Como continuación al post anterior, en el que se daban unas directrices generales sobre lo que podemos hacer para que nuestros hijos coman alimentos saludables, voy a responder a unas cuantas cuestiones que pueden haber surgido tras su lectura, con el propósito de que puedan servir de inspiración para nuevas ideas y trucos orientados a conseguir una mejor alimentación infantil. Acompañadas de sus correspondientes estudios, como siempre.
Vamos allá:
Lo que dice la ciencia para adelgazar de forma fácil y saludable
28 oct 2016
24 oct 2016
¿Qué podemos hacer para que nuestros hijos coman alimentos saludables?
Uno de los datos más preocupantes cuando se analizan las estadísticas sobre obesidad en el mundo es su crecimiento, también imparable, entre los niños. Desafortunadamente, los obstáculos para combatir esta tendencia son numerosos y difíciles de superar. Y los resultados de las estrategias seguidas al respecto son muy poco halagüeños. Lo cierto es que no hay intervenciones significativamente exitosas en la prevención de la obesidad infantil a largo plazo ni estrategias que se hayan demostrado especialmente eficaces. Las revisiones son bastante desesperanzadoras, con resultados de poca relevancia o incluso nulos:
17 oct 2016
¿Se puede reducir el índice glucémico de los alimentos?
Uno de los enfoques que va ganando protagonismo a la hora de explicar el origen del sobrepeso es el exceso crónico de alimentos de elevada respuesta glucémica. Aunque la obesidad es un fenómeno complejo que depende de muchas variables, es probable que el comer durante muchos años una gran cantidad de alimentos muy ricos en carbohidratos de rápida absorción, dando lugar a un "desajuste" del metabolismo y del control de la energía, sea una de ellas. Esta situación podría favorecer la resistencia a la insulina (falta de sensibilidad a esta hormona, que se encarga de gestionar la glucosa) y el hiperinsulinismo (exceso crónico de la misma); en la revisión "Hyperinsulinemia: A unifying theory of chronic disease?" (2015) pueden encontrar explicaciones y planteamientos detallados respecto a los problemas que se pueden generar en esas circunstancias.
Como la mayoría de ustedes ya saben, la forma más habitual de medir la respuesta glucémica es mediante el índice glucémico (IG) o la carga glucémica (CG); ambos nos informan de la variación de la concentración de glucosa e sangre durante un periodo de tiempo posterior a la ingesta del alimento. En principio, los alimentos muy ricos en glucosa o almidón, que utilizan como materia prima cereales refinados (sin componentes poco digestibles como la fibra) son de elevada respuesta glucémica, por razones evidentes: mucha glucosa y rápida absorción. Pero también hay otros alimentos con IG bajo o moderado pero con una respuesta insulinemica elevada, como la leche, la carne o algunas frutas, como se concluye en "An insulin index of foods: the insulin demand generated by 1000-kJ portions of common foods" (1997).
Como la mayoría de ustedes ya saben, la forma más habitual de medir la respuesta glucémica es mediante el índice glucémico (IG) o la carga glucémica (CG); ambos nos informan de la variación de la concentración de glucosa e sangre durante un periodo de tiempo posterior a la ingesta del alimento. En principio, los alimentos muy ricos en glucosa o almidón, que utilizan como materia prima cereales refinados (sin componentes poco digestibles como la fibra) son de elevada respuesta glucémica, por razones evidentes: mucha glucosa y rápida absorción. Pero también hay otros alimentos con IG bajo o moderado pero con una respuesta insulinemica elevada, como la leche, la carne o algunas frutas, como se concluye en "An insulin index of foods: the insulin demand generated by 1000-kJ portions of common foods" (1997).
13 oct 2016
Cerveza, estudios, salud... y preguntas a Manuel Castillo
No sé si estarán enterados, pero estos días ha habido bastante movimiento en torno a los estudios científicos relacionados con la cerveza y la salud. La razón ha sido la publicación por parte del periodista Antonio Martinez Ron de un artículo titulado "La gran mentira de la cerveza saludable" (que les recomiendo encarecidamente leer). En dicho artículo se ponen sobre la mesa situaciones relacionadas con el posible conflicto de intereses de los científicos que publican estudios con resultados favorables para la cerveza. Debo añadir que durante su investigación Antonio me consultó sobre el tema, en concreto sobre un ensayo relacionado con la hidratación de la cerveza y yo le di mi opinión, que trasladó literalmente a su artículo con las siguientes frases:
"Con el diseño del estudio, la conclusión real sería "beber una o dos cañas antes de un litro de agua tras hacer ejercicio no afecta negativamente a la hidratación".
"Los discutibles beneficios que pueda tener en cantidades pequeñas y periodos temporales cortos deberían ser secundarios (...)se quedan solo con una parte de la foto, la que les interesa, pero no nos cuentan que esa foto tan bonita forma parte de un paisaje bastante feo"
Pues bien, parece que al científico responsable del estudio que vertebra el artículo, Manuel Castillo, no le ha gustado demasiado su enfoque, así que ha decidido exponer su propio punto de vista sobre el tema, tanto en los comentarios del post como en su propia web. Algo que siempre es de agradecer, ya que los científicos no suelen utilizar este tipo de mecanismos de comunicación para dar a conocer sus opiniones. Les invito a leer ambos textos, el de Antonio y el de Manuel Castillo, ya que siempre es importante conocer todas las perspectivas sobre un tema.
Yo lo he hecho y tras su lectura he decidido hacerle unas cuantas preguntas al investigador, así que allá van:
"Con el diseño del estudio, la conclusión real sería "beber una o dos cañas antes de un litro de agua tras hacer ejercicio no afecta negativamente a la hidratación".
"Los discutibles beneficios que pueda tener en cantidades pequeñas y periodos temporales cortos deberían ser secundarios (...)se quedan solo con una parte de la foto, la que les interesa, pero no nos cuentan que esa foto tan bonita forma parte de un paisaje bastante feo"
Pues bien, parece que al científico responsable del estudio que vertebra el artículo, Manuel Castillo, no le ha gustado demasiado su enfoque, así que ha decidido exponer su propio punto de vista sobre el tema, tanto en los comentarios del post como en su propia web. Algo que siempre es de agradecer, ya que los científicos no suelen utilizar este tipo de mecanismos de comunicación para dar a conocer sus opiniones. Les invito a leer ambos textos, el de Antonio y el de Manuel Castillo, ya que siempre es importante conocer todas las perspectivas sobre un tema.
Yo lo he hecho y tras su lectura he decidido hacerle unas cuantas preguntas al investigador, así que allá van:
11 oct 2016
La financiación de la ciencia y la salud por parte de la industria alimentaria
En "La Guerra Contra el Sobrepeso" dedico un capítulo completo a explicar cómo la industria alimentaria está presente en todos los centros de decisión y es muy activa promoviendo la desinformación, especialmente aquella que nos impide saber con rigor y precisión qué alimentos son más y menos saludables. Su objetivo es poder seguir vendiendo sus productos menos recomendables y hay que reconocer que su labor es intensa y efectiva. Dejando a un lado conspiraciones y mitos, en el libro aporto pruebas y datos concretos, así como ejemplos reales y recientes, que cualquiera puede contrastar de forma sencilla.
Hasta hace poco toda esta información no era demasiado conocida pero, afortunadamente, parece que los periodistas e investigadores se están dando cuenta de que en estos temas hay varios filones por descubrir. Filones bastante gordos. Y poco a poco están empezando a ser destapados.
Hasta hace poco toda esta información no era demasiado conocida pero, afortunadamente, parece que los periodistas e investigadores se están dando cuenta de que en estos temas hay varios filones por descubrir. Filones bastante gordos. Y poco a poco están empezando a ser destapados.
10 oct 2016
Relación entre el consumo de huevos y diversas enfermedades, últimos metaanálisis
En este blog he publicado varios posts mostrando que no hay evidencias de peso para restringir exageradamente la ingesta de huevos, como se ha venido haciendo durante muchos años, especialmente entre personas con riesgo cardiovascular. De hecho, el post más visitado del blog es precisamente sobre este tema. Afortunadamente, parece que el miedo a los huevos se va diluyendo, hasta el punto que en un reciente programa del cocinero Alberto Chicote se ha hecho un pequeño experimento para mostrar que no afectan negativamente al colesterol.
De cualquier forma, conviene seguir informado, así que les voy a enumerar las últimas revisiones sistemáticas sobre este alimento, publicadas todas ellas durante este año.
De cualquier forma, conviene seguir informado, así que les voy a enumerar las últimas revisiones sistemáticas sobre este alimento, publicadas todas ellas durante este año.
3 oct 2016
¿Afecta a la salud el horario de las comidas?
A veces parece que no hay ámbito sobre el que no exista algún tipo de mito o creencia alimentaria; y
aunque en este blog hemos ido tocando casi todos, todavía quedan unos cuantos por abordar. Uno de ellos es el relacionado con los horarios, la distribución durante el día de las comidas y sus posibles efectos sobre la salud, así que éste va a ser el tema al que voy a dedicar este post.
Cuando se habla de horarios, hoy en día ya nadie pone en duda la influencia de los ritmos circadianos en el funcionamiento de nuestro nuestro cuerpo. Hemos evolucionado durante millones de años bajo el influjo de diversos ciclos, entre los que sin duda destaca el protagonizado por el sol - el que da lugar al día y la noche - y que ha sido responsable de adaptaciones fisiológicas tan extremas como la existencia del sueño nocturno. Así que es esperable que una actividad tan relacionada con el metabolismo como es la alimentación también esté influenciada por dichos ciclos.
Sin embargo, la verdad es que la investigación sobre este tema no es demasiado amplia y se ha centrado en aspectos bastante concretos. Por ejemplo, como cuento en El cerebro Obeso, existe una significativa cantidad de evidencia que relaciona las alteraciones del sueño con posibles disfunciones metabólicas y neurológicas. Pero hay otras cuestiones en las que nuestro conocimiento todavía es escaso. Como por ejemplo, la relación entre la ingesta de alimentos y la situación de estos ciclos circadianos - que normalmente suelen estar ajustados a ciertos horarios - y su importancia e influencia en la salud y el sobrepeso. Tenemos la típica planificación dietética diaria tan arraigada (cinco comidas al día, siendo las tres principales desayuno, comida y cena), que probablemente damos por hecho que esa es la mejor forma de comer. O, al menos, la más razonable a la hora de compatibilizarla con el trabajo y el resto de obligaciones personales y familiares. Pero, ¿y con la salud o el sobrepeso? Por otro lado, es probable que la omnipresente influencia de la idea "en el sobrepeso lo único importante es la ingesta calórica total" tampoco habrá animado a muchos investigadores a profundizar estas cuestiones.
Afortunadamente, durante los últimos años se ha despertado el interés entre algunos científicos, lo que ha dado lugar a algunas investigaciones, que han sido utilizadas para "alimentar" unas cuantas revisiones que se han publicado durante los últimos meses. Me refiero a las siguientes:
aunque en este blog hemos ido tocando casi todos, todavía quedan unos cuantos por abordar. Uno de ellos es el relacionado con los horarios, la distribución durante el día de las comidas y sus posibles efectos sobre la salud, así que éste va a ser el tema al que voy a dedicar este post.
Cuando se habla de horarios, hoy en día ya nadie pone en duda la influencia de los ritmos circadianos en el funcionamiento de nuestro nuestro cuerpo. Hemos evolucionado durante millones de años bajo el influjo de diversos ciclos, entre los que sin duda destaca el protagonizado por el sol - el que da lugar al día y la noche - y que ha sido responsable de adaptaciones fisiológicas tan extremas como la existencia del sueño nocturno. Así que es esperable que una actividad tan relacionada con el metabolismo como es la alimentación también esté influenciada por dichos ciclos.
Sin embargo, la verdad es que la investigación sobre este tema no es demasiado amplia y se ha centrado en aspectos bastante concretos. Por ejemplo, como cuento en El cerebro Obeso, existe una significativa cantidad de evidencia que relaciona las alteraciones del sueño con posibles disfunciones metabólicas y neurológicas. Pero hay otras cuestiones en las que nuestro conocimiento todavía es escaso. Como por ejemplo, la relación entre la ingesta de alimentos y la situación de estos ciclos circadianos - que normalmente suelen estar ajustados a ciertos horarios - y su importancia e influencia en la salud y el sobrepeso. Tenemos la típica planificación dietética diaria tan arraigada (cinco comidas al día, siendo las tres principales desayuno, comida y cena), que probablemente damos por hecho que esa es la mejor forma de comer. O, al menos, la más razonable a la hora de compatibilizarla con el trabajo y el resto de obligaciones personales y familiares. Pero, ¿y con la salud o el sobrepeso? Por otro lado, es probable que la omnipresente influencia de la idea "en el sobrepeso lo único importante es la ingesta calórica total" tampoco habrá animado a muchos investigadores a profundizar estas cuestiones.
Afortunadamente, durante los últimos años se ha despertado el interés entre algunos científicos, lo que ha dado lugar a algunas investigaciones, que han sido utilizadas para "alimentar" unas cuantas revisiones que se han publicado durante los últimos meses. Me refiero a las siguientes:
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