Lo que dice la ciencia para adelgazar de forma fácil y saludable

5 jul 2012

¿Son malas las dietas bajas en carbohidratos a largo plazo? (II) - El último estudio negativo

Como decía en el post anterior de esta serie, vamos a analizar un poco el último estudio con resultados negativos para las dietas bajas en carbohidratos y altas en proteínas y su relación con las enfermedades cardiovasculares "Low carbohydrate-high protein diet and incidence of cardiovascular diseases in Swedish women: prospective cohort study", revisando sus fortalezas y debilidades.

Como resumen del mismo, hay que destacar que se ha hecho seguimiento a más de 40.000 mujeres durante más de 15 años, por lo que es una muestra muy importante. Los autores del estudio concluyen que con este tipo de dietas aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular, en concreto un 4% por cada 20 gramos menos de carbohidratos que se comen, o unos 7 gramos más de proteínas. Y es importante recordar que se trata, como es habitual en epidemiología nutricional, de un estudio observacional (se recopilan comportamientos, sin entrar a modificarlos aleatoriamente), es decir, en el que es muy difícil de justificar la causalidad de una variable concreta sobre una consecuencia porque podría estar influenciada por otra variable, sobre todo si la correlación no es muy elevada.

Análisis de resultados 
La tabla con los resultados finales recopilados es esta:


Los cinco grupos de números de la parte superior indican los cinco grupos en los que se han divido las mujeres, en función de su dieta. Puntuaciones cercanas a 0  indican que comen muchos carbohidratos y pocas proteínas  (grupo <6) y cercanas a 20 que comen pocos carbohidratos y muchas proteínas (grupo >16). Aunque el método complica los cálculos, podríamos hacer una aproximación de la proporción (en calorías) de cada nutriente carbohidratos-proteínas en la dieta y para que así pueda usted situarse en alguno:

Grupo <6: 65% carbos, 7% proteínas
Grupo 7-9: 60% carbos, 10% proteínas
Grupo 10-12: 50% carbos, 15% proteínas
Grupo 12-15: 40% carbos, 20% proteínas
Grupo >16: 35% carbos, 25% proteínas

Como se puede observar, realmente ninguno de los tramos se corresponde con lo que suele llamarse una dieta baja en carbohidratos, ya que la cantidad mínima de este nutriente es de aproximadamente un 35% del total de las calorías aportadas.

Estos son los mismos datos de la tabla, representados en un gráfico (a la izquierda y en vertical se representa el porcentaje de riesgo y abajo y en horizontal los cinco grupos de mujeres, cuanto más a la derecha, comen menos carbohidratos y más proteínas):



Empecemos por analizar la línea azul superior, que es el caso de la cardiopatía isquémica (lo que solemos llamar infarto). A partir del grupo 10-12 está bastante claro el aumento de riesgo, aunque resulta extraño que baje significativamente en el tramo 7-9. ¿Si al reducir los carbohidratos aumenta el riesgo, por qué se reduce en ese segundo grupo? 

Veamos ahora los otros cuatro tipos de enfermedades cardiovasculares, de la línea roja para abajo, especialmente hasta el tramo de 10 a 12.. ¿Realmente le parece que hay una tendencia positiva desde el valor <6 hasta el 10-12 en esas cuatro líneas? Tres de ellas bajan significativamente al pasar del tramo 7-9 al 10-12 (la roja, la verde y la negra). Los autores nos indican que estadísticamente sí que hay una progresión ascendente en global, pero a mí me cuesta mucho verla en los tres primeros grupos, sinceramente.

Precisión del estudio

Por otro lado, también podría ser discutible el método mediante el que se ha recogido la información diatética entre las participantes, autocompletado de un cuestionario al principio del experimento. Aunque en estos estudios observacionales mediante cuestionarios autorealizados hay muchas posibilidades de que no se recoja la información correctamente (mucha gente infravalora lo que realmente come), en este caso la distorsión puede ser especialmente importante, ya que la información nutricional sólo se tomó una vez en quince años, al inicio.

Respecto al sistema de los grupos, aclarar primero que la puntación se calcula de la siguiente forma: 
  • La ingesta de carbohidratos puntúa de 1 a 10. Se obtienen 10 puntos si se comen 125 gramos al día o menos (dieta baja en carbohidratos) y 1 punto si se comen 275 gramos o más (dieta alta en carbohidratos). Resto de puntos intermedios (2,3,4,5,6,7,8 y 9) se calculan aproximadamente por tramos de 20 gramos.
  • La ingesta de proteínas puntúa también de 1 a 10. Se obtienen 10 puntos si se comen 90 gramos al día o más (dieta alta en proteínas) y 1 punto si se comen 20 gramos o menos (baja en proteínas). Resto de puntos intermedios se calculan aproximadamente por tramos de 7 gramos.
El problema es que en el grupo de 11 puntos entrarían aquellas mujeres que cumpen todas estas combinaciones de parejas de puntuaciones sobre proteínas y carbohidratos: 1+10, 10+1, 2+9, 9+2, 3+8, 8+3, 4+7, 7+4, 5+6, 6+5. Es decir, una enorme diversidad de dietas, con proporciones de carbohidratos y proteínas de todo tipo. Por lo tanto parece que es un método que podría servir para orientar en aspectos muy generales o para identificar variables muy claras, pero con tanta imprecisión en sus planetamientos generales sorprende que aporte resultados tan precisos.

Nivel de riesgo

Mire ahora la escala de la izquierda del gráfico y fíjese también los órdenes de los valores en los que cambia el riesgo. Varias líneas ascienden un máximo de una unidad de riesgo (1%), y la que más varía, la cardiopatía isquémica, llega a cuatro unidades (4%). Una cantidad muy pequeña, difícil de asegurar que no esté influenciada por otras variables y cercana a valores no significativos estadísticamente. Sin embargo, los datos son los que son, tampoco hay que cerrar los ojos. 

¿Y son datos para asustase? Bueno, el miedo es libre, pero debería basarse en comparaciones, para poder priorizar qué es más relevante. En el estudio el riesgo de ictus parece aumentar menos de un 5% y los autores han calculado un aumento del riesgo total de enfermedad cardiovascular en un 20% hasta el tramo 10-12 y en un 60% hasta el tramo >16; Comparémoslo con otros tipos de riesgo:
  • Si usted fuera un fumador, su riesgo de padecer ictus aumentaría un 100% si se compara con un no fumador (como puede comprobar en este otro estudio). 
  • Si no hace ejercicio y tiene una vida sedentaria, el riesgo de enfermedad cardiovascular aumentaría un 100% si se compara con alguien que hace ejercicio,  como puede comprobar en este otro estudio.
  • Si sufre obesidad (índice de masa corporal mayor de 30), su riesgo de morir por enfermedad cardiovascular aumenta un 70%, como se concluye en este estudio
  • Si sigue una dieta alta en carbohidratos refinados o de rápida absorción el riesgo de enfermedad cardiovascular es un 90% mayor, como se puede ver en este estudio.
  • Si sufre estrés, el riesgo de algunos accidentes cardiovasculares aumenta al menos un 100%, como puede leerse aquí y aquí.
Todavía quedan cosas por analizar, como por ejemplo, el resto de estudios que también ha explorado las peligrosidad de dietas low-carb. Lo veremos en la siguiente entrega, "¿Son malas las dietas bajas en carbohidratos a largo plazo? (III) - Otros estudios"

4 comentarios:

  1. La verdad es que tengo que decir que un estudio como este (y muchos otros), así como cierto tipo de consejos nutricionales, me entran por un oído y me salen por el otro. La razón es que me resulta totalmente imposible saber qué porcentajes consumo de carbohidratos, proteínas, etc. ¿Quién hace eso? Me resulta difícil creer que, excepto algunos chalados del fitness y enfermos con dietas vigiladas, lo pueda saber alguien. Se pueden saber cosas como que abusamos del pan, dulces, café, que comemos pocos vegetales, etc.; pero más...

    Yo me hago la comida a ojo y no como igual todos los días, y como yo supongo que la mayoría de la gente (excepto esos inexplicables ejemplares que se alimentan de cuatro platos fijos). Las cantidades de los alimentos a veces depende más de la receta que de consejos nutricionales. Siempre me han parecido imposibles de seguir esos consejos de "tantas piezas de tal cosa al día". Eso hace horrible el comer, comer no puede ser una disciplina de cantidades de nutrientes.

    Hacerse la comida sin norma alguna ya es un quebradero de cabeza muchas veces simplemente por aliviar la rutina y hacer frente al "¿qué comemos hoy?". Recuerdo a mi madre siempre agobiada por esto que ahora me pasa a mí como adulto. Como para convertirlo encima en una fórmula química.

    Resumiendo mi manera de comer: me apetece o no me apetece, me sacio o no me sacio. Nada de contar nutrientes o calorías, solo unas normas básicas y restricciones como ciertas cosas que ni entran en casa.

    Creo que, juzgando a ojo, me alimento bien. Tengo la suerte de pertenecer a una cultura con una dieta tradicional saludable y continuar la tradición de cocinar en casa, algo cada vez más raro. Sobre esta afortunada base he añadido consejos nutricionales modernos. Pero afinar más no puedo. Ni quiero. Como dices en el libro, la dieta no es una penitencia.

    Un saludo

    ResponderEliminar
  2. Hola, Gerardo.
    Coincido en que a la gente lo importante es enseñar, de forma sencilla, lo que es una alimentación saludable. El problema es que los alimentos y cómo los tomamos está cambiando los últimos años, y la información se está degenerando, así que la ciencia debe entrar a "poner orden". Pero el método científico exige estudios complejos, como este (o más bien mejores), con datos y metodologías complicadas, que después deben ser convertidos en recomendaciones sencillas. El día que todo el mundo coincida en las reglas sencillas sobre "qué es comer bien", estará conseguido. Pero, como supongo que ya habrás comprobado, la tónica general no es una cultura nutricional elevada. Ni mucho menos.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  3. que opinas de este estudio centinel
    http://ajpendo.physiology.org/content/early/2013/08/21/ajpendo.00208.2013

    ResponderEliminar