Como ya sabrán, muchos países hacen sus propias revisiones científicas sobre temas relacionados con la alimentación y la salud. Personalmente me parece un despilfarro, ya que pienso que en lugar de analizar los mismos estudios una y otra vez, sería mucho más lógico hacerlo en una sola ocasión y mediante un equipo internacional, riguroso e independiente.
En este caso voy a hablarles de una de esas revisiones, en concreto centrada en los carbohidratos y su relación con la salud, ya que el pasado 17 de julio se publicó el informe final del Scientific Advisory Commitee on Nutrition británico sobre dicho tema. Un documento que recopila en casi 400 páginas la selección, revisión y análisis de los estudios pertinentes y que se puede descargar completo desde este enlace.
Lo que dice la ciencia para adelgazar de forma fácil y saludable
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20 jul 2015
Enfermedad cardiovascular, grasas y carbohidratos, nueva revisión
Patty W. Siri-Tarino es una investigadora del Children’s Hospital Oakland Research Institute que se hizo especialmente popular por su revisión "Meta-analysis of prospective cohort studies evaluating the association of saturated fat with cardiovascular disease" (2010). Este trabajo es muy conocido y citado porque puede considerarse el primer gran metaanálisis de estudios observacionales que no encontró relación entre el consumo de grasa saturada y la enfermedad cardiovascular. Para muchos fue el que estudio que inició la cuenta atrás del final de la guerra contra este tipo de grasa.
La mayoría de las publicaciones de Siri-Tarino - que tampoco son demasiadas, todo sea dicho - se centran en el ámbito de la nutrición, las grasas y el colesterol. Y la última no se aleja de esta especialidad, ya que vuelve a profundizar en el efecto del intercambio de los diferentes macronutrientes en el riesgo cardiovascular. Se trata de "Saturated Fats Versus Polyunsaturated Fats Versus Carbohydrates for Cardiovascular Disease Prevention and Treatment" (2015), publicada en Annual Review of Nutrition hace tan solo unos días; una revisión bastante detallada del estado actual del conocimiento respecto al rol en la prevención y tratamiento de la enfermedad cardiovascular de las grasas saturadas dietéticas y su posible sustitución por insaturadas y carbohidratos. El documento completo tiene casi 30 páginas y hace un pormenorizado repaso a lo que se concluye en una gran cantidad de estudios respecto a indicadores clásicos como el colesterol, pero también otros menos habituales como la inflamación. También se habla de las posibles consecuencias de la aportación de grasas saturadas desde diferentes alimentos y en el marco de diversos patrones alimentarios específicos.
La mayoría de las publicaciones de Siri-Tarino - que tampoco son demasiadas, todo sea dicho - se centran en el ámbito de la nutrición, las grasas y el colesterol. Y la última no se aleja de esta especialidad, ya que vuelve a profundizar en el efecto del intercambio de los diferentes macronutrientes en el riesgo cardiovascular. Se trata de "Saturated Fats Versus Polyunsaturated Fats Versus Carbohydrates for Cardiovascular Disease Prevention and Treatment" (2015), publicada en Annual Review of Nutrition hace tan solo unos días; una revisión bastante detallada del estado actual del conocimiento respecto al rol en la prevención y tratamiento de la enfermedad cardiovascular de las grasas saturadas dietéticas y su posible sustitución por insaturadas y carbohidratos. El documento completo tiene casi 30 páginas y hace un pormenorizado repaso a lo que se concluye en una gran cantidad de estudios respecto a indicadores clásicos como el colesterol, pero también otros menos habituales como la inflamación. También se habla de las posibles consecuencias de la aportación de grasas saturadas desde diferentes alimentos y en el marco de diversos patrones alimentarios específicos.
14 jul 2015
Carne y salud, últimos estudios
Siguiendo el hilo del post anterior sobre el último metaanálisis publicado en relación al consumo de carne y la mortalidad, voy a encadenarlo con una de las recopilaciones de estudios que se ha convertido en una sección habitual de este blog, la relativa a la carne y la salud. Como hace bastante más de un año que publiqué la última y como desde entonces han visto la luz unos cuantos metaanálisis sobre este alimento, creo que ya va siendo hora de hincarle el diente de nuevo al tema.
He agrupado los estudios por enfermedades o "end points" y los criterios generales habituales en función de su relevancia, es decir, primero las revisiones sistemáticas y metaanálisis, y después los estudios aislados. Como siempre, quiero dejar claro que es una recopilación hecha por un servidor, por lo que es probable que esté incompleta. El periodo es todo el año 2014 y lo que llevamos de 2015.
Vamos allá.
10 jul 2015
Carne y mortalidad, último metaanálisis
Acaba de publicarse el último metaanálisis analizando la relación entre el consumo de carne y la mortalidad, un tema que siempre genera bastante controversia. El trabajo, titulado "Red and processed meat consumption and mortality: dose-response meta-analysis of prospective cohort studies" (2015) ha sido liderado por el conocido investigador de Harvard Frank B Hu, uno de los habituales cuando se trata de estudios epidemiológicos sobre nutrición y salud.
Los autores han analizado los datos de más de un millón de personas de diversos países, tomados de 11 estudios observacionales, sobre el consumo de carne procesada, carne roja no procesada y carne roja total (procesada+no procesada) y su posible relación con la mortalidad global, la mortalidad cardiovascular y la mortalidad por cáncer. Y han encontrado un aumento de riesgo de mortalidad para el consumo de carne procesada y carne roja total, pero no para la carne roja no procesada, con la que obtuvieron resultados divergentes y sin respuesta a la dosis.
Y estos han sido los resultados representados gráficamente:
Los autores han analizado los datos de más de un millón de personas de diversos países, tomados de 11 estudios observacionales, sobre el consumo de carne procesada, carne roja no procesada y carne roja total (procesada+no procesada) y su posible relación con la mortalidad global, la mortalidad cardiovascular y la mortalidad por cáncer. Y han encontrado un aumento de riesgo de mortalidad para el consumo de carne procesada y carne roja total, pero no para la carne roja no procesada, con la que obtuvieron resultados divergentes y sin respuesta a la dosis.
Y estos han sido los resultados representados gráficamente:
6 jul 2015
Ayuno intermitente, ¿hay pruebas de su eficacia?
El ayuno intermitente ha llegado a tener una buena cantidad de modalidades y seguidores y, como suele ocurrir en el dinámico negocio de las dietas, los más avispados vendedores ya lo han sumado a sus estrategias de adelgazamiento. Abstenerse totalmente de comer un día a la semana, hacer solo una modesta comida dos días de cada siete, procurar no comer durante 16 horas seguidas cada día... las versiones son unas cuantas y con frecuencia me preguntan si he escrito algo sobre estas estrategias.
Hasta ahora el único post relacionado es el artículo que escribí sobre la restricción calórica, que no habla de forma específica del ayuno intermitente. La verdad es que aunque la literatura sobre el tema empieza a ser significativa, hasta ahora los ensayos eran más bien escasos, así que me he mantenido en paciente espera. Pero como su popularidad sigue en aumento y el tiempo pasa, creo que puede ser un buen momento de empezar a hablar, aprovechando que se acaba de publicar una revisión sistemática. Siempre desde un enfoque global, como es habitual en este blog, sin entrar en usos demasiado específicos ni en el complejo y personalizado ámbito del deporte.
1 jul 2015
¿Es importante el orden en el que comemos los alimentos?
Tradicionalmente los primeros platos suelen ser de pasta, arroz, vegetales o legumbres. Y los segundos platos de carne o pescado. ¿Esta costumbre tiene algún tipo de lógica? ¿Y alguna influencia en la salud? ¿Tiene algún tipo de efecto el cambiar el orden en el que los comemos? Personalmente no sé las razones históricas que nos han llevado a comer siguiendo esta secuencia - probablemente se deba a épocas en las que la carne y el pescado eran escasos - pero creo que resulta interesante profundizar un poco en la cuestión y conocer lo que dice la ciencia al respecto.
Se ha despertado mi interés por el tema tras conocer una reciente investigación publicada en la revista Diabetes Care, "Food order has a significant impact on postprandial glucose and insulin levels" (2015). Este estudio de intervención se realizó sobre un pequeño grupo de once personas con diabetes tipo 2 y obesidad, dándoles a primera hora de la mañana y durante dos días consecutivos un desayuno con una composición de 55 gramos de proteínas, 68 gramos de carbohidratos y 16 gramos de grasas, que aportaba 628 kilocalorías. Los alimentos concretos fueron zumo de naranja, pan, pechuga de pollo sin piel a la parrilla y una ensalada. En una primera "ronda", los pacientes desayunaron tomando en primer lugar los alimentos ricos en carbohidratos, es decir, el pan y el zumo, y 15 minutos después comieron el pollo y la ensalada. En la segunda ronda, una semana después, se repitió el experimento pero modificando el orden de los alimentos, comiendo primero el pollo y la ensalada y 15 minutos después el zumo y el pan.
Se ha despertado mi interés por el tema tras conocer una reciente investigación publicada en la revista Diabetes Care, "Food order has a significant impact on postprandial glucose and insulin levels" (2015). Este estudio de intervención se realizó sobre un pequeño grupo de once personas con diabetes tipo 2 y obesidad, dándoles a primera hora de la mañana y durante dos días consecutivos un desayuno con una composición de 55 gramos de proteínas, 68 gramos de carbohidratos y 16 gramos de grasas, que aportaba 628 kilocalorías. Los alimentos concretos fueron zumo de naranja, pan, pechuga de pollo sin piel a la parrilla y una ensalada. En una primera "ronda", los pacientes desayunaron tomando en primer lugar los alimentos ricos en carbohidratos, es decir, el pan y el zumo, y 15 minutos después comieron el pollo y la ensalada. En la segunda ronda, una semana después, se repitió el experimento pero modificando el orden de los alimentos, comiendo primero el pollo y la ensalada y 15 minutos después el zumo y el pan.