Lo que dice la ciencia para adelgazar de forma fácil y saludable

27 jun 2019

¿El consumo moderado de alcohol es saludable? Resultados de las últimas revisiones


Cuando hablamos de la relación entre la ingesta de alcohol y la salud, la mayoría de la información que nos llega es contradictoria y confusa.

Por un lado hay claros posicionamientos en contra de entidades relevantes, como la OMS, que alertan de los peligros de su consumo y animan a promover políticas para su reducción (fuente). Por otro, hay otras entidades relacionadas con la alimentación que sugieren en sus recomendaciones que su consumo "responsable y moderado" no es incompatible con una buena salud (ejemplo, ejemplo). Y entre la comunidad científica hay opiniones destacadas favorables a los beneficios del consumo moderado de alcohol (ejemplo).


De hecho, la alabada y admirada dieta mediterránea incluye el alcohol como una de sus características principales. En la siguiente figura pueden ver los criterios que se utilizan para evaluar si una dieta es "mediterránea" en el conocido estudio basado en esta dieta, PREDIMED (fuente).



En efecto, en el punto 8 se valora positivamente el ingerir 7 o más vasos de vino a la semana.

Algo parecido a lo que ocurre en el Mediterranean Diet Serving Score, otro sistema de puntuación para evaluar la "mediterraneidad" de una dieta, del que se puede deducir que lo ideal es beber 1 o 2 vasos de vino o cerveza diarios (fuente):


Por su parte, para intentar vender sus productos la industria de las bebidas alcohólicas utiliza sistemáticamente el argumento de la salud en sus estrategias de marketing  (ejemploejemploejemplo).

El resultado global de todo este maremagnum informativo es predecible: Confusión. Y discusiones demasiado encendidas, muy polarizadas y poco basadas en la evidencia y los datos.

Para intentar poner un poco de luz en todo este "pastel", finalmente me he lanzado a escribir este post, ya que hasta la fecha no había publicado ninguno sobre el tema. Estoy seguro que no resolverá la controversia, pero espero que al menos pueda servir para hacernos una idea de cuál es la situación de la evidencia a día de hoy.


El origen de la controversia

Dado que los posibles efectos negativos del consumo de alcohol ocurrirían a muy largo plazo, es prácticamente imposible pensar en la posibilidad de hacer ensayos de intervención (aunque alguno hay, como luego veremos), por lo que tenemos que recurrir a los estudios observacionales. Y  hay una gran cantidad de estudios de este tipo que concluyen que el consumo bajo-moderado de alcohol se asocia con menor riesgo de mortalidad y enfermedades cardiovasculares. Pero por otro lado, también  hay muchos estudios que muestran que el consumo de bebidas alcohólicas se asocia con un mayor riesgo de otro tipo de enfermedades y además es un hábito indudablemente adictivo.

Los estudios observacionales sobre este tema presentan dos grandes problemas: Por un lado, como ocurre con todos los de esta naturaleza, sus resultados pueden estar muy influenciados por los efectos residuales de algunas variables de confusión, tales como el nivel socioconómico, el tabaquismo o la dieta. Y por otro, muchos de ellos incluyen criterios discutibles a la hora de clasificar a las personas en grupos en función de su consumo, especialmente entre los que no consumen alcohol. Se suelen agrupar a personas abstemias, ex bebedoras y bebedoras ocasionales (que no beben a diario) en el mismo colectivo, el de no bebedores, cuando lo más probable es que sus características y riesgos pueda ser muy diferentes. Por ejemplo, una buena cantidad de ex bebedores han sido consumidores importantes en el pasado y dejan de consumir precisamente debido a problemas de salud relacionados con el alcohol, por lo que sus futuros riesgos en temas de salud es posible que no equivalgan a los de los abstemios.

Y para complicar aun más la cosa, en este tema los sesgos favorables están muy arraigados, ya que el hábito de la bebida en muchos países está muy extendido y socialmente aceptado.

De cualquier forma, lo cierto es que solo hay un mecanismo que nos permitirá encontrar la solución y decidir las mejores recomendaciones y, paradójicamente, es el mismo que ha colaborado en la controversia: los estudios científicos. En la medida en la que tengamos más y mejores estudios, podremos llegar a conclusiones y recomendaciones más fiables.

Así que vamos a ver lo que dicen los últimos que se han publicado.


Últimas revisiones sistemáticas de estudios observacionales

El objetivo de este post y en concreto de este apartado, no es hacer un repaso exhaustivo de todos los estudios existentes, ya que sería una labor interminable y posiblemente poco clarificadora. Creo que es más práctico intentar resumir las conclusiones a las que han llegado las revisiones sistemáticas más recientes y completas, ya que en principio son las que más información y datos han utilizado.

Sin más preámbulos, paso a resumir las que he encontrado, así como sus resultados principales.

1."Do "Moderate" Drinkers Have Reduced Mortality Risk? A Systematic Review and Meta-Analysis of Alcohol Consumption and All-Cause Mortality" (2016). 

Comienzo con esta revisión sistemática sobre la relación entre la mortalidad global y el consumo de alcohol, por varias razones. Porque es bastante reciente, muy conocida y muy citada (especialmente por los detractores del consumo de alcohol). Y porque posiblemente sea la que con más detalle ha intentado resolver los dos problemas anteriormente mencionados en los estudios observacionales: los efectos de las variables de confusión y los errores de clasificación en el grupo de no consumidores de alcohol. Para todo ello, sus autores se han basado en dos estrategias. La primera, utilizar diversos modelos de ajuste, diseñados para eliminar los efectos de dichas variables. La segunda, utilizar criterios para segmentar los resultados de abstemios, ex bebedores y  consumidores ocasionales, evitando englobarlos en un solo grupo.

Cabe destacar que de los 87 estudios identificados, 65 incluyeron ex bebedores en el grupo de abstemios, 50 incluyeron a los bebedores ocasionales en el mismo grupo y solo 13 estuvieron libres de este tipo de errores.

Para empezar, este es el gráfico en el que los autores mostraron los valores globales de mortalidad para cualquier cantidad de consumo de los 87 estudios, sin ajustes, correcciones ni segmentación de ningún tipo:


La figura muestra claramente los resultados que dan argumentos a los defensores de los efectos protectores del alcohol: en general, se observa una reducción global del riesgo relativo de mortalidad.

Pero vayamos ahora a los resultados más específicos.

Para poder visualizarlos mejor, he decidido representarlos gráficamente, mostrando en el eje horizontal la cantidad de alcohol consumida, de acuerdo a estos intervalos:
  • Ocasional: menos de 1,30 gramos diarios
  • Bajo: de 1,30 a 25 gramos gramos por día (aproximadamente hasta dos copas)
  • Moderado: de 26 a 45 gramos diarios (de dos a cuatro copas diarias)
  • Alto: 46 a 65 gramos o más al día.
  • Muy alto: Más de 65 gramos diarios.
Y en el eje vertical se representa el riesgo relativo de mortalidad (siendo 1 el valor de referencia de los abstemios).

Si los resultados obtenidos no son estadísticamente significativos, es decir, no se consideran válidos, los he marcado con un círculo rojo alrededor del punto. Como comprobarán, ocurre en gran cantidad de ocasiones.

Empecemos con el primer gráfico, en el pueden ver el resultado de la variación del riesgo de mortalidad en función de diferentes grados de consumo, respecto a las personas abstemias (línea horizontal 1), sin ningún ajuste adicional:


Como pueden apreciar, presenta el típico perfil en forma de "J"que se menciona en tantas ocasiones y se distingue una reducción del riesgo para el consumo ocasional y bajo, y también algo para el moderado.

En el siguiente gráfico se representan los resultados utilizando un modelo de ajuste para intentar eliminar los efectos de las variables de confusión:


Respecto al primer gráfico, se aprecia cómo la reducción del riesgo para el consumo ocasional y consumo bajo prácticamente desaparece (sus valores aumentan respecto al anterior y están muy cercanos al eje horizontal con valor 1) y además los valores obtenidos no son estadísticamente significativos.

Partiendo de estos resultados ajustados, los autores hicieron un experimento: fueron eliminando sucesivamente los ajustes respecto a ciertas variables, para comprobar  como cambiaba el riesgo, y representaron los resultados


Como se aprecia en la figura, del valor ajustado de 0,97 (superior) y no significativo, al retirar sucesivamente los ajustes para diversas variables el riesgo se va reduciendo (desplazando hacia la izquierda), hasta un valor bastante menor (0,86). Por ello puede deducirse que estas variables es muy probable que estuvieran influenciando en los resultados.

En el tercer gráfico se representan los valores de riesgo únicamente utilizando los resultados de aquellos estudios que distinguieron a las personas abstemias de las ex bebedoras y las de consumo ocasional:


Aunque los resultados de consumo ocasional, bajo y moderado se asocian a menor riesgo, sus valores son menos acusados que los del primer gráfico y además no fueron estadísticamente significativos.

En el próximo gráfico los autores representan  únicamente los resultados de los estudios que consideraron de mayor calidad (es decir, aquellos en los que solo se incluyeron personas abstemias de por vida, midieron adecuadamente la cantidad de alcohol, con sujetos de edad media menor de 60 años en el momento de la ingesta y mayor de 55 años en el seguimiento), y excluyendo uno de ellos por su desproporcionada influencia:




En este caso no se detecta una posible reducción de riesgo en los rangos de bajo consumo y moderado, siendo además dos de estos resultados no significativos.

Teniendo en cuenta todos estos resultados (y otros incluidos en el documento original), los autores redactaron las siguientes conclusiones:

"La hipótesis de que el sesgo de personas abstemias determina de manera crucial la relación entre el riesgo de mortalidad y el consumo de alcohol está parcialmente respaldada por nuestros hallazgos. Específicamente, la práctica común de incluir a los ex bebedores en el grupo de personas abstemias sesga las estimaciones de riesgo hacia su reducción, lo que aumenta la apariencia de los beneficios para la salud del consumo bajo de alcohol. 

Las estimaciones de riesgo relativo para ex bebedores fueron consistentemente altas, en segundo lugar tras la categoría de mayor consumo de alcohol. Esto se debe probablemente a que las personas dejaron de beber por razones de salud, lo que favorece una esperanza de vida más corta, independientemente de que esté relacionado o no con su consumo de alcohol. 

La evidencia de sesgo debido a la inclusión de bebedores ocasionales en el grupo de abstemios no pudo ser confirmada y requiere mayor investigación, al igual que la propuesta de reemplazar a los abstemios de por vida como el grupo de referencia más apropiado para evaluar el riesgo de beber en estudios futuros.

También debe mencionarse que en todos los modelos agrupados presentados, independientemente de si se excluyeron los valores atípicos o se controlaron las características a nivel de estudio, los bebedores ocasionales tuvieron riesgos de mortalidad muy similares a los de los bebedores de bajo volumen. Esto significa que si se considera que los bebedores ocasionales son un grupo de referencia más apropiado que los abstemios, no habría evidencia de efectos de protección de la salud para los bebedores de bajo volumen o cualquier otra categoría de bebedores.

En resumen, nuestro estudio sugiere que está justificada una posición escéptica respecto a la evidencia de que el consumo de bajo volumen de alcohol esté asociado con beneficios para la salud. (...)".

Antes de continuar con la siguiente revisión, quisiera mencionar que este trabajo recibió todo tipo de comentarios por parte de la comunidad científica, algunos positivos y otros no tanto. Uno de los más duros fue "Robustness of the J-Shaped Association of Alcohol With Coronary Heart Disease Risk" (2016), en el que se ponía abiertamente en duda gran parte del enfoque utilizado en esta revisión sistemática. Sin embargo, los autores respondieron en otra publicación "Whether Low Volume Alcohol Use Is Cardio-Protective Is Important for Public Health Policy So the Available Evidence Deserves Critical Analysis: The Authors Respond" (2016), defendiendo con argumentos y referencias su metodología y enfoques.

Otro de estos comentarios críticos fue "Comments on Moderate Alcohol Consumption and Mortality" (2016), cuyos autores afirmaron que los criterios de selección de estudios ya se habían utilizado en una revisión anterior diez años antes (en esta) pero habían sido considerados como incorrectos en un simposium de expertos. Sin embargo, debo añadir que en su texto no aclaran demasiado sus argumentos y que también conviene leer el apartado de los posibles conflictos de interés de dichos expertos (al final del texto)  para comprobar que una gran parte de ellos han recibido compensaciones por parte de la industria del alcohol. Una anécdota: incluso respecto a aquellos sobre los que no hay información (como ocurre con el representante español Ramón Estruch, que en el documento se resalta que no ha respondido a las repetidas peticiones para formalizar su declaración de conflictos de interés), es sencillo encontrar posibles fuentes de conflicto; por ejemplo su pertenencia al "Comité Científico" de la entidad "Cerveza y Salud", creado por la industria cervecera.


2. Alcohol Consumption and Mortality From Coronary Heart Disease: An Updated Meta-Analysis of Cohort Studies (2017)

Pasemos a la segunda revisión sistemática. Fue realizada por el mismo equipo investigador que la anterior, utilizando enfoques análogos, pero en este caso en lugar de analizar la mortalidad global se centraron en la mortalidad debida a enfermedad cardíaca, ya que suele ser el ámbito en el que se suelen detectar los posibles beneficios.

Siguiendo criterios parecidos, utilizaron diversos modelos de ajuste y seleccionaron los estudios con los que podrían segmentar los resultados.

Dado que la cantidad de tablas y resultados en este caso es muy abundante, he seleccionado y representado gráficamente tan solo unos pocos, así que si desean profundizar les recomiendo consultar el documento original, que es de libre acceso.

En el primer gráfico pueden apreciar los resultados generales en personas de 19 a 55 años y en el segundo los de personas de 56 a 78 años:




Se aprecia la típica reducción del riesgo para cantidades bajas y moderadas, aunque algunos resultados no son significativos.

Al utilizar un modelo para intentar minimizar los efectos de las posibles variables de confusión, los resultados son los siguientes (56 a 78 años):


Sigue siendo clara una reducción del riesgo respecto a los abstemios, aunque la cantidad de resultados no significativos es mayor que antes.

Si además del modelo para minimizar los efectos de las variables de confusión se tiene en cuenta la salud cardíaca previa, el resultado obtenido es el siguiente (para todas las edades):


Como pueden observar, las diferencias son menores pero se sigue manteniendo la reducción de riesgo, aunque con valores estadísticamente no significativos.

Para terminar, el siguiente gráfico muestra los resultados de los estudios considerados como de mayor calidad:


De nuevo se aprecia un menor riesgo para el consumo bajo y moderado, pero con valores estadísticamente no significativos.

Al igual que en la revisión anterior, los autores probaron a ir retirando sucesivamente los ajustes realizados para las variables de confusión en personas de 55 años o menos y volvieron a comprobar cómo el riesgo se reducía considerablemente, confirmando la influencia de dichas variables:



T

Y estas fueron su conclusiones:

"Nuestra principal conclusión es que no se puede confirmar la hipótesis de que el consumo de bajo volumen de alcohol puede conferir protección cardiovascular, ya que siguen existiendo explicaciones alternativas plausibles para los hallazgos observados. Primero, hay problemas metodológicos sustanciales en muchos de los estudios intrínsecamente abiertos a fuentes de sesgo y factores de confusión no medidos. Más específicamente, 38 de los 45 estudios identificados contenían sesgos sobre ex bebedores y bebedores ocasionales y 16 utilizaron medidas inadecuadas del consumo diario de alcohol. Los resultados confirmaron la importancia de separar a los bebedores ocasionales y ex bebedores del grupo de los abstemios, ya que ambos grupos mostraron un riesgo de mortalidad por enfermedad cardíaca significativamente elevado, especialmente en los hombres.

En los análisis segmentados no se observó cardioprotección en poblaciones predominantemente asiáticas ni en estudios de poblaciones blancas reclutadas a una edad de hasta 55 años. Se puede interpretar que los efectos favorables respecto a la enfermedad cardíaca  para los bebedores solo para grupos de mayor edad refleja la acumulación de sesgo de selección relacionado con el transcurso de la vida, lo que hace que bebedores continuos muy seleccionados se comparen con los abstemios cada vez menos saludables.

Concluimos que existen motivos para el escepticismo acerca de la hipótesis de que el consumo de alcohol puede ser cardioprotector y recomendamos que los futuros estudios prospectivos no solo eviten los grupos de referencia de abstemios sesgados, sino que también tomen medidas para minimizar otras formas de sesgo de selección en el transcurso de la vida, (...) También recomendamos que se considere el nivel de consumo de ex bebedores y que éstos y los bebedores actuales se combinen al estimar los efectos de todos los niveles y patrones de consumo de alcohol en la salud."

3. The relationship between different dimensions of alcohol use and the burden of disease-an update (2017)

Este tercer trabajo es una "revisión sistemática de revisiones", es decir, recopila, analiza y combina los resultados de todas las revisiones existentes sobre el tema. Podría considerarse una actualización de otra similar realizada en el año 2010.

Sus autores, que han colaborado en una buena cantidad de investigaciones relacionadas, recopilaron los resultados para diversos tipos de enfermedades, y en base a la evidencia disponible dedujeron el posible efecto que podría tener el consumo de alcohol en dichas enfermedades.

Como resumen final de todo este trabajo, la revisión incluye la siguiente tabla en la que se sintetizan las conclusiones del los efectos del consumo de alcohol en la salud:


Como pueden observan, los efectos son mayoritariamente perjudiciales.

Por otro lado, la revisión incluye un anexo con gráficos en los que se han calculado modelos de respuesta a la dosis de la relación entre algunas de estas enfermedades y el consumo de alcohol. Aquí los tienen:























En base a todo ello, los autores hacen este resumen de sus conclusiones:

"Esta revisión sistemática muestra que el alcohol tiene un gran impacto causal en las enfermedades y la mortalidad, con frecuencia con un patrón de respuesta a la dosis que se va acelerando. Desde la última revisión, han aparecido muchas revisiones y metaanálisis nuevos, pero aunque se han agregado nuevas categorías de enfermedades, el hecho de que el consumo de alcohol es un importante contribuyente a la carga de mortalidad y enfermedad no ha cambiado. (...)

Nos gustaría terminar esta revisión recordando que si bien la carga de la enfermedad y la mortalidad atribuible al alcohol es grande, es solo una parte del daño de su consumo. Además del daño a la salud, el daño social que provoca es de dimensiones similares y debe incluirse en cualquier consideración del impacto general del consumo de alcohol."

4. Risk thresholds for alcohol consumption: combined analysis of individual-participant data for 599 912 current drinkers in 83 prospective studies (2018)

Aunque esta investigación no es formalmente una revisión sistemática, la he incluido porque se han combinado los resultados de una gran cantidad de estudios realizados en países desarrollados, con datos únicamente de personas que beben alcohol, excluyendo a abstemios y exbebedores para evitar posibles problemas y sesgos en las comparaciones con estos grupos.

Sus autores analizan la relación entre el consumo de alcohol y unas cuantas enfermedades en más de medio millón de personas.

El resultado global, sin matizar las cantidades de consumo, queda resumido en la siguiente figura:



Se aprecia que, excepto para el infarto de miocardio, para la mayoría de las enfermedades el consumo de alcohol se asocia con mayor riesgo.

Respecto al la relación para cada enfermedad en función de la cantidad consumida, el trabajo incluye los siguientes gráficos con los resultados trabajados estadísticamente:






Se observan reducciones de riesgo significativas para el caso de enfermedad cardiovascular en general y para infarto de miocardio.

Además, también se realiza un cálculo de los años de vida perdidos en función de la edad y del rango de consumo de alcohol:


Las conclusiones que redactaron los autores fueron las siguientes:

"Nuestro estudio ha resaltado los complejos y diversos mecanismos potenciales mediante los cuales el consumo de alcohol puede ejercer efectos cardiovasculares. Se ha demostrado que la asociación entre el consumo de alcohol y el riesgo total de enfermedad cardiovascular comprende varias curvas distintas y opuestas de respuesta a la dosis, en lugar de una sola en forma de "J". Por un lado un mayor consumo de alcohol se asoció linealmente con un mayor riesgo de todos los subtipos de accidente cerebrovascular, con enfermedad coronaria (excluyendo el infarto de miocardio) con insuficiencia cardíaca y con varios subtipos de enfermedades cardiovasculares menos comunes. Y por otro se asoció linealmente con un menor riesgo de infarto de miocardio (...)

Nuestro estudio muestra que entre los bebedores el umbral para el riesgo más bajo de mortalidad global fue de aproximadamente 100 g por semana (aproximadamente una copa diaria). Para los subtipos de enfermedad cardiovascular distintos del infarto de miocardio, no hubo umbrales claros por debajo de los cuales el menor consumo de alcohol dejó de estar asociado con un menor riesgo de enfermedad. Estos datos respaldan la adopción de límites de consumo de alcohol más bajos que los recomendados en la mayoría de las recomendaciones actuales."

5. Alcohol use and burden for 195 countries and territories, 1990–2016: a systematic analysis for the Global Burden of Disease Study 2016 (2018)

Esta gigantesca revisión publicada el año pasado recopila los datos de casi 600 estudios de todo el mundo, analizando la relación entre el consumo de alcohol, la mortalidad y una buena cantidad de enfermedades.

Incluye varios gráficos en los que se representan las curvas calculadas para dichas relaciones, por lo que incluyo algunos de ellos a continuación.

Estos serían los de las mujeres para las enfermedades de cáncer de mama, diabetes, enfermedad cardíaca isquémica y tuberculosis:




Y estos serían los resultados de los hombres, sustituyendo el cáncer de mama por el cáncer de labios y oral:




En este documento suplementario que acompaña a la revisión se incluyen más gráficos para una gran cantidad de otras enfermedades o problemas de salud, tales como otros tipos de cáncer, cirrosis, epilepsia, accidentes, etc. Pueden consultar dicho documento si les interesa conocer la relación de todas ellas con el consumo de alcohol.

El estudio incluye también,como conclusión global final, un gráfico que pretende representar la relación entre la salud en general y el consumo de alcohol, evaluando tanto los posibles beneficios como los perjuicios de su consumo:



Como se puede apreciar con claridad, desde una perspectiva global de la salud el consumo de alcohol no presenta beneficios, ni siquiera en bajas cantidades.

Las conclusiones de sus autores fueron las siguientes:

"El consumo de alcohol es un factor de riesgo importante de enfermedad en todo el mundo, ya que representa casi el 10% de las muertes globales entre las poblaciones de 15 a 49 años de edad, y plantea graves consecuencias para la salud de la población futura en ausencia de medidas políticas. 

La opinión generalizada de los beneficios para la salud del alcohol necesita ser revisada, particularmente a medida que los métodos y análisis mejorados continúan mostrando en qué medida contribuye el consumo de alcohol a la mortalidad y a la discapacidad en el mundo. 

Nuestros resultados muestran que la cantidad más segura de ingesta es cero. Este nivel está en conflicto con la mayoría de las pautas de salud, que defienden los beneficios de salud asociados con el consumo de hasta dos raciones por día. El consumo de alcohol contribuye a la pérdida de salud por diversas causas y cobra su precio a lo largo de la vida, especialmente entre los hombres. Las políticas que se centran en reducir el consumo a nivel de la población serán más efectivas para reducir la pérdida de salud debida al consumo de alcohol".


Otros estudios observacionales con aleatorización mendeliana

Tras este repaso a las últimas revisiones de estudios observacionales, vamos a cambiar de enfoque y conocer los resultados de otro tipo de estudios. Son los llamados "de aleatorización mendeliana", que de naturaleza observacional pero bastante especiales, ya que son bastante más fiables que los "normales" a la hora de deducir causalidad de sus resultados.

¿Y por qué son más fiables? Explicado brevemente, en este tipo de estudios se identifica una particularidad genética que esté directamente relacionada con el hábito o la variable estudiada y se utiliza para segmentar el análisis de las relaciones. La Wikipedia lo describe y explica así:

"La aleatorización mendeliana (MR) es un método que permite probar, o en ciertos casos estimar, un efecto causal a partir de datos observacionales en presencia de factores de confusión. Utiliza polimorfismos genéticos comunes con efectos bien conocidos en los patrones de exposición (por ejemplo, propensión a beber alcohol) o efectos que imitan a los producidos por exposiciones modificables (por ejemplo, aumento del colesterol en la sangre). Es importante destacar que el genotipo solo debe afectar el estado de la enfermedad indirectamente a través de su efecto en la exposición de interés.

Debido a que los genotipos se asignan aleatoriamente cuando se pasan de padres a hijos durante la meiosis, si asumimos que la elección de pareja no está asociada con el genotipo (panmixia), entonces la distribución del genotipo de la población no debe estar relacionada con los factores de confusión que típicamente afectan a los estudios epidemiológicos observacionales. En este sentido, la aleatorización mendeliana se puede considerar como un ensayo controlado aleatorio "natural". Debido a que el polimorfismo es el instrumento, la aleatorización mendeliana depende de estudios de asociación genética previos que hayan proporcionado buenos genes candidatos para responder a la exposición al riesgo."

Es decir, que esos genes no deberían afectar a otras cuestiones, así que podemos tener cierta seguridad de que estamos evitando los efectos de las variables de confusión. Es la razón por la que podrían hacerse deducciones de causalidad con mucha menos incertidumbre.

Para que lo entiendan mejor, en el caso del alcohol se han identificado genes que impiden a ciertas personas tomar alcohol, por lo que son abstemios por obligación. En un estudio observacional sus indicadores de salud podrían compararse con los de otro grupo equivalente pero sin esa peculiaridad genética. De la misma forma, hay genes que se relacionan con una mayor ingesta de alcohol, por lo que su presencia también podría utilizarse como criterio a la hora de hacer los grupos y los análisis estadísticos segmentados.

Dado que es una técnica relativamente nueva, todavía no hay demasiados estudios de este tipo relacionados con la ingesta de alcohol y la salud, ni revisiones sistemáticas específicas, así que tendremos que conformarnos con la recopilación que he conseguido hacer.

En primer lugar les enumero aquellos que han concluido que el consumo de alcohol se asocia a efectos perjudiciales para diversos aspectos de la salud y enfermedades:
Y a continuación, estos son los estudios en los que no se ha encontrado relación de causalidad (ni perjuicios ni beneficios) entre enfermedades y el consumo de alcohol:
También he encontrado un estudio con resultados mixtos, Exploring causal associations of alcohol with cardiovascular and metabolic risk factors in a Chinese population using Mendelian randomization analysis (2015), que concluyó que un perfil genético relacionado con un mayor consumo de alcohol se asoció a menor colesterol HDL (perjudicial), menor tensión arterial (beneficioso) y más triglicéridos en personas con diabetes (perjudicial).

En resumen, de los estudios de aleatorizacion mendeliana tampoco podemos deducir que se puedan conseguir beneficios del consumo de alcohol, aunque hay bastantes indicios de posibles perjuicios y problemas.


¿Y qué hay de los ensayos de intervención?

Como he mencionado en la introducción, la posibilidad de recurrir a ensayos de intervención que promuevan el consumo (moderado) de alcohol es bastante complicada. En primer lugar, porque es difícil que un comité ético apruebe este tipo de intervención. Y en segundo lugar, porque los efectos negativos del alcohol suelen aparecer a muy largo plazo, por lo que es muy difícil mantener un ensayo durante tantos años.

De cualquier forma, he encontrado un par de ellos que han dado lugar a tres publicaciones:
El primero, de dos años de duración, se realizó con personas con diabetes tipo 2 y analizó si mejoraban algunos indicadores cardiovasculares y el peso corporal. El segundo duró seis meses y analizó los efectos del alcohol en la presión arterial, también en personas con diabetes tipo 2.

Los resultados de ambos son poco concluyentes. Por un lado, en el primero se detecto una pequeña mejora en el colesterol, sin más beneficios en otros indicadores. En el segundo, los resultados respecto a la presión arterial no fueron significativos. Además, el metaanálisis de ensayos posterior "The effect of a reduction in alcohol consumption on blood pressure: a systematic review and meta-analysis" (2017) analizó el efecto de la intervención contraria, el reducir la ingesta de alcohol. Y concluyó que tomando menos alcohol se lograba una reducción de la presión arterial.


Mis conclusiones

Personalmente, yo resumiría toda esta información de la siguiente forma:

1. Teniendo en cuenta todos los posibles efectos para la salud, el balance global del consumo de alcohol es muy posiblemente negativo para cualquier cantidad y especialmente negativo en cantidades elevadas.

2. La evidencia sobre posibles beneficios específicos del consumo bajo de alcohol en algún tipo de enfermedad cardiovascular  (como el infarto de miocardio) no es sólida. Y si futuros estudios confirman su existencia, posiblemente sea bastante menor de lo que suele pensarse.

En base a todo ello, creo que es bastante obvio que no debería recomendarse ni promocionarse el consumo de alcohol, más bien al contrario, deberían mantenerse políticas para su reducción.

Y si alguien decide tomar bebidas alcohólicas, no debería justificar su decisión en base a posibles beneficios para la salud.

4 comentarios:

  1. Hola, sabes los gramos de alcohol a cuántos tragos o bebidas alcohólicas equivalen? Gracias

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    1. Lo explico en la primera revisión:

      Ocasional: menos de 1,30 gramos diarios
      Bajo: de 1,30 a 25 gramos gramos por día (aproximadamente hasta dos copas)
      Moderado: de 26 a 45 gramos diarios (de dos a cuatro copas diarias)
      Alto: 46 a 65 gramos o más al día.
      Muy alto: Más de 65 gramos diarios.

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    2. Quizás la pregunta se refiere a cuántos gramos de alcohol nos aporta cada bebida. Para calcular los gramos que ingerimos, basta con conocer el volumen de bebida ingerida (vino, cerveza, ginebra, etc.) y la proporción de alcohol de cada una (los "grados" que tiene).
      Yo tomo habitualmente dos copas pequeñas de vino, una en la comida y otra en la cena, de unos 100 ml cada una. El tinto, de mediodía, tiene unos 13,5 % de alcohol, y el blanco o rosado de la cena tienen 10-11 grados (10-11% de alcohol).
      Por tanto, yo ingiero 13,5 + 10,5 (media entre 10 y 11): 24 gramos de alcohol cada día.
      Si tomase cerveza (como tantas personas hacen), haría el cálculo con los grados de esta bebida (alrededor del 5%) y el volumen que tomase (por ejemplo, una lata tiene 330 ml).

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  2. ¡GENIAL!
    Me parece muy aclarador, me planteo una duda, ¿crees que podrían extrapolarse estos resultados al vino concretamente? Lo comento porque se habla de consumo de alcohol, pero podría hacerse un símil con el azúcar, posiblemente más azúcar peor pero no deberíamos extrapolarlo a la fruta. Un saludo Luis.

    Carlos Ocaña

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