Últimamente se han puesto de moda los test de intolerancias alimentarias, unos análisis de sangre que, según sus promotores, permiten conocer la intolerancia a una larga lista de alimentos o sus componentes. Este resultado serviría como guía para encontrar posibles alimentos que están empeorando nuestra salud (problemas digestivos, migrañas, etc.) y gran cantidad de gente lo está utilizando para erradicar de su dieta aquellos que podrían ser los responsables de su sobrepeso. El test no es precisamente barato, suponiendo un desembolse de varios cientos de euros.
Pero ¿realmente funcionan? ¿Y sirven para perder peso?
Los creadores de estos test afirman que cuando tenemos cierta intolerancia a algunos alimentos, nuestro cuerpo reacciona al comerlos y se producen ciertos cambios. Dependiendo de los diferentes fabricantes, se soportan en diferentes principios para medir esta "reacción" negativa. Por ejemplo, según uno de los métodos, se analiza la reacción celular ante los alimentos (en concreto dicen que la destrucción celular en la sangre) y en función de los resultados, se identifican diferentes grados de intolerancia. Según otro método más popular, el llamado test IgG o IgG4, lo que se identifica es la presencia y concentración de ciertos anticuerpos (inmunoglobulinas) que se generan ante la presencia de los alimentos no tolerados, poniendo muestras de los mismos en contacto con muestras de sangre del paciente.
¿Y qué dice la ciencia? Pues de nuevo parece que se utilizan los términos bioquímicos y médicos para aumentar las expectativas de la gente con verdades a medias, haciendo creer que estos análisis son muy científicos y muy útiles. Sin embargo, la realidad es bien distinta.
La clave está en que se juega con el término "intolerancia", que es poco preciso y que médicamente a menudo no es demasiado concreto, al contrario que "alergia". No se ha demostrado que la "reacción celular" de estos test o la presencia de los comentados anticuerpos sean indicadores suficientes y válidos para afirmar que existe un problema con el alimento analizado. Según los expertos, estas reacciones son muy genéricas y pueden tener muy diversas causas, incluso podrían deberse únicamente a una larga exposición a los mismos. De hecho, existen estudios con resultados contradictorios con los principios de estos tests. Por ejemplo, en el estudio "High levels of IgG4 antibodies to foods during infancy are associated with tolerance to corresponding foods later in life (2009)" se relacionó una mayor concentración de IgG4 a una mayor tolerancia a alimentos. También en "Early recovery from cow's milk allergy is associated with decreasing IgE and increasing IgG4 binding to cow's milk epitopes (2010) se observó que se reducía la alergia a la leche al aumentar los niveles de IgG4; y algo parecido a lo que ocurrió en el estudio "A randomized, double-blind, placebo-controlled study of milk oral immunotherapy for cow's milk allergy (2008)".
Como era esperable, no hay ensayos ni estudios realizados que prueben la eficacia y precisión de estos análisis para el uso que se les está dando (eliminación de ciertos alimentos de la dieta). De hecho, en el estudio "Food-Specific IgG4 Lack Diagnostic Value in Adult Patients with Chronic Urticaria and Other Suspected Allergy Skin Symptoms" de 2011 el resultado fue precisamente en el sentido contrario: Que los alimentos identificados como no tolerados no generaban ningún problema para los pacientes. Y evidentemente, tampoco hay ni un solo estudio que muestre su efectividad en el diseño de dietas personalizadas para la pérdida de peso.
Por otro lado, una gran cantidad de expertos, organismos y asociaciones que representan a la comunidad médica especialista en alergias e intolerancias han formalizado y difundido claramente su poca o nula confianza en estos métodos:
- Diagnostic tests for food allergy (2010)
- Testing for IgG4 against foods is not recommended as a diagnostic tool: EAACI Task Force Report (2008)
- Unorthodox Techniques for the Diagnosis and Treatment of allergy, Asthma and Immune Disorders (2007)
- Unproven techniques in allergy diagnosis (2005)
- Food allergy diagnostics: scientific and unproven procedures (2005)
En definitiva, me parece que estamos de nuevo ante la presencia de otro claro caso de tecnología-milagro + falta de escrúpulos + amimefuncionismo. Y a precio de oro.
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