Seguro que ha escuchado esta frase en numerosas ocasiones: "No hay alimentos buenos ni malos, sino dietas buenas y malas". Seguramente pensará que es una afirmación muy sensata, porque hay que comer de todo, porque las cantidades influyen, etc. Pero le presentaré algunas reflexiones que quizás le hagan replantearse esta opinión.
Primera reflexión: Correlación entre los cambios alimenticios y el sobrepeso.
En el triple estudio Changes in Diet and Lifestyle and Long-Term Weight Gain in Women and Men publicado en 2011, en el que se hizo seguimiento a unas 120.000 durante casi 20 años, se identificó la correlación entre las variaciones en la ingesta de determinados alimentos y el cambio en el peso. El resultado es esta especie de lista de alimentos que "ayudan" a engordar (los de arriba y a la derecha del eje) y a adelgazar (abajo a la izquierda):
Segunda reflexión: Sospechosos si se comen en exceso pero importantes.
Aunque hay alimentos que algunos estudios han correlacionado su consumo excesivo con riesgos de diferentes enfermedades (lo cual tampoco implica obligatoriamente causalidad), algunos de ellos pueden ser importantes fisiológicamente. Por ejemplo, los que aportan proteínas, fibra o grasas esenciales podrían estar en este grupo (aunque con todas las reservas y la sensatez que sugieren los datos, sin exageraciones ni alarmismos, como explico en este artículo o en este otro). En estos casos es cierto que no existe la maldad o la bondad absoluta, conviene comerlos, pero controlando su cantidad.
Tercera reflexión: Sospechosos y prescindibles.
Sin embargo, hay un tipo de alimentos que no son imprescindibles (no se produce ninguna patología si no se comen), no aportan más componentes que los dirigidos a obtener energía, tienen indeseables efectos secundarios (como puede leer aquí), diversos estudios han relacionados su ingesta con varias enfermedades (como puede leer aquí) y en el gráfico superior ocupan gran parte de los puestos de cabeza. Como ya habrá deducido, me refiero a los alimentos altamente procesados, con frecuencia muy ricos en carbohidratos de rápida absorción o refinados y otros componentes indeseables.
Lo que dicen los expertos.
En este artículo de The New York Times, dio su opinión sobre el tema uno de los autores del estudio, Darius Mozaffarian: "No es cierto, como dice la industria alimentaria, que no hay comida mala. Hay alimentos buenos y alimentos malos y la recomendación debe ser comer más de los buenos y menos de los malos".
Y ahora, ¿todavía sigue pensando que no hay alimentos malos?
Mi principal duda se refiere a las frutas. Tengo la sensación de que están sobrevaloradas, y de que se han convertido en símbolo de salud por antonomasia sin motivos que lo avalen.
ResponderEliminarPersonalmente, he restringido su consumo a dos raciones diarias, y aún me planteo si reducirlo más, pues tanto las vitaminas como la fibra que proporcionan podríamos obtenerlas de verduras y hortalizas.
Hace algún tiempo, oí en la radio a una oyente afirmar que consumía ¡quince! piezas de fruta al día. Hasta el médico que estaba hablando se escandalizó (y yo también, las cosas como son).
Por otro lado, hay algo que escuché o leí recientemente, y que en síntesis decía que las frutas que consumimos en la actualidad son resultado de una serie de selecciones a fin de obtener variedades más dulces.
No sé qué opinarás tú sobre todo ésto.
Un saludo,
Natalia
Natalia, las frutas de ahora probablemente no se parezcan mucho a las originales, pero los estudios epidemiológicos, hasta la fecha, son unánimes: Más frutas, mejor salud, menos sobrepeso a largo plazo.
ResponderEliminarDe ahí a comer quince piezas... 2-3 al día creo que es una buena cantidad.
Muchas gracias por tu respuesta, y perdona las molestias.
ResponderEliminarNatalia
No hay nada que perdonar, gracias a ti por tu interés!
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