Las opiniones de Ben Goldacre, el autor de Bad Science y Bad Pharma, siempre son interesantes. Y con este texto publicado recientemente en BMJ, en el que expone su opinión sobre las estatinas, vuelve a demostrar que es toda una referencia intelectual en el ámbito médico:
"Tengo dos observaciones que hacer sobre las guerras de estatinas.
En primer lugar: Si existe alguna duda sobre los riesgos y los beneficios de las estatinas - y las hay - entonces, hemos fallado al poner en práctica de manera competente los principios más básicos de la medicina basada en la evidencia. Las estatinas son el tipo de tratamiento más comúnmente prescrito en el mundo desarrollado, tomadas por decenas e incluso cientos de millones de pacientes cada día. Esto aportaría experiencia clínica más que suficiente para resolver cualquier pregunta de investigación, si fuéramos competentes identificando todas las incertidumbres pendientes y realizando ensayos bien diseñados para responder a estas preguntas en la atención clínica habitual. Necesitamos mejores datos; una mejor difusión de esos datos; y una mejor comunicación de los datos, de manera que ayuden a las personas a tomar decisiones que reflejen sus deseos. Las estatinas deberían ser la joya de la corona de la medicina basada en la evidencia, la encarnación de la perfección: sin embargo, son un desastre.
En segundo lugar: si bien las disputas sobre los números individuales son importantes, los principales protagonistas de la guerra de las estatinas parece que, sobre todo, sufren la ilusión de que todos los pacientes piensan como ellos. Por un lado, tenemos a los médicos e investigadores que insisten en que ningún paciente sano rechazaría un tratamiento simple y seguro que reduce las posibilidades de un ataque al corazón en uno entre 200 casos; por el otro, tenemos a los médicos e investigadores que insisten en que uno de cada 200 es un beneficio ridículo y trivial, por el que ningún paciente sensato debería preocuparse.
En realidad, todos los pacientes son diferentes, y todos - como médicos o como pacientes - sopesamos distintos factores de forma diferente. Algunos quieren la longevidad a cualquier precio; otros piensan que tomar una píldora todos los días es una afrenta a su independencia. Algunos piensan que los músculos doloridos son un problema trivial; otros creen que los efectos secundarios - incluso cuando se transmiten de forma moderada, documentada, y cuidadosa - son la prueba de que su médico es un tonto imprudente.
Cuando ofrecemos las estatinas, o cualquier tratamiento preventivo, estamos practicando un nuevo tipo de medicina, muy diferente a la del médico que trata una lesión en la cabeza en urgencias. Actuamos menos como médicos y más como un equipo de ventas de seguros de vida: ofreciendo beneficios ocasionales, dentro de muchos años, a cambio de pequeños costes en la actualidad. Los pacientes difieren en lo que quieren pagar ahora, en forma de efectos secundarios y molestias, y en lo que les importan beneficios abstractos futuros. Fundamentalmente, los beneficios y las desventajas están tan estrechamente equilibradas que estas pequeñas diferencias individuales son realmente importantes.
Por todo ello, este nuevo tipo de medicamento necesita una información perfecta. Necesitamos datos claros, limpios que muestren los riesgos y beneficios de los tratamientos preventivos, sobre los resultados del mundo real, más allá de cualquier duda razonable, en cada nivel de riesgo, y para tantos subgrupos como sea posible. Necesitamos productos compartidos para la toma de decisiones que estén universalmente disponibles, cuidadosamente validados, y perfectamente integrados en la atención clínica rutinaria, para ayudar a los pacientes a tomar sus propias decisiones sólidamente informadas. Por último, tenemos que reconocer que distintos pacientes tienen prioridades diferentes: diferentes entre sí y, a veces, muy diferentes a las nuestras."
Muchas gracias por el post. Como siempre súper interesante.
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