Además, recientes y rigurosos estudios epidemiológicos, como los que comenté en este artículo anterior o este otro, obtienen resultados que dan que pensar respecto a la idoneidad de los mínimos y máximos establecidos. Al parecer, niveles de colesterol total bajos parecen ser menos recomendables de lo que se pensaba y, por el contrario, algunos segmentos de la población no presentan aumentos de riesgo significativos a pesar de presentar concentraciones de colesterol en sangre que suelen considerarse altas.
¿Son posibles cambios a corto plazo en estas recomendaciones? Según leo en Scientific American, por orden del US National Heart, Lung and Blood Institute desde hace un tiempo un panel de expertos está trabajando en una nueva versión de la guía sobre el colesterol en la prevención de la enfermedad cardiovascular (la que se llamará Adult Treatment Panel - ATP IV). Se espera que vea la luz a lo largo de este año, probablemente durante las próximas semanas, algo más de una década después de la anterior (la ATP III , que fue publicada en 2002 y actualizada en 2004).
¿Llegará con cambios importantes? Pues no lo sé, pero aunque supongo que sí que traerá alguno, no creo que sea demasiado radicales. Voy a salirme un poco del tono riguroso habitual y me arriesgaré a hacer unas pocas predicciones en sus aspectos más generales:
- No creo que haya cambios demasiado significativos en los valores mínimos y máximos recomendados de colesterol total (CT), LDL y HDL, aunque puede que se amplíen algunos los márgenes
- Quizás se deje más claro que lo de "cuanto menos, mejor" no es correcto en el caso del CT.
- Quizás se haga más hincapié en la interpretación flexible de los resultados por parte del médico, en función de otros factores de riesgo y los estilos de vida del paciente.
- Tal vez se abra la posibilidad al uso de otros indicadores complementarios que apoyen a los de colesterol: CT/HDL, LDL/HDL, TG/HDL...
El "Cuanto menos mejor" ha inculcado premisas bastante negativas en la cultura popular.
ResponderEliminarUna de ellas es la de considerar el colesterol una "toxina" por llamarlo de alguna manera, algo ajeno a nosotros, como algo que no tiene ninguna función y hay que evitar.
Y por supuesto la falacia del colesterol total frente al consumo del perfil lipídico.