysis of observational studies (2008).
Entonces, ¿qué pasaría si siguiéramos una dieta baja en carbohidratos en la que éstos provengan de alimentos de bajo índice glucémico? No se sabe, no existen estudios que hayan analizado directamente esta variante. De momento, aunque todavía los resultados no son concluyentes, todos los indicios parecen indicar que a largo plazo una dieta saludable cardiovascularmente no debe ser demasiado baja en carbohidratos (intentaremos concretar qué significa esto) y siendo recomendable que éstos se obtengan principalmente de fuentes de bajo índice glucémico, tales como hortalizas, frutas, frutos secos, alimentos integrales, legumbres, etc. Pero que quede claro que es una conclusión que deberá confirmarse en futuros estudios. Y de cualquier forma, recordemos que estamos hablando solamente de salud cardiovascular, hay otros muchos ámbitos de la salud y otras enfermedades en las que influye la dieta.
Por otro lado, y como los propios autores indican, estos estudios no dan respuesta a otras cuestiones. En primer lugar, sus conclusiones no serían aplicables al uso de dietas bajas en carbohidratos en periodos concretos o relativamente cortos, ya que en esos casos los estudios indican que algunos indicadores relacionados (HDL, triglicéridos, inflamación) incluso suelen mejorar. Y en segundo lugar, sigue sin conocerse el efecto de las dietas muy bajas en carbohidratos o cetogénicas a largo plazo, ya que estos estudios no analizan casos con cantidades tan bajas de este nutriente.
Para terminar y como he dicho al principio, hay que interpretar en detalle los datos del estudio que encabeza el post, porque si los analizamos detenidamente quizás tengamos que matizar bastante las conclusiones. Estoy seguro que el análisis le resultará interesante, así que no se lo pierda en un próximo artículo, titulado "¿Son peligrosas las dietas bajas en carbohidratos a largo plazo? (II)- El último estudio" .
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