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12 jul 2013

Cómo han cambiado las recomendaciones dietéticas (I) - De 1977 a 1995

Hace 35 años se publicaron en EEUU las primeras recomendaciones dietéticas dirigidas a sus ciudadanos, con el objetivo de prevenir la obesidad y las enfermedades relacionadas con la alimentación. Desde entonces, han visto la luz nuevas revisiones aproximadamente cada cinco años, con más o menos modificaciones, para adaptarlas, al menos en la teoría, a la evidencia científica más solida y reciente que iba apareciendo.

Evidentemente, debido a la notoriedad que tiene todo lo que se hace desde la superpotencia norteamericana, estas recomendaciones han sido replicadas, imitadas o directamente copiadas por todo el mundo, especialmente en entornos en los que se identificaban los mismos problemas nutricionales y de sobrepeso. Por ello podríamos decir que las "dietary guidelines for americans" han tenido y tienen una enorme trascendencia y repercusión a nivel mundial.

Creo que resulta un ejercicio interesante hacer un repaso histórico de cómo han ido cambiando a lo largo de estos años estas recomendaciones. Y también debería ser una cura de humildad para aquellos que hablan de este tipo de directrices en términos categóricos, como si se refirieran a la verdad absoluta, ya que, como podrán comprobar, ha habido cambios. Y algunos de ellos sustanciales.

En este primer post me centraré en el periodo 1977-1995, que incluye cinco ediciones de estas populares guías dietéticas. Vamos allá.


Como se relata en este documento del CNPP sobre la historia de las recomendaciones dietéticas, tras varios años de debate y de puesta en común, en 1977 el Comitte on Nutrition and Human Needs, creado por el senado de EEUU,  aprobó las primeras recomendaciones. Podría decirse que fueron las madres de todas las recomendaciones sobre el tema, que se redactaron desde dos puntos de vista diferentes:

Desde el punto de vista de los nutrientes:
  1. Aumentar el consumo de carbohidratos complejos y azúcares desde alimentos naturales
  2. Reducir el consumo de azúcares refinados y procesados, grasas totales, grasas saturadas, colesterol y sodio (sal)
Desde el punto de vista de los alimentos:
  1. Aumentar el consumo de frutas, vegetales y cereales integrales
  2. Reducir el consumo de azúcares refinados y procesados y de alimentos con mucho azúcar
  3. Reducir el consumo de alimentos con muchas grasas y grasas animales y sustituir parcialmente las grasas saturadas por grasas poliinsaturadas
  4. Reducir los huevos, mantequilla y otros alimentos con mucho colesterol
  5. Reducir la sal y los alimentos con mucha sal
  6. Elegir preferiblemente lácteos bajos en grasas o sin grasas (excepto entre niños)
¿Le son familiares? Es probable que le parezca mentira que hayan pasado 35 años desde entonces. Pero esto no fue más que el comienzo. Poco después, en 1980, se produciría la primera revisión, dando comienzo a una serie que ya se ha convertido en un clásico.

Las siguientes tres revisiones, publicadas en 1980, 1985 y 1990, fueron difundidas entre la población con los siguientes coloridos folletos:


Las tres ediciones presentaron muy pocas diferencias entre ellas, con siete recomendaciones casi invariables que podrían resumirse de la siguiente forma:
  1. Seguir una dieta variada. Se justifica por el objetivo de asegurar los aproximadamente 40 nutrientes importantes que necesita el organismo.
  2. Mantener el peso. Con un mensaje centrado en comer alimentos menos calóricos, reducir las porciones y gastar más.
  3. Minimizar las grasas totales, las grasas saturadas y el colesterol. En las versiones de 1980 y 1985 se demoniza especialmente el colesterol y en 1990 también se cargan las tintas sobre las grasas saturadas.
  4. Comer alimentos con adecuada fibra y almidón. Se insta a priorizar los carbohidratos (sobre todo complejos) sobre las grasas, con el argumento de que tienen menos calorías. En 1990 esta recomendación cambia a "Seguir una dieta con abundantes vegetales, frutas y productos de cereales" y se justifica con los argumentos de aportar menos grasas y más fibra. De vez en cuando aparecen referenciados los cereales integrales, aunque de forma un poco confusa y dispersa, cuando se habla de la fibra.
  5. Evitar el exceso de azúcar. En las ediciones de 1980 y 1985 se hace sobre todo hincapié en el riesgo de caries. En 1990 se da más relevancia al exceso de calorías por este alimento. En todas se niega con especial énfasis que el exceso de azúcar provoque diabetes.
  6. Evitar el exceso de sal. Basándose sobre todo en que se come más de la que se necesita.
  7. Si se toman bebidas alcohólicas, hacerlo con moderación.
Pueden descargarse los folletos originales completos en pdf, con todas sus explicaciones detalladas, desde estos enlaces: 1980, 1985, 1990.

Matices menores aparte, estas serían las principales diferencias respecto a las primeras y pioneras recomendaciones de 1977:
  1. Se introduce la variedad de la dieta como algo positivo.
  2. Se hace hincapié en el mantenimiento del peso mediante el control calórico.  
  3. Se incluye el control del alcohol.
  4. Se les quita protagonismo a los lácteos desnatados.
Durante esta "trilogía" de la década de los 80 la cosa se mantuvo bastante invariable. La única directriz que sufrió algún cambio significativo fue la cuarta, en la que se pasó de recomendar cantidades adecuadas de fibra y almidón en 1980 y 1985, a sugerir abundancia de vegetales, frutas y cereales en 1990. Probablemente el objetivo era hacerla más comprensible entre el colectivo al que iba dirigida, la gente normal, utilizando grupos de alimentos familiares en lugar de componentes de los mismos.

Sigamos avanzando en el tiempo. Nos adentramos en la década de los 90, en cuya mitad se publicó la revisión de 1995.

Este era su folleto (disponible completo en pdf desde este enlace):


La verdad es que esta versión también podría considerarse como una continuación de las tres anteriores.  Si lee las siete recomendaciones incluidas en los aros de colores, comprobará que son prácticamente iguales a las siete de las ediciones anteriores. En los textos completos, tampoco encontrará grandes diferencias en sus ideas generales: variedad en la dieta, promoción de vegetales y cereales, política anti-grasa y anti-colesterol, control de calorías, y poca sal, azúcar y alcohol. Respecto a la forma, hay alguna evolución: Se incluye algo más de información sobre diversos nutrientes importantes y sus fuentes.

Sin embargo, he separado esta revisión de las tres anteriores porque creo que se produjo un cambio importante. Aunque sin modificaciones de fondo, el contenido fue redactado desde cero y renovado en su totalidad. Lo que más llama la atención de estos nuevos textos es su forma de posicionar como protagonistas a los cereales refinados y sus derivados, en primera línea de la dieta. Para ello, en los apartados correspondientes se multiplicaron los comentarios favorables, se situaron en primer lugar en todas las menciones, por delante de vegetales y frutas (fíjese en el texto del aro morado en la imagen superior y compárelo con la cuarta recomendación de la revisión de 1990) y solo se mencionaron los cereales integrales de forma muy anecdótica, al hablar de la fibra.

Para formalizar y rematar este evidente favoritismo, se incluyó entre sus páginas  la tristemente famosa Food Pyramid, que lucía en su base los cereales y sus derivados, indicando que se consideraban el alimento primordial. Con una recomendación de nada más y nada menos que 6 a 11 raciones diarias.



Sin ninguna duda, esta revisión de 1995 fue, en mi opinión, la coronación de los carbohidratos de rápida absorción como los reyes de la alimentación occidental. Un reinado que ha durado hasta la actualidad y que no parece tener visos de desaparecer.

Y por el momento lo dejamos aquí, en 1995. En el próximo post veremos cuáles fueron las recomendaciones al cambiar de siglo, durante en el periodo 2000-2010, con novedades y diferencias que iremos comentando. ¡No se lo pierda!

10 comentarios:

  1. Entre los organismos gubernamentales,¿es únicamente el departamento de agricultura el que da las recomendaciones nutricionales para los americanos?Suena raro que las recomendaciones de salud no las haga el departamento de salud y sea el de agricultura, dependiente del gran poder que tiene el lobby del cereal. Vamos que el departamento de agricultura no se va a tirar piedras a su propio tejado diciendo que moderación en el consumo de cereales y logicamente velará por el interés economico de sus agricultores.

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  2. Lo hacen "en colaboración" el departamento de agricultura (USDA) y el de salud (HHS)

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  3. Algo importante que no habeis resaltado es que en la revisión de 1995 se hace referencia por primera vez a la realización de actividad física como parte crucial para mantener el peso.

    Por otro lado, hablais de carbohidratos de absorción rápida y mi pregunta es ¿no son mejores los de absorción lenta?

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    1. En las tres versiones anteriores, en la segunda recomendación, ya se refieren al tema del ejercicio.

      Sobre los carbos de rápida absorción, te recomiendo leer esto:
      http://loquedicelacienciaparadelgazar.blogspot.com/search?q=carbohidratos+r%C3%A1pida+absorci%C3%B3n+y+refinados

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  4. Con estas recomendacion el % de obesidad y riesgo cardionavascular ha bajado mucho...¿o no?

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    1. Tienes la respuesta en los siguientes artículos de la serie

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  5. Pueden descargarse los folletos originales completos en pdf, con todas sus explicaciones detalladas, desde estos enlaces: 1980, 1985, 1990.
    Hola, escribes esto, pero no consigo descargarlos,¿ podriais ayudarme a encontrarlos?
    Muy buen trabajo por resumir estos estudios ;)

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    1. Gracias por el aviso, han eliminado los documentos. Los he vuelto a enlazar desde otra dirección, ya están de nuevo descargables.

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  6. Hola! Gran trabajo de nuevo pero,el folleto del año 1995, ¿podrías resubirlo por favor?

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