Aunque muchos países tienen sus propias directrices dietéticas, lo cierto es que la mayoría son muy similares y muchas de ellas podrían considerarse copias de las más influyentes o conocidas. Las que se llevan la palma en popularidad sin duda son las norteamericanas Dietary Guidelines for Americans (DGA) - sobre las que pueden leer unas reflexiones en este post - que han servido de inspiración durante años a muchas otras. Sin embargo, de momento las DGA no han demostrado ser útiles para prevenir la obesidad ni la mejora de la salud de los norteamericanos.
En España llevamos mucho tiempo anclados a la pirámide de la estrategia NAOS y parece que nos conformamos con la manita de pintura periódica que los señores de la SENC suelen dar a su particular pirámide y con que el gobierno firme acuerdos con la industria, poco prometedores y poco basados en ciencia. Pero otros gobiernos están lanzándose a avanzar de verdad, intentando dejar atrás ideas vetustas, innovando y proponiendo otro tipo de planteamientos. Sin olvidar el rigor y la evidencia, claro. Es lo que hicieron hace unos años en Brasil (como conté en este post), lo que han hecho en Chile con su normativa de etiquetado (como se cuenta en este articulo) y lo que parece que pretenden hacer en Canadá con su nueva guía dietética recién estrenada. Desde ayer pueden encontrar toda la información en la web Canada's Food Guide.
Lo que dice la ciencia para adelgazar de forma fácil y saludable
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23 ene 2019
16 ene 2019
¿La reformulación de alimentos para reducir el consumo de azúcar es útil para mejorar la salud? primera revisión sistemática
Hace unos meses expliqué en este post por qué creo que el "plan estrella" que presentó el Gobierno para combatir la obesidad y mejorar la alimentación de la población española, titulado "Plan de colaboración para la mejora de la composición de los alimentos y bebidas y otras medidas 2017-2020", me parece un gran fail. Lo resumo brevemente: Porque no se basa en ciencia.
Como conté en dicho artículo, en el momento de aprobar el plan no había ensayos publicados que mostraran un mínimo de evidencia sobre la eficacia de la estrategia principal que propone: la reformulación de alimentos ultraprocesados respecto a su composición en grasas saturadas, azúcares y sal, con el objetivo de mejorar la salud de quienes los consumen. Las referencias que se incluían en el documento descriptivo, además de escasas, no probaban la efectividad mediante indicadores clínicos significativos. Y, para colmo, el estudio fundamental que se citaba (con resultados además poco prometedores) se había añadido a posteriori, es decir, cuando el plan ya estaba redactado.
No sé si el plan finalmente seguirá adelante, pero la ciencia sí lo hace. Relacionada con este tema, se acaba de publicar la primera revisión sistemática que estudia precisamente la posible eficacia de una estrategia de reformulación de los alimentos procesados, enfocada en el azúcar. El trabajo es "Effects of product reformulation on sugar intake and health—a systematic review and meta-analysis" (2019) y ha sido realizado por expertos del Reino Unido, analizando toda la tipología de estudios existente: ensayos de intervención, estudios observacionales y estudios de modelización (modelos teóricos). Así que he pensado que sería interesante dedicar este post a conocer un poco mejor sus resultados.
10 ene 2019
La esquiva relación entre el colesterol dietético y el colesterol en sangre
Durante años hemos convivido con recomendaciones para restringir la ingesta de alimentos ricos en colesterol (como el huevo y la carne) con la intención de reducir los niveles del LDL-C (también llamado "colesterol malo"). Sin embargo, la evidencia que justifique la utilidad de esta estrategia parece querer hacerse de rogar;por ejemplo, en la revisión sistemática sobre el tema "Dietary cholesterol and cardiovascular disease: a systematic review and meta-analysis"(2015) los autores confirmaron con bastante contundencia la falta de pruebas al respecto.
Como consecuencia de estas incertidumbres, se han ido relajando las recomendaciones restrictivas respecto al colesterol que ingerimos con los alimentos. Pero es importante llegar a conocer con detalle los posibles efectos que puede tener su ingesta, ya que para elaborar las políticas de salud pública se suele seguir asociando el LDL-C con enfermedades cardiovasculares.
Hace unos días se publicó un estudio que puede ayudarnos a conocer mejor esta relación. Me refiero al trabajo publicado en la revista de los nutricionistas norteamericanos "Meta-regression analysis of the effects of dietary cholesterol intake on LDL and HDL cholesterol" (2018). Sus autores recopilaron los resultados de 55 ensayos sobre la ingesta de colesterol y su influencia en los niveles de colesterol LDL (malo) y HDL (bueno), con el objetivo de buscar modelos para predecir dicha relación. Y para hacer este trabajo, tuvieron que hacer bastante análisis estadístico, incluyendo algunos gráficos que pueden ser ilustrativos y que he decidido traer al blog.
Como consecuencia de estas incertidumbres, se han ido relajando las recomendaciones restrictivas respecto al colesterol que ingerimos con los alimentos. Pero es importante llegar a conocer con detalle los posibles efectos que puede tener su ingesta, ya que para elaborar las políticas de salud pública se suele seguir asociando el LDL-C con enfermedades cardiovasculares.
Hace unos días se publicó un estudio que puede ayudarnos a conocer mejor esta relación. Me refiero al trabajo publicado en la revista de los nutricionistas norteamericanos "Meta-regression analysis of the effects of dietary cholesterol intake on LDL and HDL cholesterol" (2018). Sus autores recopilaron los resultados de 55 ensayos sobre la ingesta de colesterol y su influencia en los niveles de colesterol LDL (malo) y HDL (bueno), con el objetivo de buscar modelos para predecir dicha relación. Y para hacer este trabajo, tuvieron que hacer bastante análisis estadístico, incluyendo algunos gráficos que pueden ser ilustrativos y que he decidido traer al blog.