Hace no mucho publiqué la traducción de un artículo del conocido y siempre interesante investigador John Ioannidis, en el que se planteaban algunas cuestiones importantes sobre los estudios de nutrición. Parece que su incursión en esta temática no va a ser algo puntual, porque acaba de publicar en JAMA otro artículo sobre el tema de los conflictos de interés.
Me refiero a "Disclosures in Nutrition Research, Why It Is Different" ("Transparencia en investigación sobre nutrición, por qué es diferente") y creo que pone sobre la mesa cuestiones bastante importantes que es necesario abordar cuanto antes.
A continuación les traigo una traducción libre del artículo completo:
"La investigación nutricional es uno de los campos más controvertidos de la ciencia. Aunque la totalidad de la dieta de un individuo tiene efectos importantes sobre la salud, individualmente la mayoría de los nutrientes y alimentos tienen efectos minúsculos (o nulos) . La confianza en los datos observacionales para los cuales la inferencia causal es notoriamente difícil también limita la capacidad clarificadora de la ciencia de la nutrición. Cuando los datos no son claros, las opiniones y los conflictos de intereses, tanto económicos como no económicos, pueden influir en los artículos de investigación, editoriales, directrices y leyes. Por lo tanto, las políticas de transparencia son una salvaguarda importante para ayudar a identificar posibles sesgos. En este artículo afirmamos que las normas actuales para la transparencia en la ciencia de la nutrición son inadecuadas y creemos que se necesitan mejores, incluida una definición más amplia de lo que constituye información valiosa en este tema.
Los conflictos de intereses económicos han recibido una atención considerable en la ciencia de la nutrición, especialmente los que involucran a la industria alimentaria, y por una buena razón. La alimentacion representa un mercado enorme, por lo que es lógico que la industria alimentaria intente promover sus productos e influir en la literatura y en la creación de opinión. A veces puede producirse una distorsión importante tanto en la recolección de evidencia como en su interpretación. Un registro de información sobre conflictos de intereses económicos puede ser útil para comprender cómo pueden verse afectadas la literatura científica, las políticas públicas y las preferencias dietéticas individuales y de la población. Al mismo tiempo, la opinión puritana de que aceptar fondos de la industria alimentaria sesga automáticamente los resultados de un trabajo también está obsoleta.
El patrocinio de la industria no es la única forma de conflicto de intereses relacionado con la ciencia de la nutrición. Algunos beneficios económicos indirectos también pueden ser importantes. Muchos científicos y expertos en nutrición escriben libros con sus opiniones y preferencias dietéticas. Dado el interés del público sobre el tema, los libros sobre nutrición, dietas y pérdida de peso a menudo aparecen en las listas de superventas, aunque la mayoría ofrece poca o ninguna evidencia para respaldar sus afirmaciones frecuentemente audaces. Los conflictos de intereses económicos también pueden aparecer en lugares inesperados. Por ejemplo, muchas iniciativas de nutrición sin ánimo de lucro requieren de una considerable cantidad de dinero por parte de donantes para mantener su solvencia. La visibilidad pública a través de la literatura científica y su reverberación a través de comunicados de prensa, otras coberturas de los medios y el aumento de los medios sociales pueden ser importantes en este sentido.
Respecto a los conflictos de intereses no financieros, la preferencia por las teorías favoritas prevalecen en ciencia y pueden afectar a cualquier campo de estudio. Es casi inevitable que un científico se forme una opinión que vaya más allá de los datos. Es probable que los científicos defiendan su trabajo, sus propios descubrimientos y las teorías que proponen o defienden. Los científicos de la nutrición se enfrentan a un desafío adicional: todos los días deben tomar numerosas decisiones sobre qué comer sin permitir que esas elecciones afecten su investigación. La mayoría de ellos también han estado expuestos a diversas normas dietéticas en su familia, cultura o religión. Estas normas a veces pueden entrelazarse con valores, creencias metafísicas absolutistas o ambas. Por ejemplo, ¿podría un autor que es muy partidario de alguna religión concluir que una prescripción de su religión relacionada con la dieta es tan poco saludable como para que no valga la pena?
El activismo se ha convertido en otro aspecto del trabajo realizado por muchos investigadores en nutrición, y también debe considerarse como conflicto de intereses que debe comunicarse. Estos esfuerzos a menudo surgen de nobles intenciones y pueden conducir a contribuciones inestimables a la sociedad y la salud pública en particular. Sin embargo, el activismo también es ortogonal a un aspecto clave del método científico, relacionado con no estar posicionado desde un principio. Se han reportado ejemplos de "sesgo de sombrero blanco" (sesgo que distorsiona la evidencia científica en apoyo de un fin justo percibido como el mejor).
Por lo tanto, es importante que los investigadores en nutrición revelen su trabajo como activistas, así como sus preferencias dietéticas y si ello es relevante para lo que se presenta y discute en los artículos. Esto es aún más importante si las preferencias dietéticas son específicas, circunscritas y firmemente interiorizadas. Por ejemplo, los lectores deben saber si un autor es muy partidario de una dieta vegana, la dieta Atkins, una dieta libre de gluten, una dieta rica en proteínas animales, marcas específicas de suplementos, etc., si estas opciones dietéticas se analizan en un artículo. Los tipos de artículos en los que debe esperarse una declaración de posibles conflictos serían las investigaciones originales, las reseñas y los artículos de opinión (como editoriales). Tales declaraciones no deben verse como una admisión de falta de integridad, por el contrario, la divulgación fortalece la integridad percibida del autor. Además, algunas declaraciones pueden terminar siendo ventajosas para los hallazgos futuros de la investigación. Por ejemplo, si en algún momento las dietas veganas estrictas se muestran definitivamente beneficiosas para la salud, un autor que previamente reveló una fuerte adhesión a esa dieta puede recibir un reconocimiento adicional y aclamación por su sabiduría profética.
Los lectores y usuarios de artículos de nutrición serían los beneficiarios de la declaración de las preferencias dietéticas de los autores. Entenderían cuándo un autor pone en práctica el mensaje comunicado en el artículo. Al mismo tiempo, los lectores que sean más indecisos y escépticos tendrán un aviso de que un autor es un fuerte defensor del mensaje, hasta el punto de tomar decisiones de vida comprometidas basadas en lo que defiende. Incluso si el autor es un visionario y sus posiciones son correctas, tales revelaciones permitirían a los lectores interpretar los puntos de vista presentados en el contexto adecuado. La disponibilidad de estas declaraciones permitiría a los lectores ser escépticos o no (dependiendo de cómo vean la evidencia y los argumentos presentados).
¿Deberían aplicarse normas de transparencia similares para artículos sobre comportamientos y hábitos no dietéticos? La mayoría de los hábitos no dietéticos difieren de la dieta en uno o más aspectos que son relevantes para considerar si la declaración es necesaria o no. En primer lugar, algunos hábitos tienen efectos sustancialmente más claros (y por lo tanto menos controvertidos) que el consumo de la mayoría de los nutrientes y alimentos. Por ejemplo, fumar aumenta el riesgo de muchos cánceres aproximadamente 10 a 20 veces, pero la ingesta de carne roja puede aumentar el riesgo de cáncer colorrectal 1,02 veces (o puede no tener ningún efecto), y la ingesta de frutas o verduras puede disminuir el riesgo de cáncer 1,002 veces por porción (o puede no tener ningún efecto). En segundo lugar, ningún otro hábito tiene la ubicuidad del consumo de alimentos. En tercer lugar, la nutrición tiene un amplio interés público por lo que la distorsión de la evidencia (original o repetida) en libros ampliamente leídos y en los medios populares tiene potencial de causar un mayor daño público. En cuarto lugar, las posturas conductuales extremas y comprometidas que se originan en la familia, la cultura o la religión son más comunes con la dieta.
Hay algunas otras intervenciones no dietéticas para las cuales los juicios de valor culturales o religiosos también pueden ser particularmente fuertes, como el mindfulness, el tai chi o la circuncisión. También puede ser necesario considerar la transparencia en estas elecciones y prácticas personales. Aún así, la nutrición se distingue por el gran volumen de artículos publicados y la toma de decisiones diaria y omnipresente relacionada con las elecciones dietéticas. También otras intervenciones se debaten ocasionalmente en revistas de investigación y medios públicos (por ejemplo,las mamografías), sin embargo, generalmente carecen de la constelación de características enumeradas anteriormente que hace que la nutrición sea diferente.
Como regla general, si es razonable esperar que el ejemplo de un autor influya en cómo algunos lectores perciben un artículo suyo, se debe alentar la declaración de sus posibles conflictos. Los autores que tienen creencias fuertes y toman decisiones muy comprometidas con la dieta u otras conductas no deben dudar en divulgarlas. Hacerlo puede ayudar a todos a entender quién promueve qué y por qué."
Como siempre, a los más interesados por el tema les recomiendo el artículo original (y las referencias que cita), accesible en este enlace.
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