Estas son, resumidas (en el libro se profundiza más), cuatro razones objetivas y científicas por las que la recomendación más habitual para perder peso, "
comer menos y gastar más", no funciona.
1. La obesidad es un fenómeno complejo
Aunque el balance energético es un principio física y termodinámicamente irrebatible, considerar el cuerpo humano como una
caja simple en la que entra y sale energía es una simplificación irreal y sin ningún sentido médico. Además de aportar calorías, los distintos alimentos provocan muy diversas reacciones y consecuencias en nuestro organismo, pasan por procesos muy diferentes para ser metabolizados, con mayores y menores rendimientos y con "
efectos secundarios" muy diferentes que también hay que tener en cuenta.
Por poner un ejemplo, el papel de las hormonas es fundamental en la gestión energética, quizás sea el más relevante, y estas ideas y modelos hiper-simplificados no las tienen en cuenta. Otro ejemplo sería la consideración de la saciedad . Aunque un alimento aporte más calorías que otro, puede ser mucho más saciante y hacernos sentir repletos durante mucho tiempo, de forma que en el balance de comerlo sea muy favorable.
Los mayores expertos del mundo sobre endocrinología y nutrición, como por ejemplo Antonio Vidal Puig o Water Willett, prestigiosos investigadores de las universidades de Cambridge y Harvard respectivamente (y con innumerables estudios científicos publicados en las revistas más prestigiosas), opinan que la obesidad y la alimentación son cuestiones complejas y sobre las que hay todavía muchas preguntas sin responder, como puede leerse en
esta entrevista o
esta otra.
2. Se está confundiendo el síntoma con la causa
Cuando se recomienda comer menos es porque se piensa que
el comer de más es la causa de la obesidad. Evidentemente, cuando se come más de lo que se consume, se engorda, ¿pero realmente es esa la causa original? ¿Por qué comemos más de lo que necesitamos? ¿Por qué no ocurre como con el agua y la sed, que nos autorregulamos perfectamente y sin ningún problema? ¿No podría haber una razón previa que nos impulsa a hacerlo?
Para combatir la obesidad se recomienda comer menos y gastar más. Pero a alguien hiperactivo un médico nunca le recomendaría moverse menos y descansar más. O sería absurdo que a alguien con enuresis nocturna (orina involuntaria por las noches) le aconsejasen orinar menos y aguantar más. En ambos casos hay algo, una disfunción, que es el origen del problema.
Si un tercio de los norteamericanos tiene sobrepeso, ¿realmente pensamos que ese enorme porcentaje de la población se ha vuelto glotona y sin fuerza de voluntad en dos o tres décadas? ¿No es más razonable pensar que hay algo que está "
activando" en exceso el instinto más poderoso de la naturaleza, el hambre, y les está impulsando a comer más de lo que necesitan?
3. Comer menos no es sostenible a largo plazo
Una alimentación en la que se restringen las cantidades tiene siempre los mismos efectos. Consigue una pequeña pérdida de peso temporal que dura meses, quizás uno o dos años, pero que finalmente se recupera, a menudo con "propina". Lo hemos visto infinidad de veces y lo han confirmado los estudios epidemiológicos más importantes.
Por ejemplo, la intervención más espectacular realizada para reducir la ingesta calórica, sobre todo sustituyendo las grasas por carbohidratos, se realizó en el estudio
Women’s Heath Initiative Dietary Modification Trial, cuyos resultados se publicaron en el año 2006, controlando y asesorando a casi 50.000 personas divididas en dos grupos, a lo largo de siete años y medio. Durante el primer año los resultados fueron prometedores, con pequeñas pérdidas de peso. Pero a largo plazo, cuando los años pasaron y a pesar de que las mujeres participantes sobre los que se estaba actuando seguían a dieta, comiendo menos grasas y más carbohidratos, recuperaron el poco peso perdido. Los resultados fueron concluyentes: La media de adelgazamiento fue mínima, de aproximadamente medio kilo al final del estudio, como puede observarse
en el texto completo.
Las revisiones más sistemáticas de los estudios más fiables obtienen resultados en la misma línea. La revisión Cochrane
Advice on low-fat diets for obesity, la más rigurosa y masiva realizada a nivel mundial, en la que se comparan las dietas bajas en grasas con otras bajas en calorías, incluye los datos de las pérdidas de peso que se consiguen con este tipo de dietas. Ambas obtienen resultados decrecientes en el tiempo, que se dividen por la mitad cada 6 meses. En concreto, obtienen un adelgazamiento aproximado de 5,5 kilos los primeros 6 meses, de 3 kilos al de 12 meses y de 1,5 kilos al de 18 meses. De nuevo, es evidente que no son sostenibles a largo plazo.
4. Hacer ejercicio casi no adelgaza
Hacer ejercicio es casi milagroso para la salud, pero por sí sólo no sirve para perder peso. A no ser que seamos muy rigurosos y practiquemos más de una hora diaria, la actividad física por sí sola no va a rebajar el indicador de la báscula. La teoría parece
de cajón y suena prometedora: Si se gasta más, se pierde peso. Pero, por desgracia, una y otra vez se ha confirmado que en la práctica no es tan fácil. Aunque no lo parezca, hacer ejercicio moderado consume muy poca energía extra comparado con el consumo calórico diario normal. Además, nuestro cuerpo dispara infinidad de mecanismos para contrarrestar ese consumo.
Los últimos estudios son bastante concluyentes. Por ejemplo, una revisión Cochrane del año 2006, en la que se analizan la relación entre el ejercicio y la obesidad, considerando 43 estudios con varios miles de participantes, se observan muchos beneficios pero la pérdida de peso es mínima:
Exercise for overweight or obesity . Otra revisión de 2009, que aglutina 12 estudios realizados entre 1995 y 2006, llegó a la misma conclusión, en el tratamiento del sobrepeso y la obesidad sólo con entrenamiento físico no es esperable una pérdida de peso sustancial:
Physical activity, diet and behaviour modification in the treatment of overweight in obese adults: A systematic review. Y más recientemente, en 2011, en otro meta-análisis de14 estudios con casi 2000 participantes, observaron que los resultados de programas de ejercicio durante 6 meses consiguieron tan sólo poco más de un kilo de adelgazamiento, y los de 12 meses prácticamente lo mismo:
Isolated aerobic exercise and weight loss: a systematic review and meta-análisis of randomized controlled trials.
En conclusión, comer menos y gastar más en un consejo tan obvio como inútil
Así que, a partir de ahora, cuando escuche a alguien recomendar para combatir la obesidad "
comer menos y gastar más", expóngale estas cuatro razones y pregúntele entonces para qué tienen que estudiar tantos años endocrinólogos, fisiólogos, dietistas y nutricionistas.