Lo que dice la ciencia para adelgazar de forma fácil y saludable

27 abr 2020

Sobrepeso, nutrición y coronavirus



Creo que es la primera vez que durante dos meses seguidos no publico nada nuevo en este blog. Pero también es la primera vez que sufrimos una pandemia a nivel mundial ...

Como supongo que les ha pasado a muchos, durante estos dos últimos meses mi mente ha estado ocupada en otras cuestiones que ha considerado más relevantes. Quienes me siguen en las redes sociales (sobre todo Twitter e Instagram), habrán sido testigos de que los contenidos que he difundido estaban sobre todo relacionados con la pandemia y el virus que la ha provocado, el SARS-Cov-2.

Afortunadamente, parece que la situación poco a poco se va reconduciendo y, aunque todavía queda mucho por hacer y el futuro sigue siendo incierto, intentamos volver a la normalidad. Por lo tanto, voy a procurar que en este blog ocurra lo mismo.



Como acto "de transición", he pensado que podría hacer un pequeño resumen de algunas cuestiones y anécdotas relacionadas con la alimentación y el coronavirus de las que he sido testigo durante las últimas semanas.

Obesidad como factor de riesgo en Covid-19

Dado que el blog sobre todo trata de cómo prevenir el sobrepeso, es razonable empezar este resumen haciendo mención a una cuestión interesante y sobre la que se ha hablado bastante: la relación entre el sobrepeso y la severidad de la Covid-19. Desde diversas fuentes y expertos se ha difundido la hipótesis de que el exceso de peso puede ser un factor de riesgo bastante claro para tener un peor pronóstico y síntomas más graves en caso de sufrir una infección (fuente).

Los estudios de los que se ha deducido esta posibilidad han analizado las características de las personas que han dado positivo en la enfermedad y se han contrastado con la evolución y severidad de los síntomas, encontrando una relación poco favorable para los casos de mayor sobrepeso, especialmente en el rango que suele considerarse obesidad (IMC>30).

Estas son algunas de las investigaciones que han encontrado dicha relación:
Todavía es pronto para confirmar esta hipótesis, ya que hay pocos estudios, observacionales y no demasiado numerosos. Todavía no se sabe si el sobrepeso es un riesgo independiente o si solo es una variable asociada a otros problemas de salud como la hipertensión, diabetes o enfermedad cardiovascular, que también se relacionan con un peor pronóstico en Covid-19.

De confirmarse, las infecciones respiratorias por coronavirus se sumarían a la larga lista de patologías asociadas a la obesidad, lo cual son malas noticias para una buena parte de la población mundial.

Alimentación y dietas para prevenir o tratar Covid-19

Algunos de los que se mueven en el negocio de las dietas han aprovechado la situación de crisis para seguir "vendiendo su libro" y hacer afirmaciones respecto a prevenir o tratar la Covid-19 mediante sus recomendaciones dietéticas. En pocos días algunas dietas populares se han convertido también en "posiblemente eficaces contra el Covid-19". Pero, como imaginarán, ese tipo de afirmaciones no tienen ninguna base. No hay estudios que permitan deducir si una dieta es mejor que otra para este tipo de situaciones, así que si se topan con ese tipo de información, lo mejor es que la obvien directamente.

En un ámbito más oficial y serio,  un grupo de expertos españoles ha considerado oportuno publicar un documento sobre la alimentación y la Covid-19, titulado "Recomendaciones de alimentación y nutrición para la población española ante la crisis sanitaria del COVID-19; documento de postura de la Academia Española de Nutrición y Dietética y del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas". Como su título indica, pretende reflejar el posicionamiento de dos de las principales entidades o asociaciones de profesionales de la dietética y la nutrición que hay en España y pueden leerlo completo en el enlace, ya que es de libre acceso.

Tengo que decir que tras su lectura, el documento me ha dejado una sensación agridulce. Entiendo la buena voluntad de la iniciativa y creo que  la mayor parte del documento es acertado, intentando aportar algo de información sobre alimentación a quién la busque en estas excepcionales circunstancias. Pero, en mi opinión, no todo su contenido es acertado ni tiene el rigor que debería tener.

En las primeras ocho páginas se introduce el tema y, acertadamente, se deja claro que a día de hoy no hay evidencias suficientes para hacer recomendaciones dietéticas específicas para las infecciones por coronavirus y la Covid-19, como se sintetiza en las siguientes frases del documento:

" el consumo de determinados alimentos o seguir una dieta determinada no puede prevenir ni disminuir el riesgo de contagio en personas sanas, y en personas enfermas la dieta solamente podría ayudar en el manejo de los síntomas de la propia enfermedad, pero en ningún caso tratarla·..."

"Actualmente, no existe un tratamiento nutricional específico frente al COVID-19. En general, las pautas de alimentación irán dirigidas a paliar los síntomas generados por la fiebre y los problemas respiratorios, asegurando una adecuada hidratación. A menudo, los principales síntomas de COVID-19 se acompañan de anorexia (falta de apetito), ingesta inadecuada de alimentos y un aumento de la deshidratación no sensible causada por fiebre, que puede conducir a hipotensión. Monitorizar el adecuado consumo de alimentos y agua es de vital importancia en todo momento."

"En cuanto a la elección de alimentos y bebidas, una alimentación saludable habitual es la recomendación para toda la población, y también para personas afectadas de COVID-19 con sintomatología leve y/o asintomáticas."

Posteriormente, a partir de la página 12 y hasta el final del documento, los autores dan respuesta de forma clara y breve a una serie de preguntas habituales respecto a cuestiones concretas, como precauciones para prevenir infecciones en las compras, rol de nutrientes específicos, etc., de forma también correcta y basada en estudios; y volviendo a insistir en la falta de evidencia para hacer recomendaciones específicas y concretas.

Sin embargo, entre estos dos grandes bloques - de la página 9 a la  11 - hay unos textos que no me parecen tan acertados. En este apartado los autores han decidido dar siete recomendaciones dietéticas  específicas dirigidas a un colectivo concreto: aquellas personas afectadas por Covid-19 y con sintomatología leve. Estas son dichas recomendaciones:
  1. Mantener una buena hidratación.
  2. Tomar al menos 5 raciones entre frutas y hortalizas al día.
  3. Elegir el consumo de productos integrales y legumbres.
  4. Elegir productos lácteos (leche y leches fermentadas/yogur) preferentemente bajos en grasa.
  5. Consumo moderado de otros alimentos de origen animal dentro de las recomendaciones saludables.
  6. Elegir el consumo de frutos secos, semillas y aceite de oliva.
  7. Evitar los alimentos precocinados y la comida rápida.
Para empezar, el incluir estas siete recomendaciones podría parecer que contradice su frase anterior "Actualmente, no existe un tratamiento nutricional específico frente al COVID-19". Pero dado que también se dice que "una alimentación saludable habitual es la recomendación para toda la población, y también para personas afectadas de COVID-19 con sintomatología leve y/o asintomáticas", podemos deducir que estas siete recomendaciones simplemente son aquellas que también se darían a la población en general, en cualquier circunstancia y situación.

El caso es que el proceso para definir unas recomendaciones generales para toda la población no es nada sencillo. Para que se hagan una idea, las recomendaciones dietéticas norteamericanas (DGA) requieren de muchos meses de trabajo y centenares de personas involucradas cada vez que se  actualizan (cada cuatro años).  Y ni así parece ser algo definitivo ni concluyente, así lo refleja el hecho de que haya diferencias llamativas entre las recomendaciones dietéticas de países de todo el mundo, tal y como se explica en la revisión "A Global Review of Food-Based Dietary Guidelines" (2019) y como resumí en este post anterior.

Por lo tanto, este proceso para la definición de unas recomendaciones dietéticas oficiales para toda la población debería realizarse siguiendo una metodología estructurada, científica y rigurosa, dedicándole el tiempo necesario. Algo difícil de cumplir en este caso ya que, según han difundido algunos de los propios autores por redes sociales, el documento se ha desarrollado en menos de una semana. Tampoco se aporta información detallada sobre la metodología utilizada, por lo que no parece que se hayan seguido los protocolos habituales basados en la evidencia para la realización de las recomendaciones dietéticas de un país.

Por otro lado, si "una alimentación saludable habitual es la recomendación para toda la población", en lugar de ponerse a redactar unas recomendaciones a toda pastilla, ¿no sería más lógico recurrir directamente a las recomendaciones oficiales sobre "alimentación saludable" que ya existan? Por ejemplo, las que hayan desarrollado en su momento la Academia Española de Nutrición y Dietética y/o el Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas. U otros documentos en los que hayan colaborado como asesores expertos. ¿O acaso esas recomendaciones no existen? (Esta última es una pregunta retórica).

Por otro lado, si leemos los textos de detalle de las siete recomendaciones, hay algunas cuestiones que son bastante discutibles. En concreto creo que las siguientes son las más significativas:
  • Recomendar de manera destacada "al menos" 5 raciones de frutas y hortalizas, cuando la evidencia sólida de beneficios es muy clara hasta las 3 raciones, positiva y algo menos clara hasta las cinco raciones, pero de momento desconocemos el efecto a mayores cantidades, como expliqué en este post.
  • Afirmar literalmente que "Los cereales y derivados y legumbres son la base de la alimentación", sin que exista ninguna evidencia de que eso sea así. Una afirmación que además es contradictoria con la recomendación anterior, ya que veo difícil superar las 5 raciones diarias de hortalizas y frutas.
  • Inclinarse por recomendar la ingesta de lácteos desnatados, a pesar de que no haya evidencia de sus beneficios respecto a los enteros (estudio, estudio, estudio), argumentándolo en base a una supuesta prudencia y "porque así lo hacen los países de nuestro entorno".
  • No hacer una recomendación clara para evitar los alimentos ultraprocesados. En su lugar, los autores han preferido introducir una recomendación sobre algunos de ellos, los "alimentos precocinados" y "comida rápida" y después han repartido la restricción de otros (carnes procesadas, lácteos azucaradas, bollería...) en los matices o detalles de otras recomendaciones.
Lo dicho, sabor agridulce. En mi opinión el documento habría hecho su función (posicionamiento mediático de las entidades y de las ideas globales principales) sin esas tres páginas poco oportunas.

Independientemente de este documento, si tenemos la mala suerte de infectarnos con el coronavirus, lo ideal es que "nos pille" con la mejor salud posible, ya que los estudios indican que la gravedad de la enfermedad aumenta en caso de sufrir patologías como la hipertensión, diabetes, obesidad, enfermedad cardíaca, cáncer, etc (estudio, estudio, estudio). Por lo tanto, dado que una alimentación saludable ayuda a prevenir estas patologías, es razonable pensar que haberla seguido pueda ser también una circunstancia que ayude a reducir los riesgos de la enfermedad. Pero haberla seguido durante un periodo largo, claro, a lo largo de la vida o, al menos, durante los últimos años. Es bastante obvio que seguir una alimentación saludable únicamente durante una breve temporada y de forma puntual tendrá poco o ningún efecto en nuestra salud y en dichas patologías.

Desinformación y Covid-19

Si en una situación normal es habitual encontrarse con desastres informativos en los medios generalistas al dar noticias o titulares sobre alimentos y salud, en este caso también tenemos alguna joya en ese sentido.

En este caso el origen es también una entidad sanitaria de prestigio, en concreto un comunicado que publicó en su web la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), titulado "Consejos de tu médico especialista en endocrinología y nutrición en relación con COVID 19", en el que se incluía el enlace a un documento con "recomendaciones para enriquecer la dieta". Aunque en el texto no está demasiado explicado, creo entender que estas recomendaciones están dirigidas a un colectivo bastante específico: aquellas personas generalmente de edad avanzada, con riesgo de desnutrición, sin ninguna motivación ni ganas de comer debido entre otras cosas a la pérdida de apetito y olfato que a veces sufren las personas con Covid-19 y en las que es necesario aumentar de forma importante la ingesta de nutrientes y energía.

Pues bien, aunque las recomendaciones de SEEN ya de por sí podrían ser matizables (algunos dietistas-nutricionistas las han criticado abiertamente), los periodistas de Tele5 se basaron en ese documento para hacer su propio resumen, incluyendo un listado de recomendaciones dietéticas dirigidas a personas con Covid-19 que pueden ver en la siguiente imagen:



Pueden ver el vídeo completo en este enlace y comparar el resultado con el documento original; comprobarán que el mensaje que queda es bastante confuso y desafortunado, hasta el punto de hacer especial hincapié en comer sanjacobos. No se describe el contexto (riesgo de desnutrición, edad avanzada), se menciona "de refilón" el tema de la pérdida de olfato y apetito y el resumen de recomendaciones finales no es el más acertado, como pueden apreciar en la imagen.

Hacia la normalidad...

Tras estas noticias y anécdotas del siempre entretenido y controvertido mundillo dietético,  espero que este post sea un pequeño paso para, también en este blog, volver poco a poco a la normalidad. Sin perder de vista al maldito virus que nos ha complicado tanto la vida, pero sin dejar que sea lo único que ocupa nuestras mentes. Volviendo a leer y aprender sobre alimentación y salud y confiando en que la ciencia y los científicos nos ayudarán a combatirlo lo antes posible.

5 comentarios:

  1. Una buena alimentación es fundamental para fortalecer el sistema inmunológico y prevenir cualquier tipo de enfermedades. Otra buena recomendación que han hecho los especialistas es consumir probióticos para mantener sano el sistema digestivo, que se encarga de absorber y repartir los nutrientes a todo el cuerpo.

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