Hace unos pocos años, el estudio Outcome Reporting Among Drug Trials Registered in ClinicalTrials.gov nos dio detalles de la conocida influencia de los financiadores en los resultados finales de los estudios. Como se resumió en sus conclusiones, las investigaciones sobre medicamentos financiadas por la industria farmacéutica tienen más tendencia a inclinarse por unos resultados positivos. No era la primera vez que se analizaba la cuestión, como se explica en este artículo o este otro, otros trabajos anteriores habían llegado a resultados similares.
Personalmente confío bastante en la buena fe y la profesionalidad de la mayoría de los científicos, pero también imagino que cuando la industria pone el dinero sobre la mesa, piensa detenidamente dónde ponerlo y en qué tipo de trabajos, para evitar tirar piedras sobre su propio tejado. Y de cualquier forma, creo que el mayor problema son los ensayos no publicados, ya que como cuenta Ben Goldabre en Bad Pharma, es una práctica bastante habitual promover la publicación de solo una parte del total de las investigaciones, en concreto aquellas en las que solo se muestran los resultados de "un bando". Y por eso son importantes iniciativas como "All trials", para registrar todos los ensayos que se realicen, independientemente de cuál sea su resultado. Algunas grandes empresas farmacéuticas ya se han adherido a este tipo de políticas, pero otras no parecen estar por la labor.
Aunque sería esperable encontrar una situación similar, este importante problema no se había abordado en profundidad en los estudios sobre nutrición hasta hace muy poco. Y con el objetivo de aportar algo de luz al respecto, se acaba de publicar la revisión sobre el consumo de bebidas azucaradas y su relación con la obesidad, "Reviews examining sugar-sweetened beverages and body weight: correlates of their quality and conclusions". Realmente sería más correcto calificar el trabajo como una revisión de revisiones, porque ha analizado las 20 revisiones realizadas durante los últimos años sobre el tema, 5 de ellas meta-análisis, sus resultados y su posible relación con la fuente de financiación. Y lamentablemente, vuelven a llegar a las mismas conclusiones: En los cuatro estudios financiados por la industria se encuentra una asociación débil entre los refrescos y el sobrepeso. Sin embargo en el resto se identifica una clara relación.
Para ser justos y si no me equivoco, un estudio de hace tan solo unos meses realizado por expertos españoles, fue el primero en alertar sobre esta cuestión de las bebidas con azúcar, la obesidad y la financiación. Se trata de Financial conflicts of interest and reporting bias regarding the association between sugar-sweetened beverages and weight gain: a systematic review of systematic reviews (2013) y, como estarán imaginando, también encontró conclusiones más laxas en los trabajos con conflicto de intereses declarado, es decir, remunerados por la industria,
Como cierre y necesidad para el futuro, les traduzco libremente el párrafo final de la primera revisión mencionada, que creo que es muy acertado en sus apreciaciones:
"Ante un problema científico complejo y controvertido, es importante reducir al mínimo el riesgo percibido o real a la objetividad científica y la calidad metodológica. Se necesitan herramientas más perfeccionadas para evaluar mejor su calidad científica e identificar los factores y mecanismos que pueden influir en las conclusiones de los autores"
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