Lo que dice la ciencia para adelgazar de forma fácil y saludable

14 feb 2018

Plan para la mejora de la composición de los alimentos, ¿va a funcionar?

Hace unos días, la Ministra de Sanidad se encargó personalmente de hacer la presentación oficial de su última iniciativa sobre alimentación y salud. La rueda de prensa  tuvo un impacto considerable en todo tipo de medios y pudimos leer una buena cantidad de titulares relacionados.

El documento en el que se describe toda la iniciativa se titula "Plan de colaboración para la mejora de la composición de los alimentos y bebidas y otras medidas 2017-2020" y se puede descargar completo desde este enlace.

Para quien no les apetezca leerlo completo, se lo resumo brevemente:

El Gobierno ha llegado a un acuerdo (de carácter voluntario) con una buena cantidad de representantes de la industria alimentaria (en general asociaciones de diversos sectores) para que los fabricantes se comprometan a modificar la composición (un proceso también denominado  "reformulación") de algunos de sus alimentos procesados o altamente procesados. Los nutrientes objetivo serían sobre todo las grasas saturadas, la sal y el azúcar y el fin último sería conseguir alimentos más sanos y contribuir a la mejora la salud de todos los ciudadanos.

En este post no voy a entrar a criticar cada detalle de la iniciativa, ya que se ha hablado bastante del tema en muchos medios y en las redes. Si alguien quiere conocer algunas opiniones y posiciones, especialmente las voces más críticas, puede leer este artículo publicado en El Mundo, que las resume bastante bien (incluso incluye un pequeño comentario de un servidor) y que podríamos sintetizar con una frase: las reducciones propuestas para los nutrientes indeseables son muy pequeñas y clínicamente insignificantes.

Sin embargo, quisiera comentar algo de lo que, en mi humilde opinión, no se ha hablado lo suficiente. Algo que considero fundamental y que debería ser el punto de partida de todo proyecto planteado desde las instituciones sanitarias. Me refiero a las pruebas y la evidencia en las que se basa.

Me explico:

¿Se ha demostrado que la estrategia de cambio en la composición de esos nutrientes específicos en alimentos procesados realmente funciona para mejorar la salud de los ciudadanos? ¿Se han recabado pruebas que muestren que es muy probable que se puedan conseguir resultados positivos? ¿Hay evidencia que justifique todo ello?

Dado que el documento es bastante extenso y explicativo e incluye bastantes referencias, lo lógico sería que sus redactores hubieran mencionado los estudios y las evidencias en los que se han basado.

¿Y es así? Veámoslo.

En las primeras páginas hay bastante contenido que pretende justificar la iniciativa mediante una serie de datos sobre la evolución del sobrepeso.  De ahí poco se puede sacar. Si avanzamos un poco más, en la página siete, encontramos un texto que parece darnos la clave. En concreto, el siguiente párrafo de dicha página es el principal protagonista, contundente y categórico en su redacción:


Pues aquí lo tenemos. Esta redacción deja poco margen para dudas, dice "Una de las intervenciones más eficaces...",  así que la cosa parece estar muy clara. Leyéndolo podríamos deducir que la reformulación no solo es una estrategia eficaz, sino que además es de las mejores iniciativas que pueden existir.

¿Y las pruebas? Pues al final del párrafo hay un numerito, que hace referencia a un estudio científico. Un estudio, tan solo uno.

La cantidad no me parece apabullante, pero menos es nada. Veamos hasta qué punto nos justifica todo el plan.

Se trata de "Food reformulation and nutritional quality of food consumption: an analysis based on households panel data in France" (2018), una investigación realizada por expertos franceses que analizaron los cambios en el consumo de cierto tipo de nutrientes (sal, azúcares, fibra, grasas y grasas saturadas), recogiendo datos estadísticos de algunas familias de productos ultraprocesados: patatas fritas, galletas, cereales de desayuno y refrescos. Dado que algunos de estos productos habían sido sometidos a reformulación por parte de los fabricantes, se podría saber si la ingesta de los mencionados nutrientes a partir de dichos alimentos había variado con el tiempo.

Y tras analizar todos los datos, los autores encontraron cierta reducción en el consumo de grasas saturadas y de sal en algunos de estos alimentos. En el resto de nutrientes no apreciaron cambios relevantes, e incluso en algún caso (azúcar) se detectó un ligero aumento.

Resumiendo: Un solo estudio, con resultados bastante limitados, en el que se habla de ingesta de unos pocos nutrientes. En ningún momento se utilizan indicadores de salud.

¿Ustedes creen que esto justifica la afirmación "Una de las intervenciones más eficaces..."? ¿Y todo el plan de un gobierno?

Hay otra cosa que me llama la atención a la hora de revisar plazos y fechas. Resulta que el gobierno lleva desde el año 2016 desarrollando este plan, como se explica en esta figura incluida en el propio documento:



Sin embargo, el estudio se publicó en diciembre del año 2017. Es decir, bastante después de su inicio y justo antes de la presentación pública. vamos, que la referencia al estudio se añadió a posteriori, cuando ya estaba concretado el plan.

Pero sigamos leyendo el documento, quizás encontremos algo más.

Tras el contundente párrafo que acabamos de ver, en la siguiente página - la octava - los autores vuelven a intentar defender la iniciativa, citando el respaldo de este tipo de enfoques por parte de un grupo de expertos creado en la Unión Europea, el denominado "High Level Group on Nutrition and Physical Activity". En efecto, dicho grupo ha publicado varios documentos en los que aconseja de forma bastante general la reducción de los citados nutrientes, pero en su repositorio de documentos clave  tampoco he sido capaz de encontrar referencias a estudios o investigaciones sobre intervenciones concretas que soporten la eficacia para la salud del hecho de reformular alimentos procesados. Ni uno.

Y si continuamos nuestra lectura, justo después nos encontramos con una buena cantidad de páginas dedicadas a exponer datos estadísticos sobre el consumo de los famosos nutrientes, así como directrices de diversas organizaciones internacionales respecto a sus cantidades máximas y mínimas, incluyendo algunos análisis sobre la adecuación de la dieta española a las mismas. El típico enfoque basado en el "nutricionismo", pero sin ninguna evidencia concreta de que la reformulación de alimentos haya sido de utilidad para la salud pública.

Y ya.

En definitiva, el primer paso, el más importante, el de seleccionar ideas e iniciativas (en este caso la reformulación) basadas en pruebas y evidencia sólida, no se ha realizado.

¿Merece entonces la pena entrar a valorar u opinar sobre cada una de las propuestas?

Alguien podría pensar que aunque no haya evidencia clara, los planteamientos son adecuados o de sentido común. Pero en este tipo de propuestas tan relevantes y complejas eso no es suficiente, ni mucho menos. Sobre todo cuando el punto de partida ni siquiera es neutro, es más bien negativo. Todos conocemos otra ocasión en la que se ha utilizado la estrategia de "reformulación  o mejora de la composición nutricional de los productos" procesados. Además ocurrió "en la vida real", de forma masiva, sin necesidad de ningún tipo de acuerdo, simplemente dejando actuar al mercado. Me refiero a los productos light y bajos en grasas, llevan décadas a la venta pretendiendo reducir el consumo de todo tipo de grasas y las calorías ingeridas. Y no solo no han servido para mejorar la salud de las personas ni para prevenir el sobrepeso, sino que incluso han podido ser contraproducentes.

No puede hablarse de  "una de las intervenciones más eficaces" cuando no hay ni un solo ensayo de intervención con resultados significativos para la salud. Y un plan basado en un tipo de intervención que todavía nunca ha demostrado su eficacia lo más probable es que termine siendo un fracaso y un despilfarro de tiempo y recursos.

Ojalá me equivoqué, pero todo esto tiene visos de que no servirá para nada. Una vez más.

Actualización:

Una nueva revisión sistemática sobre la reformulación de alimentos, publicada unos meses después de la presentación del plan, tampoco muestra pruebas significas de su utilidad para mejorar la salud. Información detallada en este post.

2 comentarios:

  1. En la línea de los grandes manuales de este gobierno que nos auguran mejor salud, mejor formación (véase el tergiversado libro blanco de educación) y cualquier milonga que nos quieran vender en base a...nada. Marear. Es algo más grave y lamentable de lo que la gente piensa. Seguir viviendo en la ignorancia, sin progresar...en fin.

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  2. Se echa en falta en este "plan" algo más de base científica sobre los efectos de dichos nutrientes. Los limitados objetivos del plan en cuanto a azúcares (qué es un 5 o un 10% de reducción en alimentos con más de 50% de azúcares añadidos, cuando con sólo un 25% está comprobado que se produce sobrepeso) no sólo negarán cualquier efecto beneficioso, sino que producirán muchos efectos negativos que no seremos capaces de dilucidar hasta pasados más de 10 años. Esto ya está pasando en Estados Unidos, de donde proceden varias multinacionales firmantes. Estamos dejando el gallinero al cuidado del zorro.

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