Lo que dice la ciencia para adelgazar de forma fácil y saludable

15 ene 2014

¿Y si un dietista o médico sufre obesidad?

Gracias a un enlace en Twitter de la amigas de Alimmenta, he llegado a esta noticia publicada en el Diario de Galicia, titulada "Los médicos ponen a dieta la obesidad infantil", en la que se describe el inicio de una campaña promovida por el Colegio de Médicos de A Coruña para fomentar los hábitos de vida saludables entre los más jóvenes, especialmente dirigida a prevenir la obesidad. Lo más llamativo de la noticia, como señalaban desde Alimmenta, es la foto que la ilustra:


No hace falta ser muy observador para percatarse de qué tienen en común los médicos que aparecen en la misma, responsables de la mencionada campaña: Todos muestran un notable sobrepeso.


Las reacciones en las redes sociales han sido las esperables, divididas a partes iguales entre los que han lanzado comentarios irónicos y los que se han decantado por una postura más airada. He podido leer críticas realmente duras y las dudas sobre su capacidad para dar ejemplo han sido muy numerosas.

Pues bien, en general opino que juzgar a un profesional de la nutrición por su aspecto físico es un error. La obesidad es un fenómeno complejo y puede deberse a múltiples factores. Por ejemplo, en algunos casos la genética es un factor muy poderoso y aboca a algunas personas a un sobrepeso irremediable, hagan lo que hagan. O una obesidad de grado muy alto en un momento de la vida puede dificultar enormemente que una persona vuelva a recuperar su peso ideal, aunque adelgace significativamente. O, como vimos en este post anterior, podría ser que una de esas personas tuviera un IMC bastante superior al recomendado pero siguiera unos buenos hábitos de vida y estuviera metabólicamente saludable. O, sencillamente, también podría ocurrir que ese profesional siga unos hábitos de vida poco recomendables. Evidentemente, en un caso puntual puede darse cualquiera de estas posibilidades.

Pero independientemente de cuál sea la verdadera razón, si tratamos de desprestigiar su trabajo basándonos en su peso corporal lo más probable es que se deba a que somos incapaces de encontrar mejores argumentos. Es algo muy humano, que practicamos desde niños y que, por desgracia, seguimos haciendo con demasiada frecuencia de adultos, defendernos atacando el aspecto físico de nuestro oponente o rival.

Sin embargo, este no es un caso puntual. La imagen es tan llamativa que, al menos a mí, sí que me inspira una reflexión. No voy a entrar en el debate de si los sanitarios deben dar ejemplo o no, porque por un lado ese es un tema bastante complejo y por otro estaríamos cometiendo el mismo error que ocurre en sentido contrario, cuando algunos profesionales sanitarios creen que la epidemia de la obesidad es culpa de los pacientes, que no tienen fuerza de voluntad y no siguen sus consejos. A mí me parece que esa imagen de un grupo de médicos con sobrepeso liderando una campaña contra la obesidad ilustra que algo falla, que algún paradigma muy básico está equivocado y que algunas recomendaciones y directrices oficiales son erróneas. Y que, con toda probabilidad, no se están dando las propuestas y soluciones adecuadas. Vamos, que no creo que sea cuestión de autoridad ni de capacidad de dar ejemplo, sino de hacer el diagnostico adecuado del problema y proponer el tratamiento que sea realmente sea eficaz.

Pues bien, según indican en la noticia, para empezar la campaña los médicos han decidido lanzar dos recomendaciones fundamentales:

«Hay que hacer cinco comidas al día, de menor cantidad, pero cinco, y hay que tomar cinco raciones de fruta y verduras al día».

¿Y son esas dos recomendaciones un punto de partida acertado? No sé cuál será su estrategia a largo plazo ni los siguientes pasos que habrán planeado, pero tal y como vimos en este post hace unos meses, hay ciencia para pensar que promover la ingesta de hortalizas y frutas es un buen consejo para la salud pero no está tan claro que lo sea para el tema del sobrepeso. Y como expliqué en este otro sobre la frecuencia de las comidas, es muy discutible que las cinco comidas sean una de las claves para la prevención de la obesidad. Por otro lado, me parece que poco a poco cada vez tenemos suficientes pruebas de que hay otros temas prioritarios en la prevención de la obesidad infantil y con mucha más evidencia científica detrás, tales como la reducción de los alimentos ricos en azúcares, los derivados de carbohidratos refinados y la comida precocinada y altamente procesada.

Insisto, nunca debemos juzgar a una persona individual o un profesional por su aspecto físico, son los datos y las evidencias los que hacen que nuestros argumentos sean poderosos y sólidos. Pero en este caso una imagen particular y especial nos está indicando que existe un problema. Y grave.

Y si este post le ha generado la duda sobre si un médico o dietista con sobrepeso sería más o menos eficaz en sus tratamientos, le recomiendo leer el próximo post sobre el tema.

22 comentarios:

  1. Gabriel: Disiento de tu enfoque en este articulo , soy elGabriel que primero comento esta noticia en el propio diario de Galicia .Creo que una primera imagen dice mucho de una persona, es mas considero que es un mecanismo de defensa innato en la naturaleza, en un habitat no ordenado como pudiera ser una selva, la supervivencia puede depender de la evaluación automática de lo que tenemos delante como peligroso o no. Creo que los de cierta edad tenemos todos la imagen del médico que te recomendaba no fumar y no beber y con los dedos amarillos por la nicotina ( cuando no fumando directamente en su consulta ) para mi es muy significativo que en el grupo de expertos sean casi todos barrigudos, que como sabemos por la ciencia es el tipo de obesidad mas peligroso ( y ellos deberían saberlo y por ende ponerle remedio.)
    Efectivamente sus recomendaciones son de pena, come mucho cada poco tiempo ( mantente con la glucosa alta todo el día) y toma mucha fruta ( fructosa = azúcar ) para ello.
    En definitiva para mi no significa lo mismo una recomendación sobre obesidad que provenga de un obeso , como una técnica de carrera de quien me confiese que a los 10 minutos tienen que parar porque se asfixia o de entrenamiento de fuerza de quien no consigue levantar su propio peso, etc.... Luego vendrá un analisis mas o menos serio de lo que me cuente pero de entrada NO ME FIO: :) salu2

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    1. Lo que le sucede a los responsables de la campaña, como casta política y/o funcionarios apesebrados y estómagos agradecidos, es comen demasiado de gañote. Las comidas fuera de casa son difíciles de controlar y más aún si son en restaurantes de postín que paga el contratista de turno o la propia administración.

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    2. Claro que respecto a las chicas de alimmenta, a quienes sigo en los medios siempre que puedo, tengo sus libros, admiro profesionalmente y me caen simpáticas, podría decirse casi todas están demasiado delgadas. Nadie es perfecto.

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  2. No sé, yo no tengo tan claro que sea un error no fijarse en el físico. Se puede tener mucho conocimiento teórico pero tú mismo sabes que las autoridades competentes y los profesionales del ámbito no siempre tienen un conocimiento teórico apropiado.
    Comentas que hay gente que tiene prácticamente imposible perder peso y mantenerse así, o que pueden ser sanos, ¿pero realmente crees que casualmente de los de la foto todos tienen esa mala suerte?
    Un médico que no predica con el ejemplo es más fácil que se quede en el conocimiento superficial y diga cosas como que si la gente está gorda es porque no tiene voluntad de comer menos o que tienen una especie de gula obscena aún a costa de su salud y su físico.
    Que conste que no digo que sea incompatible. Podrían ser unos cracks de nutrición, que se hayan leído tus libros ;), y dar las mejores recomendaciones del mundo. Pero normalmente el que no sabe lo que es ponerse a dieta, no sabe dar recomendaciones prácticas, es como si un político de familia acaudalada dice que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, vaya.

    No sé, es mi opinión. Entiendo que no estés de acuerdo porque al menos en primer análisis yo tampoco lo estaría, hasta que no pensara un poco más en el tema.

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  3. En la vertiente clínica de la salud (de lo que estamos hablando y que va MUCHO más allá del conocimiento teórico) profundizamos siempre en el concepto de adherencia al tratamiento, esto es, conseguir el mayor grado posible de complicidad con el paciente para que éste siga nuestras recomendaciones (alimentación, ejercicio físico, fármaco o la que sea) lo más cercano "al pie de la letra". Uno de los factores importantes es dar ejemplo. Prescribir ejercicio y ser sedentario no ayuda a que el paciente confíe en el terapeuta y se motive para seguir sus pautas, por ejemplo. Lo mismo puede suceder en este caso. Más allá de los motivos que conduzcan a esos señores de la foto a la obesidad, desde luego no son el mejor reclamo para conseguir una adherencia terapéutica profunda ante las recomendaciones que hacen. Más bien al contrario.

    Saludos.

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  4. Merecen el rapapolvo. Este caso queda fuera del ataque ad hominem (por ponerle nombre a la falacia). Usar un ataque personal o físico solo es poco elegante y tramposo cuando es con intención de desprestigiar y sin relación lógica con los argumentos del debate. Pero esto no sucede aquí. La norma no es "no al ataque personal", sino solo al injustificado.

    Son supuestos expertos en un área cuya competencia queda en entredicho con echarles un vistazo. Si solo fueran uno o dos...; pero es que hay cuatro personas con un buen sobrepeso en esa foto.

    Por poner otro ejemplo, no es lo mismo criticar las multas de conducir de alguien cuando estamos discutiendo sobre su competencia como científico que sobre su competencia como concejal de tráfico. Es un caso está feo y en otro tiene toda la justificación (bueno, en todo el mundo menos en España).

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  5. Estoy de acuerdo en no desprestigiar a alguien profesionalmente por su aspecto físico, ya sea este médico, nutricionista ó profesor de educación física; pero no podemos esperar que los niños tomen en serio a estos señores, ya que ellos naturalmente tienden a juzgar a las personas por su aspecto.

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  6. Compartimos tu opinión. Con el tweet queríamos destacar varias cosas:
    - Por una parte, que los médicos dan consejos de nutrición. ¿Acaso los dietistas salimos en prensa explicando cómo se tienen que cepillar los dientes las personas para cuidar el esmalte? ¿O explicamos cómo tratar las aritmias cardiacas? Pues zapatero a tus zapatos. No dudamos de la capacidad intelectual de los señores médicos pero hasta el momento nos hemos encontrado realmente muy pocos que tengan un conocimiento medio en nutrición.
    - Que la imagen no es la más acertada. Es muy cierto que la obesidad es una enfermedad multifactorial y que no todas las personas están obesas por la misma razón. Al poco de empezar con Alimmenta nos dimos cuenta que era necesario tener una psicóloga clínica y un médico endocrino porque un dietista-nutricionista no tiene la solución en todos los casos. Pero es que no se salva ni uno...

    No se trataba tanto de estigmatizar a una persona con sobrepeso sino de remarcar que los médicos lleven la voz cantante en esto de la nutrición. ¿Os imagináis un médico endocrino en un medio de comunicación como un experto en odontología? ¿O un cardiólogo como experto en plantillas deportivas? Pues en nutrición, cualquiera es un experto, coach, life style, wellness trainer o "singer morning".

    ¡Un fuerte abrazo y felicidades por tu gran trabajo!

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    1. Ufff, no sé a qué viene esta especie de tirria hacia los médicos que "se atreven a hablar de nurtición". A ver, todo (todo, todo) lo relacionado con la alimentación y nutrición es materia propia de la formación de un médico. Así ha sido siempre y, por lógica, lo será siendo, porque la relación directa e indirecta de ambas cuestiones en la salud es innegable, como además y acertadamente, destacáis los dietistas-nutricionistas.
      En fín, que decir que los temas de alimentación-nutrición son ajenos al médicos es una posición alejada de la realidad y de la evidencia cotidiana. Un saludo

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    2. Hola Ángel,

      un médico durante su formación habrá tenido con suerte una asignatura en toda la carrera que hable de esta temática. Desde luego que tienen una formación más global que la de un dietista-nutricionista pero en materia de nutrición, hay muy pocos que tengan un conocimiento medio (como el de una persona que se haya leído un par de libros de divulgación) y muchas veces ese conocimiento viene a través de laboratorios que venden dietas de sobres.

      La relación entre alimentación y enfermedad existe pero eso no quiere decir ni que el médico sepa de este tema ni que lo aplique ya que las políticas de prevención de la salud son erráticas (por ser generosos).

      También los médicos saben de músculos y no son fisioterapeutas y se conocen muy bien la boca y no son dentistas. Pero como todos comemos, resulta que todo el mundo sabe de nutrición y puede ejercer de ello.

      Eso no quita para que haya médicos que sepan mucho de nutrición, tocar el piano o de finanzas corporativas pero de ahí a generalizarlo...

      Y que el médico siempre ha tenido la posición de experto en todo lo que es salud, es cierto. Pero antes no había muchas profesiones específicas que hoy existen y que se dedican 24h a ello.

      Muchas gracias Ángel por tu comentario. Es la opinión más habitual entre la población y prácticamente única entre la profesión médica pero, en nuestra opinión, no es la correcta. ¡Un saludo!

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    3. Anda, no te pases. Conozco a profesores de universidad que dan clase a estudiantes tanto de medicina como de nutrición y, bueno, podríamos comparar actitud y motivación, pero las comparaciones son odiosas...

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  7. Gabriel
    Te comprendo muy bien , soy psicólogo y todo el mundo , opina/sabe de Psicología. Pero a un microbiólogo nadie le rechista.

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  8. HISTORIA DEL IMC (parte 1 de 3)

    HISTORIA DEL IMC

    Las estadísticas de Estados Unidos de la obesidad se origina en una medida simple, el índice de masa corporal, o IMC. La mayoría de nosotros hemos comprobado nuestro IMC en un momento u otro: es la prueba en la que se escribe el peso, la altura y le dicen si usted tiene sobrepeso. Es el método más común para clasificar a las personas de peso utilizado por casi todos los médicos, funcionarios de gobierno y organizaciones de salud. El cirujano general y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) han utilizado el IMC como la base principal para afirmar que la obesidad es una epidemia para la salud. El Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre, y muchas empresas de la pérdida de peso ofrecen calculadoras de IMC en sus sitios web y muchos de nosotros tenemos pop-ups publicitarios que nos pide que consultemos nuestro índice de masa corporal para ver si tenemos sobrepeso. El IMC se ha convertido en una parte omnipresente del léxico americano. A primera vista, el IMC parece ser una manera relativamente neutral de la determinación de la condición de peso. Es simplemente la proporción de la altura de una persona por el peso.

    - Eric Olliver (Fat Politics) -

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    1. HISTORIA DEL IMC (parte 2 de3)

      El IMC tiene una curiosa historia, sin embargo, que revela mucho acerca de los orígenes de la "epidemia de la obesidad". Curiosamente, el concepto de índice de masa corporal no se desarrolló con cualquier conexión a la grasa corporal. La primera persona que lo usó no se preocupaba incluso de la pérdida de peso o de la salud, sino, más bien, que estaba interesado en las leyes de los cielos. En la década de 1830, un astrónomo belga llamado Adolphe Quetelet estaba tratando de probar si las leyes matemáticas de la probabilidad también se podrían aplicar a los seres humanos. Estas leyes estadísticas se han utilizado en astronomía para predecir la probabilidad de un fenómeno basado en observaciones repetidas. Quetelet creían que esas leyes también rigen los asuntos humanos. Para predecir el comportamiento humano, lo único que tenía que hacer era reunir información sobre una muestra suficientemente grande de una población y calcular las tendencias generales. Para probar sus ideas, Quetelet comenzó a recoger información de los reclutas del ejército francés y escocés. Junto con otros detalles, Quetelet midieró sus pesos y alturas y se representaron a lo largo de una distribución. Para cada altura, se encontró con una gama de pesos en lo que los estadísticos más tarde llamaría una distribución normal o, más famoso, una curva de campana.
      - Eric Olliver (Fat Politics) -

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    2. HISTORIA DEL IMC (parte 3)
      En el centro de la distribución (o parte superior de la curva de campana) Quetelet encontró el mayor número de casos, que era el peso medio del grupo. Al trazar estas distribuciones, observó que el peso de "normales" reclutas (es decir, los más cercanos a la media de la distribución) fue proporcional a su altura al cuadrado; esta fórmula general sería utilizado más adelante para determinar el IMC. Pero Quetelet no se detuvo allí. Puesto Que el promedio de peso del conscripto era proporcional a su altura, Quetelet razonó que esto debería ser el peso ideal, cualquiera que se desviaba de este medio podría ser considerado ya sea con bajo peso o con sobrepeso. Esta concepción seudocientífica de un peso "ideal" proporcionó de este modo la primera noción científica de lo que podría ser el sobrepeso. La idea de Quetelet tuvo profundas implicaciones políticas. Entre sus muchos logros, Quetelet primero deriva el concepto del "hombre medio". Debido a que la mayoría de personas se congregaron en torno a los puntos promedio en sus características físicas, Quetelet cree que los desviados, criminales o alborotadores podrían ser identificados por sus anormalidades físicas. Una técnica similar es ahora disponible para el peso corporal. Con este método no sólo podía método determinar cuál era el peso "normal" para una población (que era simplemente el promedio), también se podría definir matemáticamente que era anormal o "exceso de peso" calculando hasta qué punto alguien se había "desviado" de la norma. Cuánto alguien tiene más del peso promedio, más se violan otras normas sociales y cuanto más podía controlarse, institucionalizarce o controlar. El esquema de Quetelet fue un presagio de la ola más grande de los intentos científicos para medir y diferenciar los grupos en la sociedad. A lo largo del siglo XIX y XX, los científicos se enamoraron de la medición de cráneos, de las cejas, las proporciones corporales y otras aptitudes. Después de Darwin y el desarrollo de la biología, fue la época de oro de la clasificación. A pesar de que estos esfuerzos fueron hechos a menudo en nombre de la ciencia, trataron de hacer algo más que simplemente taxonomizar la población. La mayoría de los esfuerzos en la medición estaban destinados a identificar y justificar malhechores, prerrogativas raciales y económicas entre la élite blanca aristocrática. Por ejemplo, a finales de 1800 los funcionarios públicos y los científicos se esforzaron mucho para catalogar las características físicas de los delincuentes, con el argumento de que su morosidad fue atado a su fisonomía. Al afirmar que los grupos de élite tenían ciertos rasgos, los científicos podrían racionalizar las desigualdades raciales en la riqueza, el empleo y la educación, algo que vemos con las pretensiones controvertidas en la vinculación de la raza y el CI, resultantes en las pruebas de hoy. Por la valoración de Quetelet de IMC, se sentaron las bases para un proceso de clasificación similar para el peso corporal.
      - Eric Olliver (Fat Politics) -

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    3. HISTORIA DEL IMC (parte 4)

      Un alto (o bajo) el peso corporal, simplemente por ser diferente de la media, no sólo era identificado sistemáticamente, se problematizaba también. A pesar de que no había ningún vínculo entre el peso y la salud, la delincuencia, o cualquier mal social, sólo por estar lejos de la gente promedio, sobrepeso y bajo peso fueron marginados.Aunque los métodos de Quetelet proporcionaron una base "científica" para la clasificación (y estandarización) de peso corporal, el IMC no llegó a ser ampliamente utilizado hasta un siglo más tarde porque el peso corporal no es un mecanismo muy bueno para la diferenciación social. Más personas en el siglo XIX lucharon por conseguir lo suficiente para comer y pocos se dieron el lujo de preocuparse por si eran demasiado gordos. Dado que sólo los ricos y adinerados podían permitirse el lujo de ser corpulentos, había pocos grupos que buscaban diferenciar a las personas por ser demasiado pesadas. Es decir, a excepción de uno, la industria de seguros. Durante años, las compañías de seguros de vida habían tratado desesperadamente de encontrar mecanismos que pudieran predecir muertes tempranas. A principios de 1900, cuando la tecnología médica estaba todavía cruda, tenían pocas herramientas de diagnóstico para determinar quién podría morir pronto, y por lo tanto ser una política de riesgo mayor. A pesar de que se sospecha que el peso corporal (como otros rasgos físicos) podría ser un predictor de la mortalidad, no tenían forma de utilizarlo sistemáticamente para calcular sus primas de seguro. En otras palabras, porque no tenían manera de saber cuánto más riesgo tenía un hombre de 240 libras que un hombre de 220 libras, no sabían cuánto más debería cobrar a esa persona un seguro de vida. Tratando de responder a esta pregunta, Louis Dublín, un estadístico de la Metropolitan Life Insurance Company, inició las gráficas de tasas de mortalidad de sus asegurados en la década de 1940 con un índice de altura y peso. En línea con las expectativas del sector, Dublin encontró que las personas más delgadas habían vivido más tiempo. Pero, más importante, también encontró que cuanto más fué el peso de una persona de la media de veinticinco años, más tiempo podría vivir, o al menos vivir antes de cobrar su seguro de vida. A partir de estos hallazgos, Dublín se acercó con algunos rangos para cada altura de lo que era un "ideal" de peso corporal (es decir, qué peso tenía la más larga vida útil). Aunque el esquema de clasificación de Dublín fue pensado sobre todo para las tablas de actuario de seguros, pronto adquirió una función completamente nueva, gracias en gran parte a su promoción incansable de peso como factor determinante de la mortalidad temprana.
      - Eric Olliver (Fat Politics) -

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    4. HISTORIA DEL IMC (parte 5)

      Siguiendo el ejemplo de Dublín, médicos, epidemiólogos, y el gobierno federal pronto adoptaron estas tablas para analizar la "salud" de la población. En la década de 1950, la mesa Met Life era el método para determinar quién tenía sobrepeso. Es importante recordar, sin embargo, que hasta este punto, el IMC no fue diseñado para ser un indicador de la salud de alguien. Cuando Adolphe Quetelet dió con el IMC, simplemente estaba tratando de clasificar a la población y no hacer ninguna predicción acerca de la muerte o la enfermedad. Tampoco se cumplieron las tablas de vida actuariales de Louis Dublín tablas basado en una racionalidad biológica; Dublín no especificó por qué las personas más pesadas moriría antes, ni sus genes, la dieta, el ejercicio, o muchos otros factores que influyen sobre la mortalidad. Por el contrario, Dublín había utilizado peso, ya que era fácil de medir y tenía un montón de poder estadístico para predecir la probabilidad de muerte prematura. Pero como resultado de su uso en las estadísticas, la gente llegó a pensar que la grasa corporal causaba la muerte prematura, una idea que Dublín se propagaría. En última instancia, el factor más influyente en la determinación de lo que los estadounidenses consideran como sobrepeso no se basaba en criterios de salud, sino criterios de rentabilidad y medición en la industria de seguros. A pesar de esta historia dudosa, el IMC sigue siendo la base de gran parte de nuestra política oficial de salud hoy en día, tanto en la forma de pensar de la obesidad y cómo medirlo. Las agencias gubernamentales de salud, tales como los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) y el Instituto Nacional de Salud (NIH), se basan en el IMC como indicador principal de peso, la salud y el riesgo de mortalidad en la población estadounidense. Hoy en día, casi todas las agencias gubernamentales consideran cualquier persona con un IMC de 25 o más con "sobrepeso." Para un hombre americano que es la altura media de 5'9 ", que sería de 170 libras, para una mujer estadounidense que es la altura promedio de 5'4 "que sería 145 libras. Un IMC de 30 o más es "obeso" (es decir, 204 libras para una 5'9 "macho americano y 175 libras para un 5'4" mujer americana). De acuerdo con funcionarios de salud del gobierno y muchos expertos en la obesidad, estas escalas IMC son un método simple y fácil para medir su salud. Todo lo que hay que hacer es comprobar su altura y peso, y "voila!" Usted puede decir, no sólo si usted tiene "sobrepeso" o es "obeso", sino también qué tan bien está, excepto por un pequeño problema: no es Cierto.

      - Eric Olliver (Fat Politics) -
      UNIVERSIDAD DE COLUMBIA
      http://www.stat.columbia.edu/~gelman/stuff_for_blog/oliver.pdf

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    5. Y como frutilla del postre una anécdota.
      La esposa del Sr. Dublin había engordado mucho con los años y al señor Dublin le causaba asco, de allí su GRAN ENFASIS en querer demostrar lo dañino que era ;)

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  9. Después de cascarme los 5 artículos anteriores, concluyo, los de la foto no están gordos, jajajajajaja.

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  10. Yo creo en general los médicos deberían predicar con el ejemplo y tener unos hábitos de vida saludables. Sabemos que (en muchos casos) no es así: muchos beben alcohol, fuman, comen más de la cuenta, no se mueven del sillón... pero lo cierto es que así pierden toda credibilidad de cara a dar consejos. Si se cuidan poquito ellos mismos, imagino que lo que hagan los pacientes les da igual... Esos hombres de la foto están horondos, lo saben perfectamente, y pasan de todo... mal ejemplo, como mínimo.

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  11. Esos hombres de la foto estarán orondos (mejor sin H ;-) pero son los que os pueden contratar.
    No escupais muy alto o seguireis mucho tiempo en el paro, como la mayoría de los Nutricionistas.
    No sé. Cada vez me da más vergüenza esta profesión.
    Ya estamos juzgándonos por nuestro aspecto y publicándolo ¡Madre mía!

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