Tras un pequeño intercambio de pareceres el pasado 3 de abril con el amigo Juan Revenga respecto a un interesante post suyo sobre el consumo de sal y lo que dicen los últimos estudios disponibles, ocurrió una de esas coincidencias que, si fuera menos escéptico, pensaría que se deben al destino. Resulta que, justo al día siguiente de nuestro diálogo, el British Medical Journal, una de las más prestigiosas revistas médicas del mundo, decide publicar dos recientísimas revisiones sobre el tema.
En mi comentario le transmití a Juan los resultados de unos recientes y prestigiosos estudios sobre el consumo de sal, que como ya comenté en un post anterior, habían llegado a conclusiones controvertidas o poco claras. Y deduzco que aquellas investigaciones debieron despertar la inquietud de bastante gente, ya que ahora nos han llegado estas nuevas revisiones, quizás iniciadas poco después y pretendiendo buscar respuestas clarificadoras.
Una de ellas se ha realizado desde la iniciativa Cochrane, analizando el efecto de la reducción de sal a largo plazo en la variación de la presión arterial "Effect of longer term modest salt reduction on blood pressure: Cochrane systematic review and meta-analysis of randomised trials". Y la otra la ha liderado un equipo independiente internacional, estudiando los efectos sobre la salud y enfermedades, "Effect of lower sodium intake on health: systematic review and meta-analyses". Ambas incluyen el análisis de estudios de intervención (el segundo también observacionales), que son los más rigurosos a la hora de buscar causalidad.
Les adelanto que ambas concluyen que comer menos sal es una buena propuesta y que puede prevenir algunas enfermedades. Aunque también cada una de ellas tiene diferentes matices interesantes de comentar. Veámoslas con más detalle.
El primero, es el más taxativo en sus conclusiones. Sus autores no solo tienen muy claro que la reducción de sal consigue un descenso de la presión arterial (que aunque no muy elevado, es especialmente significativo entre personas con hipertensión, con valores entre 3 y 5 mm Hg), además creen que esos resultados serán mejores si la ingesta se reduce aún más. Los resultados de los estudios incluidos y representados gráficamente parecen bastante convincentes (Si el punto está situado a la izquierda de la línea vertical, significa que la tensión ha descendido tras la intervención):
También es destacable que los investigadores en sus textos critican duramente los mencionados estudios previos-poco-claros que asociaban una muy baja ingesta de sal con riesgos para la salud, por sus fallos de diseño e interpretación. Como era esperable, los autores de aquellos no han tardado en responderles, defendiéndose de estas críticas y discrepando con las más recientes conclusiones.
En el segundo meta-análisis, los resultados van en la misma dirección, pero sus autores parecen menos vehementes. La reducción identificada de la presión arterial es similar, modesta pero apreciable entre hipertensos y pequeña entre personas con tensión normal. Sin embargo, en estudios que han analizado las diferencias de consumo global de sal entre dos grupos (más de 3 gramos de sal vs menos de 3 gramos de sal o más de 5 gramos de sal vs menos 5 gr de sal) las diferencias encontradas no han sido significativas.
Esta segunda revisión también analiza la incidencia de algunas enfermedades al reducir la sal y, en este caso, los resultados son mucho menos claros que con la tensión. En el caso de la reducción del número de eventos cardiovasculares, enfermedad cardíaca y mortalidad total, según los autores los resultados no son concluyentes. Por el contrario, para el ictus y para la mortalidad por enfermedad cardíaca, encuentran que existe un aumento de riesgo moderado al aumentar el consumo de sal. No muy importante, pero significativo. Y al final del estudio hacen hincapié en que hay que seguir investigando para precisar y confirmar estos resultados.
Tras leerlos detenidamente, en mi opinión las cosas quedan algo más claras ahora. Sin ser el veneno que algunos insisten en proclamar y aunque la reducción de sal no sea milagrosa ni efectiva siempre, parece claro que la moderación respecto a su consumo debería ser la directriz general, especialmente entre los hipertensos, considerado que su consumo está bastante por encima de las cantidades recomendadas. Tal y como he comentado más de una vez, la minimización de comida altamente procesada y comida rápida, que la contiene en gran cantidad, seguramente es la decisión más inteligente para conseguirlo, por los múltiples beneficios que además conseguirá al reducir otros componentes indeseables que suelen incorporar.
De cualquier forma, las diferencias importantes entre diferentes expertos y la falta de rotundidad de algunos de ellos me hacen pensar que hay que seguir trabajando en encontrar la evidencia respecto al efecto de la sal en la salud y diversas enfermedades.
Por cierto, en el mismo número de BMJ se publicó otro meta-análisis que complementa a estos dos, relacionado con la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares, analizando el efecto del potasio en la dieta, "Effect of increased potassium intake on cardiovascular risk factors and disease: systematic review and meta-analyses". En este caso las noticias son más positivas, porque tras revisar una veintena de estudios de intervención, se concluyó que las personas hipertensas pueden reducir su tensión arterial y el riesgo cardiovascular de forma significativa (unos 5 mm Hg) aumentando su ingesta de potasio, sin efectos colaterales para otros aspectos relacionados con la salud.
Eso sí, si decide seguir esta recomendación, le ruego que procure incorporar el potasio desde sus fuentes naturales, no mediante los alimentos funcionales enriquecidos con este elemento, que además de ser unos mediocres sustitutos, suelen incluir otros ingredientes y componentes no tan recomendables.
Los estudios ¿se refieren a sal refinada o sin refinar? Quizá la distinción es relevante, pues una sal que es prácticamente mero cloruro sódico podría tener efectos diferentes a una sal con muchos oligoelementos disponibles. Agradecería alguna aclaración.
ResponderEliminarEl estudio es sobre la reducción de la cantidad de la ingesta de sodio, sin distinguir el tipo de sal. En principio,no creo que el efecto en la tensión arterial dependa de otros componentes de la sal.
ResponderEliminarYo considero que el efecto de la sal en la mayoría de personas es positivo cuando su consumo no excede el limite necesario.
ResponderEliminarPara desgracia del comentarista "Sal Yodada", el efecto de la sal en los humanos no depende de las consideraciones u opiniones que podamos tener, como demuestran los estudios citados.
ResponderEliminarSaludos.