Como hemos visto en posts anteriores, existen unos cuantos estudios analizando las dietas bajas en carbohidratos y el aumento de riesgo en la mortalidad global o las enfermedades cardiovasculares, pero su relación con el cáncer ha sido mucho menos investigada con herramientas epidemiológicas.
Abriendo brecha en este tema, investigadores suecos han publicado en Nutrition Journal los resultados del estudio observacional "Low-carbohydrate, high-protein diet score and risk of incident cancer; a prospective cohort study", en el que se ha hecho seguimiento a más de 60.000 personas durante más de 17 años, analizando la relación entre la cantidad de carbohidratos y la incidencia de cáncer.
Para ello segmentaron la dieta en función del porcentaje de carbohidratos ingeridos, abarcando un rango de carbohidratos de entre un 40 y un 60%, así que podría considerarse que más bien se estudiaron estrategias nutricionales "moderadas" de este macronutriente, más que "bajas".
En el trabajo se realizaron ajustes por una gran cantidad de variables de confusión y se estudiaron diferentes subgrupos. También se comprobó que, como era esperable, al
reducirse los carbohidratos, aumentó la ingesta de proteínas y grasas
saturadas.
En las conclusiones los investigadores afirman que no se ha encontrado relación entre la reducción de la ingesta de carbohidratos y ningún tipo de cáncer, excepto alguna pequeña excepción. Por un lado, se identificó un aumento del riesgo en el cáncer respiratorio, pero fue solo entre hombres y no se observó una respuesta a la dosis (más incidencia de cáncer cuanto menos carbohidratos), por lo que los autores mencionan que es bastante factible que se debiese el efecto residual de una variable de confusión, probablemente la relacionada con el fumar. Por otro lado, entre mujeres que comían más grasas saturadas y menos carbohidratos, se observó un menor riesgo de cáncer colorrectal (relación inversa), sin embargo, entre hombres que ingerían más proteína vegetal y menos carbohidratos el riesgo detectado fue algo mayor.
Lo dicho, excepciones puntuales, heterogéneas y algo contradictorias, que no parecen dar pruebas de nada claro ni evidente. El resumen global puede verse en las siguientes tablas (LCHP score es alto en dietas bajas en carbohidratos y bajo en dietas altas en carbohidratos):
Así que los autores en las conclusiones finales opinan que, en principio, la ingesta en los mencionados porcentajes de este macronutriente es segura desde la perspectiva del cáncer y su incidencia.
Por cierto, en todo momento se habla de riesgos relativos, así que éste es el típico estudio en el que sería conveniente mencionar el riesgo absoluto, tal y como comenté en este post anterior. La razón es que los casos de cáncer fueron pocos: en concreto, el 95-96% de las personas estudiadas no sufrió esta enfermedad, independientemente de la cantidad de carbohidratos que hubiera comido.
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