El marketing del miedo
Antes de empezar, me parece oportuno hacer unas reflexiones previas.
Una de las formas más toscas y simples de vender un producto, un servicio o una idea es criticando a la competencia. Aunque una de las reglas más básicas del marketing afirma que para convencer a alguien de que algo es bueno nunca hay que hacerlo a costa de reprobar a su más directo competidor, es un método al que se recurre a menudo. Realmente este comportamiento surge cuando no se puede demostrar que algo tiene valor por si mismo (lo cual lo devalúa automáticamente), pero hay que reconocer que si la crítica negativa es especialmente exagerada o se mezcla con el miedo, llega hasta nuestros instintos más primarios y nos acaba influyendo.
Así que los vendedores de milagros (tratamientos, productos, dietas, suplementos...) utilizan mucho este recurso. A menudo insinúan o directamente afirman que todos sus competidores venden veneno, productos tóxicos, compuestos peligrosos o ideas dañinas. Y el caso de los edulcorantes que sustituyen al azúcar no es una excepción. Gran cantidad de gurús y charlatanes del entorno de las dietas que desarrollan teorías basándose en la pseudomedicina suelen arremeter contra los sustitutos artificiales del azúcar, achacándoles todo tipo de efectos terribles.
¿Hay algo de cierto en todo lo que afirman? ¿Tenemos razones para preocuparnos? La situación de los edulcorantes artificiales ha evolucionado de forma curiosa. Cuando empezaron a utilizarse, en la época del auge de lo light, parecían ser el milagro sin calorías que solucionaría la epidemia de obesidad. También eran especialmente útiles para personas diabéticas, que podían seguir saboreando el sabor dulce sin temer por sus niveles de azúcar en sangre. Los años pasaron, la epidemia de obesidad aumentó y las mencionadas acusaciones sobre ellos empezaron a hacerse populares, pasando de héroes a villanos en relativamente poco tiempo.
El aspartamo
Entre los llamados sustitutos del azúcar utilizados en los alimentos, los más utilizados son aspartamo, ciclamato, sacarina, stevia y sucralosa. Como ha podido deducir por el título, en este post voy a centrarme en el aspartamo, clasificado como aditivo con el código E951, ya que suele ser uno de los más vapuleados por los amantes del marketing del miedo. Supongo que Coca Cola lo utilice mucho y que Monsanto lo fabricara durante un tiempo tendrá bastante que ver.
De cualquier forma, quiero adelantar que todos ellos han pasado rigurosos procesos de aprobación por parte de organismos y agencias especializadas en seguridad alimentaria en muchos países, que revisan la evidencia científica existente mediante sus paneles de expertos y que finalizan con recomendaciones calculadas con unos márgenes de seguridad muy amplios, decenas e incluso centenares de veces mayores que los consumos normales. En este enlace de la EFSA (la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria) se pueden conocer un poco más los requisitos y pasos seguidos para ello.
Para empezar con el aspartamo lo voy a tener bastante fácil, porque la EFSA ha publicado a principios de 2013 su último informe sobre el mismo, que puede descargarse desde este enlace. El estudio completo son más de 200 páginas, con unas conclusiones bastante claras: No hay pruebas de que el aspartamo por debajo de las cantidades máximas establecidas (menos de 40 mg /kg de peso) cause ningún daño ni problema para la salud y puede considerarse seguro con un gran margen de confianza. Solo se han encontrado evidencias de algún posible efecto negativo en el feto de mujeres embarazadas que sufran fenilquetonuria (PKU), una enfermedad muy poco frecuente.
La EFSA también ha publicado una web respondiendo a FAQs o preguntas frecuentes, que incluye respuestas a interesantes cuestiones, como la razón para hacer la revisión, resumen de las conclusiones, tipos de estudios incluidos, etc.
Los estudios más polémicos
Sin embargo, estoy seguro que muchos de ustedes habrán leído que existen estudios con pruebas de que este aditivo provoca enfermedades muy graves, especialmente si visitan las páginas de quienes afirman cosas como las que he descrito en los párrafos anteriores (y que muy a menudo venden sus propias alternativas). Así que vamos a ver cuáles son y qué ocurrió con ellos.
Uno de los polémicos estudios más citados se publicó en 1996 "Increasing brain tumor rates: is there a link to aspartame?", disponible completo en este enlace. Sus autores relacionaron el aumento de tumores cerebrales con el aspartamo y tuvo gran repercusión. Sin embargo, una buena cantidad de científicos criticaron las conclusiones, ya que se trataba de un estudio observacional, se habían elegido las fechas más adecuadas de las estadísticas para llegar a la conclusión buscada y no aportaba ninguna prueba sólida que realmente demostrara una causa-efecto. Simplemente había cierta correlación. Además, no se hizo con suficiente rigor un análisis del efecto que podía haber tenido el desarrollo de los nuevos métodos de diagnóstico de tumores que se implementaron durante aquellos años, que al ser más sensibles y precisos, aumentaron considerablemente la detección de este tipo de dolencias, como se explica en la revisión que hizo posteriormente la agencia de seguridad alimentaria francesa AFSSA en 2002 y que puede descargarse desde este enlace. También se publicaron varios artículos científicos haciendo hincapié en la falta de rigor del estudio, como "Statistical and epidemiological treatment of the SEER incidence data", "Brain tumors and artificial sweeteners? A lesson on not getting soured on epidemiology" o "Increasing brain tumor rates: is there a link to deficit spending?"
Poco después, en 1997, se publicó el estudio "Aspartame consumption in relation to childhood brain tumor risk: results from a case-control study", que sugería posibles efectos cancerígenos tras relacionar tumores cerebrales en niños con su consumo. Pero de nuevo se trataba de un estudio observacional y de los menos fiables para deducir causa-efecto. En concreto era de los llamados caso-control, que son aquellos que utilizan datos obtenidos en un momento puntual, no en un periodo de tiempo. Así, que, una vez más, la causalidad no se pudo demostrar, como confirmó el panel de expertos franceses de la AFSSA en su informe de 2002. Además, el panel estudió las estadísticas epidemiológicas francesas sin encontrar ninguna relación entre el consumo de aspartamo y el aumento de los tumores.
En 2006 el tema se animó bastante. Podría considerarse que empezó una especie de batalla entre un grupo de investigadores italianos liderados por Morando Soffritti y los expertos de las agencias de seguridad. El estudio "Results of long-term carcinogenicity bioassay on Sprague-Dawley rats exposed to aspartame administered in feed" fue el primero de una serie que asoció el aspartamo administrado en ratas con tumores. Como respuesta, el comité de expertos de la EFSA se reunió y analizó este estudio en 2006, publicando sus conclusiones en el informe de 44 páginas "Opinion of the Scientific Panel on Food Additives, Flavourings, Processing Aids and Materials in contact with Food (AFC) on a request from the Commission related to a new long-term carcinogenicity study on aspartame". Concluyeron que los casos de tumores y otros daños que se presentaban en el estudio era probable que se debieran a otras cuestiones relacionadas con el diseño de la investigación y que no se aportaban pruebas suficientes para pensar que existía un efecto carcinógeno.
Posteriormente, en 2007, en otro estudio con ratas de Soffritti se llegó a conclusiones similares, "Life-span exposure to low doses of aspartame beginning during prenatal life increases cancer effects in rats". De nuevo, como respuesta, los expertos de la EFSA se reunieron y lo analizaron en 2009, publicando el informe "Updated opinion on a request from the European Commission related to the 2nd ERF carcinogenicity study on aspartame, taking into consideration study data submitted by the Ramazzini Foundation in February 2009". Y de nuevo concluyeron que la información aportada y la metodología del estudio no eran suficientemente rigurosos para demostrar nada, con resultados pobres y poco sólidos.
Aquí no acabó la cosa y en 2010 Soffritti y su equipo publicaron "Aspartame administered in feed, beginning prenatally through life span, induces cancers of the liver and lung in male Swiss mice", con resultados que mostraban un aumento de tumores hepáticos y de pulmón en ratas. Para darle respuesta, los expertos de la EFSA volvieron a reunirse en 2011 y como conclusión publicaron "Statement on two recent scientific articles on the safety of artificial sweeteners". Una vez más opinaron que los resultados no eran suficientemente concluyentes para pensar que el aspartamo era carcinógeno. Por ejemplo, la cantidad de tumores identificados era pequeña y estaban dentro del rango de tumores "normal" entre ese tipo de animales, que además eran muy susceptibles a sufrirlos de forma espontánea. Y, por otro lado, los tumores solo aparecieron en los machos, no en las hembras.
Si dedican unos minutos a leer los diferentes informes de la EFSA a cada uno de los estudios de Soffritti enlazados en los párrafos anteriores, verán que incluyen algún que otro rapapolvo encubierto a Soffritti por la falta de cuidado, calidad y rigor de sus ensayos. Lo cual parece que siempre le lleva a concluir que casi todo provoca cáncer.
Por otro lado, también en 2010, se publicó otro estudio, Intake of artificially sweetened soft drinks and risk of preterm delivery: a prospective cohort study in 59,334 Danish pregnant women, que encontró una asociación entre el consumo de bebidas edulcoradas con aspartamo y partos prematuros. También los expertos de EFSA analizaron la investigación en este documento y concluyeron que al ser un estudio observacional (y el único que había llegado a esas conclusiones) no podía deducirse la causalidad.
En resumen, las pruebas más conocidas y populares en contra del aspartamo son tres estudios observacionales aislados en los que no se puede hablar de causalidad y otros tres estudios realizados sobre ratas realizados por un solo equipo, con resultados que nunca han sido confirmados por otros grupos. Todos ellos han sido analizados y revisados sistemáticamente por diferentes grupos de expertos, habiéndose considerado no relevantes.
El resto de estudios
Si yo terminase el post en este punto - que es lo que suelen hacer algunos - es posible que a usted le pueda quedar alguna duda sobre su seguridad. Quizás sea cierto que los polémicos trabajos son pocos y algo pobres metodológicamente, pero...¿y si tienen razón?
La realidad es que hasta el momento solo le he contado una versión de la historia y una parte ínfima de toda la evidencia científica existente. La otra parte, la que los usuarios del marketing del miedo no cuentan nunca, es que hay muchísimos estudios realizados por numerosos investigadores de todo el mundo, similares a los anteriores e incluso más rigurosos y relevantes, que no han encontrado ningún tipo de efecto negativo en el aspartamo desde el punto de vista de la seguridad. Y cuando digo muchos, quiero decir realmente muchos.
Por ejemplo, la agencia francesa en su evaluación de 2002 seleccionó y revisó 500 estudios. La FDA americana ha realizado varias revisiones (aquí tiene la de 2002 y aquí las conclusiones de la de 2007) . El Scientific Committee on Food (SCF) de la Comisión Europea hizo evaluaciones en 1985 y 2002, la EFSA en 2013. Evidentemente, no voy a incluir todos los estudios que analizaron cada uno de ellos porque la lista sería interminable, pero si quiere hacerse una idea de las cantidades de las que estamos hablando, puede descargarse desde este enlace las tablas incluidas en la última reevaluación de la EFSA que recopilan los considerados en dicha última reevaluación, incluidos sus resultados. Son más de 40 páginas con decenas y decenas de estudios de intervención, realizados con ratas, conejos, perros y monos a los que se les administró durante largos periodos de tiempo concentraciones de aspartamo cientos de veces superiores a las que solemos ingerir las personas (los estudios de este tipo trabajan con concentraciones muy superiores a las máximas recomendadas para humanos). Además de una buena cantidad de estudios observacionales sobre personas.
Y la enorme mayoría de ellos tienen una característica común: no identificaron ningún efecto adverso relacionado con su consumo. Lo repito, para que quede claro: Prácticamente todos los estudios en los que se admninistran elevadísimas cantidades de aspartamo a animales finalizan sin ningún efecto negativo.
¿Pero de qué "está hecho" el aspartamo?
Tras la visión epidemiológica, me gustaría terminar con un poco de química, dedicado a aquellos que utilizan el calificativo de artificial, sintético o químico sobre el aspartamo, como sinónimo de tóxico o venenoso. Como explica de forma excelente el experto nutricionista Juan Revenga en su artículo ¿Qué tiene en común las manzanas y el aspartamo?, el aspartamo es un compuesto relativamente sencillo, un metil-ester de un dipétido. Es decir, está formado por dos aminoácidos unidos, sin más sofisticación química. Cuando llega a nuestro estómago y lo digerimos, se deshace en sus componentes esenciales, los dos aminoácidos, además del metanol, como producto del proceso de hidrólisis en un entorno ácido. Dichos aminoácidos son el ácido aspártico y la fenilalanina. Antes de apuntarlos en su lista de indeseables, debe saber que ambos forman parte de muchos alimentos naturales. El primero está presente en carnes y vegetales y el segundo es un componente importante de la leche materna de los mamíferos.
El tercero, el metanol, es en efecto tóxico, ya que durante su metabolización se producen formaldehído y ácido fórmico, también tóxicos. Pero la toxicidad depende de la concentración y en este caso a concentraciones bastante mayores de las que puede alcanzar tomado aspartamo como aditivo. De hecho, el metanol también es un componente que aparece cuando digerimos muchos alimentos naturales. Por ejemplo, como pueden comprobar en este enlace sobre el metanol y seguridad química de la web Inchem (creada por International Programme on Chemical Safety y Canadian Centre for Occupational Health and Safety, además del apoyo de la OMS) , el metanol llegará a su organismo en cantidades significativas desde los vegetales y las fruta frescas, así como de zumos de fruta y bebidas fermentadas. Y como muy bien cuenta Juan Revenga y se detallaba en el estudio de 1997 Endogenous Production of Methanol after the Consumption of Fruit, un kilo de manzanas puede aportarle casi diez veces más de metanol que el aspartamo que encontrará en medio litro de refresco edulcorado.
En definitiva: Un puñado de estudios - muy criticados por gran cantidad de expertos - que sugieren riesgo, contra decenas e incluso cientos de estudios, que concluyen que no hay riesgo probado. Y tres componentes que se generan al digerir el aspartamo, muy frecuentes en otros alimentos naturales. Desde el punto de vista de la seguridad, esto es lo que dice la ciencia. A mí me parece evidente que puede tomarlo en cantidades normales sin miedo a intoxicarse o envenenarse.
Y que quede claro que no estoy diciendo que sea la panacea ni estoy recomendando su uso indiscriminado, porque todavía no he hablado de su utilidad, sino de su seguridad alimentaria. Ese es un tema que trataré en próximos posts. Pero antes, en el siguiente, veremos si el resto de edulcorantes son también seguros.
Actualización:
En diciembre de 2013 la EFSA ha actualizado el borrador y publicado la versión definitiva de su reevaluación del aspartamo, sin cambios significativos sobre lo dicho en este post. Descargable completo en este enlace.
Tal y como hemos comentado en twitter, me da mucho que pensar cuando un mismo autor siempre encuentra efectos adversos en sus estudios (Sofritti con el aspartamo o Seranili con los GMO) cuando en esos mismos temas existen cientos si no miles de estudios que no ven nada. Sería menos sorprendente si en un estudio viera ese efecto y en el siguiente no, aunque como comentas en twitter, tal vez cometan siempre el mismo error metodológico. Por supuesto, siempre queda la teoría de la conspiración: los otros mil están pagados por Monsanto, y estos son los únicos que se atreven contra el sistema. Suena además mucho más romántico e interesante como guión de taquillazo en la cartelera.
ResponderEliminarEl problema es que la ciencia como tal no existe. Existen los científicos intentando hacer investigación científica. Y los científicos son personas, y como tales (igual que en los deportistas, por poner un ejemplo) los hay que quieren tener éxito, los hay que quieren tomar atajos, los hay serios, los hay buenos, los hay malos y hasta los hay tontos. Los hay que solamente publican los resultados que le interesan a la empresa que financia su investigación (si no se puede quedar sin financiación para su laboratorio, para sus becarios, para ir a congresos, sin su sobre-sueldo...), y los hay que tienen claro cuál tiene que ser el mensaje y el resultado para tener repercusión mediática y/o científica: si uno aparece como el rebelde que va contra las multinacionales de los transgénicos o de la industria alimentaria, automáticamente tendrá hordas que lo adorarán y le considerarán poco menos que un profeta. Además de lo que eso supone para el ego, también tiene sus repercusiones en invitaciones a diferentes actos, o incluso en número de citas.
Yo me suelo fiar más de los científicos de perfil poco llamativo, de los que no hablan mucho en primera persona del singular, de los que no se arrogan la verdad en cualquier tema, de los que dudan, de los que no vociferan, de los que no intentan ir de adalides o de gurús (me pasa igual en los deportes: me encantaba Induráin porque hasta cuando ganaba la contrarreloj hablaba en primera persona del plural).
Lo cierto es que no es sencillo sustraerse del éxito, por pequeño que este sea. Lo he vivido (salvando las distancias) en mis propias carnes, yo que soy un medianías y trabajo en temas que no son tan conflictivos. Hace un par de semanas di una charla en Irlanda sobre el aroma de los productos curados, y explicaba como el engorde de los cerdos en libertad en la dehesa podía tener repercusiones sobre el aroma final de un jamón o un lomo curado, por acumulación de antioxidantes procedentes de la hierba o la bellota, por su influencia sobre el perfil de ácidos grasos… Una señora me pilló por banda después de la charla y ya no me dejó durante todo el día. Era la dueña de una importante escuela de cocina que tiene todo ecológico (pollos, vacas, nabos…), y también tiene un hotel rural de lujo y un programa en TV. Interpretó hábilmente mi charla para justificar su manera ecológico de producir todo. Me invitó a cenar, me presentó a mucha gente, me hizo sentir el centro durante todo el día. Lo cierto es que me costaba rebatirle tajantemente alguna de sus ideas descabelladas, porque me parecía como una pequeña traición a las expectativas que ella se había formado, y (para que negarlo) podía poner en peligro las invitaciones que me había hecho para dar algún tipo de curso en su escuela. Al llegar al hotel me sentí fatal por no haberle rebatido algunas de las absurdeces que esgrimía (aunque hubiera resultado violento en cualquier caso). Si esto pasa con una tontería de este calado, ¿cómo me hubiera comportado si estuviera en juego un contrato millonario? ¿o si tuviese miles de seguidores que esperan oír de mi determinada información? Quiero pensar que actuaría cabalmente en cualquier caso (cada uno es libre de pensar lo que quiera). Pero es cierto que metido en determinadas situaciones, las decisiones pueden no ser tan sencillas.
En fin, perdón por el rollo. Un saludo y felicidades por la entrada y por los blogs.
Te agradezco la honestidad de tu relato.. ;-)
EliminarMuy buena entrada, enhorabuena.
ResponderEliminarMás allá del caso concreto del aspartamo, me ha gustado que incidas en un aspecto que demasiadas veces se olvida: cuando se trata de temas "polémicos", muchas veces hay decenas o cientos de estudios que van en un sentido y unos pocos - a menudo de un solo autor o grupo - que van en otro, y que reciben prácticamente toda la atención. No es cuestión de obviar dichos estudios o descartarlos simplemente porque vayan en contra de la mayoría, si se hiciera eso la ciencia apenas avanzaría. Pero una herramienta muy útil para saber por donde van los tiros son los metaanálisis, y en temas sanitarios los estudios Cochrane, que descubrí en el fantástico "Bad Science" de Ben Goldacre, son una iniciativa muy interesante. Y por lo que he leído por aquí, esa es la filosofía de este blog, analizar lo que dicen los diversos estudios y sacar conclusiones al respecto. Así que enhorabuena otra vez por el enfoque. Además, como se dice también en "Bad Science", resulta que, cuando se hace el metaanálisis y se evalúa la calidad de los estudios a priori (antes de ver los resultados), es común que los estudios que van en contra de la mayoría parecen ser los peor hechos, fíjate tú qué cosas.
Pues eso, que gran entrada.
Gracias, Multivac42. A ver si poco a poco vamos consiguiendo que la gente cpmience a pensar como tú, con escepticismo pero sin conspiranoias. Con la mente abierta, pero no tanto como para que se nos caiga el cerebro.
ResponderEliminarHola, gran artículo. No sé si lo tienes ya pensado para alguno de los artículos de la serie, pero si no es así quería comentarte si habías oído hablar de lo que algunos comentan sobre la posibilidad de engordar edulcorantes (más allá de las calorías que representan). Según he oído (que no sé si tiene alguna base científica) los edulcorantes hacen creer al organismo que estamos consumiendo azúcares, y el organismo actúa como si lo estuviéramos haciendo, haciendo que la insulina actúe, y que esto puede hacer que se engorde como si se estuviera consumiendo azúcar. Es decir, aunque no sean peligrosos para la salud tienen efectos colaterales al intentar engañar al gusto a la vez que también engañan al organismo.
ResponderEliminarY bueno, muchas gracias y enhorabuena por el gran trabajo de divulgación (pues para mí es lo que es) y educación sobre alimentación (y no sólo adelgazar! :)).
Gracais Alberto.
ResponderEliminarSí, la serie incluye un último post sobre la utilidad de los edulcorantes para controlar el sobrepeso.
Saludos.
Gracias Centinel, yo había llegado a la misma conclusión tras leer todo lo que encontré. Pero con los quimicofóbicos/naturofílicos no hay nada que hacer.
ResponderEliminarTe dejo esta noticia, que en NY están a tortas...
http://www.nytimes.com/2013/03/12/nyregion/judge-invalidates-bloombergs-soda-ban.html?hpw
Muy buen artículo. Completísimo. Aunque, eso sí, no soy yo muy amigo de los organismos y las recomendaciones oficiales, ya que en muchas ocasiones éstas no van muy ligadas al rigor científico sino más bien a otro tipo de intereses (en el tema del aceite de girasol se llegaron a manipular resultados de estudios en USA)
ResponderEliminarEn cuanto al tema del aspartamo, mucho me temo que el asunto no acabará en un plazo breve de tiempo. Cojamos palomitas porque seguro que quedan episodios tragicómicos por vivir.
Como dato curioso, dejo un enlace a otro estudio realizado en Egipto sobre efectos del aspartamo en ratones.
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/21822758
¡Saludos!
Totalmente de acuerdo Daniel
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola. Genial la entrada y el blog!!! Aprendo muchísimo. Por lo que veo queda claro que ni mucho menos es tóxico y que no se puede relacionar directamente con cáncer. Pero, ¿Qué piensa el autor de la respuesta cerebral ante estos edulcorantes? Por lo que tengo entendido inhiben la señal de saciedad y el cerebro de los consumidores habituales se adapta y no distingue entre sacarosa y sacarina, produciendo una respuesta insulínica igual. Dejo una entrada a mi blog en la que hablo de esto para explicarme mejor. Saludos
ResponderEliminarhttp://www.raulortegapt.blogspot.com.es/#!http://raulortegapt.blogspot.com/2012/11/ni-light-ni-sacarina-zumitos-y-agua.html
Gracias Raúl.
ResponderEliminarEn unos pocos días tendrás la respuesta a tu pregunta en el blog.
Un saludo.
Me viene al pelo la pregunta de Raúl porque yo tengo entendido lo mismo. Espero con ganas la respuesta :)
ResponderEliminarAprovecho para adjuntar otro estudio recién salido del horno, creo que con base de datos similar a uno citado del 2010, aunque con una muestra de mujeres danesas mayor. Éste relaciona la ingesta de bebidas edulcoradas durante la fase de gestación con asma y alergias en los hijos de las mujeres estudiadas.
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23460835
¡Saludos!
Dedicad unos minutos a escuchar la opinión de este profesor sobre el aspartamo, yo desde luego me fío más de esta gente sin intereses económico, que de los que probablemente jueguen a las "puertas giratorias", ya me entendeis...:
ResponderEliminarhttp://www.ivoox.com/e951-aspartamo-audios-mp3_rf_697907_1.html
El estudio de Alemany, que es este http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/9714421, está lleno de "podrías" y de hipótesis y las conclusiones que saca son muy subjetivas y discutibles. Y no han sido confirmadas por ningún estudio posterior (y ya han pasado quince años). Además tiene un enorme hueco: ¿Acaso con la cantidad de metanol equivalente que hay en unas pocas manzanas no llegaría a similares resultados que con el aspartamo? Pues no se sabe porque nunca lo ha comprobado.
ResponderEliminarEso de que Alemany no tiene intereses, es también muy discutible. Unos cuantos titulares en los periódicos no sabes el poder que tienen. Te recomiendo leer el primer comentario de este mismo post.
Y pensar que todos los comités y paneles de científicos expertos de las agencias de seguridad alimentarias más importantes del mundo están formadas solo por científicos corruptos que son capaces de poner en peligro la vida de millones de personas por sus intereses personales, me parece sencillamente conspiranoia.
De hecho, en estos mundos de Eru, el presentarse como un luchador individual contra un lobby de malvadas multinacionales da unos dividendos increíbles. Los grupos naturistas y ecologistas religiosos (los que creen sin pruebas) te apoyan de inmediato y tu beneficio económico en forma de libros vendidos y charlas dadas suele ser importante. Y no tienes que pasarte cientos de horas trabajando en un estudio serio que se publique en las revistas de referencia en el ramo y que después sea usado (y citado) por otros investigadores.
ResponderEliminarGeneralmente la mayoría de esos "luchadores" no suelen tener un amplio curriculum como investigadores detrás.
Y además si después vienen científicos serios y te desmontan la tesis, da igual, porque lo atribuyes a la conspiración de las multinacionales para desacreditarte y listo, en vez de perder apoyos pues los ganas.
Una lástima, pero esto funciona así.
Akin, se te ha olvidado lo de "a ti qué multinacional te paga". Y mira que me ofrezco, pero ninguna se anima...
ResponderEliminarNo te preocupes, que tardan.
ResponderEliminarHace muchos años, defendí en un par de entradas en mi blog al que por entonces era secretario general de la ONU. Ni siquiera de forma personal ni nada parecido, simplemente decía de él que no era justo que la gente dijese "para lo que hace la ONU mejor que desaparezca" porque no podía evitar guerras, cuando la ONU no tenía ese poder por el derecho de veto de algunos países y tal. Además de que la gente parece creer que la ONU es solo su asamblea general y su consejo de seguridad, olvidándose del enorme montón de agencias que llevan años homologando y estandarizando cosas para que el mundo sea algo mínimamente coordinado... En fin, decía que a pesar de todo sería peor un mundo sin la actual ONU que con ella.
El caso es que no sé como, aparecí en una lista de un influyente blogger americano ligado al partido republicano como uno de los bloggers que habían sido coaccionados y comprados por Kofi Annan. De hecho el único blog en español que aparecía era el mío.
Me sentí enormemente orgulloso y llevo presumiendo de ello desde entonces, todo sea dicho, pero nunca vi un duro y de eso hace 8 años.
Es que Centinel está por encima de multinacionales y tal, lo suyo es más oscuro, que es de los hombres de negro y cobra en ídem. No pagan mal, aunque ahora mismo nos deben la extra de diciembre.
ResponderEliminarTe dejo deberes por si tienes tiempo y ganas.
ResponderEliminarHe estado mirando y otro de los edulcorantes que más veo en los productos que tengo por casa es el Acesulfamo-k (E950) que por supuesto es altamente venenoso, tóxico y demás.
Esto aparece incluso en la entrada de la wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Acesulfamo-k
Akin, con ese curriculum ¿no serás un infiltrado o topo y vienes por aquí con oscuros intereses? Porque mira que Gerardo y yo pertenecemos a una secta que suele tomarse la justicia por su mano...
ResponderEliminarEl acesulfamo-k no lo he incluido en la lista porque en España se ve menos, pero tiene una historia similar al resto.
Una vez más, felicidades por el artículo. Muy completo y muy científico, pilares básicos para convencer a la gente.
ResponderEliminarUn saludo.
Muchas gracias, y saludos.
EliminarPues siento mucho que te refieras al Marketing del miedo, ya que mi médico, me advirtió hace unos meses, que tuviera cuidado con las bebidas, medicamentos, etc... edulcoradas con aspártamo E951, así que que quizás los médicos de nuestro país, también pertenezcan al Marketing del miedo, pero yo he dejado de tomar productos con ASPÁRTAMO, y tan contenta, que envenenen a "su madre" de hecho su inventor en una entrevista dijo que ni él ni su familia lo tomaban, así que sigue poniendo en duda, el rigor científico de algunos buenos médicos, y que os vaya bonito con vuestro ASPÁRTAMO.
ResponderEliminarOs dejo un enlace de un documental de investigación sobre productos químicos alimentarios donde se habla bastante del aspartamo...al menos es como para pensárselo.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=DjoN2cCqrBY
ResponderEliminarMuy buena entrada Centinel.
ResponderEliminarPor cierto, un placer salir en este blog contigo: http://diariodeunpastillero.blogspot.com.es/2013/10/aspartamo-dulce-veneno.html
Saludos!
Gracias, David. Conocía la entrada (la tuiteé hace unos días) y el blog, siempre es agradable compartir pequeñas batallas... Es curioso cómo su autor me acusa de principio de autoridad a pesar de todas las referencias (él solo cita las coincidentes con sus ideas, el resto ni las menciona) y cómo no se corta en juzgar el libro el sin haberlo leído. En fin.
EliminarEn mi opinión, desconoce lo que es el principio de autoridad y no se da cuenta que estamos aportando datos sobre las cuestiones que nombra, datos concluyentes de fuentes fiables. Soy el primero que admite no ser poseedor de la verdad absoluta, sin embargo una cosa tengo clara y es que no es del todo adecuado manipular la información para que case con su parecer anti-medicina probada y pro-terapias ortomoleculares. He tenido varios debates con él:
EliminarAquí: http://diariodeunpastillero.blogspot.com.es/2011/07/dosis-de-vitamina-c.html
Aquí: http://diariodeunpastillero.blogspot.com.es/2012/01/catarro-de-5-minutos.html
y aquí: http://diariodeunpastillero.blogspot.com.es/2011/05/pseudomedicinas-estatinas.html
Me acuerdo también de aquel debate que tuviste tú con Gualberto de Boiron, a mí me pasó algo similar por el facebook de la empresa farmacéutica, en el segundo mensaje que puse y en una revisión sistemática sobre la eficacia del oscillococcinum que enlace ya ni respondieron...
Un saludo y gracias por la labor de divulgación científica que realizas.
Nonnutritive sweeteners and cardiometabolic health: a systematic review and meta-analysis of randomized controlled trials and prospective cohort studies
ResponderEliminarhttp://www.cmaj.ca/content/189/28/E929
Es tan alarmante la cosa?
No me parecen unas conclusiones alarmantes.
EliminarY muy parecidas a lo que ya escribí hace unos años:
Eliminarhttp://loquedicelacienciaparadelgazar.blogspot.com/2013/03/especial-edulcorantes-y-iii-ayudan.html
En lo de alarmentes me refería a esto, no a la obesidad: In the cohort studies, consumption of nonnutritive sweeteners was associated with increases in weight and waist circumference, and higher incidence of obesity, hypertension, metabolic syndrome, type 2 diabetes and cardiovascular events. Publication bias was indicated for studies with diabetes as an outcome.
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