Le recuerdo que en esta serie de artículos he recopilado y resumido los resultados de los meta-análisis existentes sobre la carne roja y diversos tipos de cáncer. Aquí tiene el enlace a cada uno de ellos:
- Cáncer colorrectal
- Cáncer de mama
- Cáncer de esófago
- Cáncer de páncreas, ovarios, próstata, vesícula y riñón.
Bien, también es momento de mojarme y exponer las conclusiones que personalmente saco tras los cuatro artículos sobre el cáncer. Esta sería mi opinión-interpretación y conclusiones sobre el tema:
1. Los estudios son relevantes. Aunque estamos hablando en todo momento de estudios observacionales, normalmente mucho menos fiables que los de intervención a la hora de deducir causalidad, la cantidad es importante, los periodos de tiempo amplios y los métodos de análisis robustos, por lo que aquellos meta-análisis que incluyen los estudios mejor diseñados merecen ser tenidos en cuenta.
2. El riesgo de cáncer colorrectal es claro. El aumento de riesgo relativo es significativo en el caso del cáncer colorrectal para las personas que más carne roja comen, pero para el resto de los tipos de cáncer por el momento no creo que haya evidencias suficientes que prueben un aumento de riesgo. Quizás en el caso del cáncer de esófago spodamos hablar también de indicios, pero poco más. La asociación con el colorrectal se detecta en muchos estudios, así que sería absurdo negar su existencia, al contrario de lo que ocurre con otras fuentes de proteína animal como el pescado o carnes blancas, que siempre salen con menor riesgo en todos los estudios.
3. El riesgo es más bien bajo. El aumento de riesgo relativo en el caso de cáncer colorrectal es sobre el 20-30%, lo que en cualquier estudio epidemiológico observacional se suele considerar bajo-moderado. Y, como expliqué en este post anterior, sabiendo que la incidencia de este tipo de cáncer no es muy elevada comparada con otros tipos de enfermedades, el riesgo absoluto es pequeño, ya que la posibilidad de contraerla es sobre el 5% para los que menos carne comen y sobre el 6-7% para los que más. Así que desde el punto de vista individual, no es un factor como para obsesionarse.
4. La respuesta a la dosis no está clara. Los datos que hay sobre la cantidad recomendada para reducir el riesgo de cáncer colorrectal al máximo son diversos y heterogéneos. En algunos casos el estudio de la respuesta a la dosis parece indicar que bastan pequeñas cantidades de este alimento, unos 150 gramos semanales, para que se produzca el aumento del riesgo, pero en otros trabajos este aumento de riesgo es significativo sobre todo cuando se superan los 500 gramos semanales. También los estudios sobre otras enfermedades se mueven en esta cantidad. Así que sobre este tema es necesaria más investigación y por el momento poco se puede deducir con seguridad.
Bien, para llevar a la práctica todas estas ideas y por si le sirve de ayuda, le propongo a modo de ejemplo tres posibles enfoques (muy similares a los que ya comenté en el primer post de la serie):
1. El muy prudente: Para minimizar la posibilidad de riesgo al máximo, reduce la ingesta de carne roja por debajo de los 150 gramos semanales.
2. El moderado: Dado que el riesgo es más bien bajo y todavía hay cuestiones sin resolver, da prioridad a otras decisiones que mejoren sus hábitos de vida (no fumar, no beber, hacer ejercicio, reducir estrés...) y diseña su dieta habitual priorizando también otros alimentos que se asocian a un menor riesgo (vegetales, frutas, legumbres, frutos secos, aves, pescado, lácteos...). Después la completa con carne roja, añade hasta 2-3 raciones semanales de la misma (mejor menos de 500 gramos), que parece una cantidad razonable viendo su relación con la globalidad de las enfermedades, y además sigue las recomendaciones de preparación que minimizan la creación de compuestos cancerígenos.
3. El despreocupado por la carne pero saludable en el resto: Dado que el riesgo es más bien bajo y todavía hay cuestiones sin resolver, decide asumirlo y come toda la carne roja que le apetezca pero incorpora otros hábitos saludables (no fumar, no beber, hacer ejercicio, reducir estrés...). Además, también incluye en su dieta cantidades importantes de otros alimentos que se asocian a una reducción de riesgo (vegetales, frutas, legumbres, frutos secos, aves, pescado...).y sigue las recomendaciones de preparación que minimizan la creación de compuestos cancerígenos.
No son más que tres ejemplos, pero conociendo los datos, la decisión final está en sus manos.
Solo queda decir: CHAPEAU. Bien recopilado, bien presentado y bien concluído. Enhorabuena; es un gustazo visitar este blog.
ResponderEliminarExcelente blog, me encanta, al leerlo me he quitado muchos mitos sobre la alimentacion.
ResponderEliminarGracias y saludos desde Peru
quien me puede hacer una conclusion sobre la carne
ResponderEliminarCuanta menos, mejor: por salud, por el bien del Planeta y para que no haya maltrato animal.
EliminarDa gusto que haya personas como tú
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